No puedo ver la felicidad que refleja Esmeralda en su voz, pero me basta con escuchar lo emocionada y feliz que se encuentra por poder ir a su hogar y visitar a sus seres queridos.Partimos al aeropuerto y los nervios no se hicieron esperar. Nunca he viajado antes a un lugar diferente que no sea Wilmington y menos en avión, y ese hecho me tiene bastante ansioso, pero muy feliz porque voy de la mano de mi meloncito. No necesito ningún otro calmante para apaciguar los nervios que me han invadido mientras abordamos el avión. Solamente ella con tomarme y guiarme de la mano mi ser se relaja.-Esto parece un sueño - recostó la cabeza en mi hombro, y no tardé en acariciar su mejilla-. Una vez más gracias por lo que estás haciendo por mí.-Bueno, lo hago por los dos. Sé que vamos a disfrutar mucho de estas semanas solos tú y yo.-Te quiero mucho, Yulek - dejó un delicado y tímido beso en mi mejilla, pero fueron sus palabras las que provocaron una taquicardia terrible.-Y-yo también te quiero,
EsmeNo supe en qué dirección mirar mientras veía a Yulek despojarse de su ropa, pero la curiosidad fue mucho más grande a pesar de sentirme sumamente avergonzada. Tiene un cuerpo muy bien cuidado y un poco tonificado. Sé que hace ejercicio, aunque no le dedica horas a ir al gimnasio, solo va algunos fines de semana a relajar los músculos de su cuerpo. Su piel se aprecia muy suave, me gustaría acariciar su piel. Tenerlo así frente a mis ojos, con el cabello alborotado y en una sola prenda de vestir, cubriendo lo que ya no me sorprende, más atractivo no puede ser. Realmente es muy guapo y sexy. Me reí nerviosa, viéndolo de reojo mientras me fui quitando la ropa para quedar en las dos piezas del conjunto íntimo. Esas marcas en mi piel me cohíben, pero de algo sí debo darle la razón y me hacen estar un poco menos intranquila y, es que, soy la única que puede verlo. En estos momentos, aunque yo misma me recrimine por pensar así de horrible, me da un poquito de paz que no pueda ver esas m
-¿Por qué estás llorando? Hice algo que no te gustó, ¿verdad? - se incorporó de un solo movimiento y me abrazó fuertemente-. Perdoname, he actuado como todo un aprovechado y pervertido.Negué con la cabeza, pero había un nudo en mi garganta que no me permitía hablar. Ni yo misma sé por qué estoy llorando.-Vayamos a descansar - se veía tan triste y mortificado.-No hiciste nada malo, Yulek - lo atraje a mi cuerpo de un abrazo, primero porque el frío se estaba colando entre mis huesos; y, segundo, porque en realidad no quiero dejar de sentir esas cosquillas en mi piel-. Es que me pone algo sensible y emocionada que te hayas atrevido a besarme apesar de que mi piel...-Tu piel es tan perfecta como la tonalidad más aguda y grave de tu voz.-¿No te incómoda que tenga todas esas marcas...? - bajé la mirada entre avergonzada y triste.-¿Por qué debería incomodarme algo que hace parte de ti? Meloncito, no sabes lo mucho que llevo deseando este momento. Esas quemaduras que han quedado para re
El beso escaló demasiado rápido en solo cuestión de segundos. Cuando me separé de sus adictivos labios, ya me encontraba presionando su cuerpo contra la cama. Quería verla, contemplar sus ojos y recorrerla entera hasta fundirme en lo más profundo de su ser. Quiero llenarme de sus deseos, pero no puedo lanzarme así sin más. Lo que menos quiero es asustarla.—Lo siento, me dejé llevar. Aunque ya debes estar cansada de escuchar siempre lo mismo, pero es que no puedo controlar cuando me besas de esa manera tan salvaje. No soy de piedra, y siento como cualquier otra persona.—Yo también siento deseos; muchos siendo honesta, pero tengo miedo — fue lo que respondió, acelerando un poco más los latidos de mi corazón—. Esto es lo que hacen las parejas, ¿no? Tener sexo.—No quiero tener sexo contigo, yo quiero hacerte el amor, pero esperaré hasta cuando estés preparada.—¿Y si te digo que estoy preparada?No voy mentir, me sorprendió de sobremanera su comentario. La emoción cosquilleó en la boca
Y eso hice, la conocí con adoración y ternura, paseando mis dedos por sus pliegues sin llegar a penetrar y disfrutando de sus gemidos y del como se va humedeciendo cada segundo más. Mis padres me hablaron muchas veces sobre el sexo, pero fue mi padre quien me enseñó lo que debía hacer o no en mi primera vez. Por eso mismo me tomé mi tiempo de primero conocer lo que le gusta a mi meloncito, de distinguir cada una de sus formas con mi boca y mis manos, de leerla con la misma emoción y sorpresa con la que empecé a tocar mi violín y a conocer sus diferentes tonalidades.Conforme fui masajeando, sus gemidos se hicieron más constantes e incluso empezó a moverse contra mis dedos, pero no quería entrar en ella y lastimarla, por eso solo me dediqué a frotar y besar sus muslos e intercalar con su humedad. Lo cierto era que no podía contenerme más tiempo, estaba tan excitado, sintiéndola y escuchando sus finos jadeos, que pensé que en cualquier momento llegaría a mi propio goce.Ascendí nuevamen
EsmeNunca había imaginado que llegaría a dar ese paso tan largo y significativo con Yulek. Me estaba reservando para el hombre que me llevara al altar, pero, a decir verdad, no me arrepiento de que fuera él quien tomó lo más preciado de mí. Yulek es el hombre más perfecto que pueda llegar a conocer a lo largo de mi vida, digno de admirar por toda una eternidad. Su dulzura, sus besos, sus palabras, su amor; todo de él terminó de fundirme en su cielo luego de aquel acto puro e inocente de amor. Si al día de mañana acabara todo, sería la mujer más dichosa y feliz de haber compartido tantas emociones y situaciones únicas a su lado, pero por ahora que lo tengo solo para mí, no puedo dejar de soñar en que nunca habrá un fin.Bogotá, una ciudad nublada y fría desde tempranas horas de la mañana. Hace mucho tiempo no pisaba este lugar, infestado de automóviles y motocicletas que circulan con poca rapidez por las calles debido a sus monumentales trancones. El sol, aunque haga su acto de presen
Estuvimos la mayor parte del día paseando y disfrutando de las cosas simples que se aprecian en la ciudad y creando momentos que durarán de por vida. Cómo ya era de noche cuando regresamos a la casa de Estela, dejamos la partida a mi pueblo a la mañana siguiente. Yulek y yo no dejamos de demostrarnos lo mucho que nos amamos ni un solo segundo.A la mañana siguiente Estela nos llevó a la terminal de buses para dirigirnos a Monguí; mi pueblo natal y, entre emocionada y nostálgica, no dejé de hablar sobre mis abuelos y todo lo que alguna vez hice para sobrevivir allí y ahorrar para poder irme a otro país a rehacer mi vida. Este viaje nos ha servido mucho para conocernos más, y eso que hasta ahora estamos iniciándolo.Al llegar a casa, mis abuelos nos recibieron con los brazos abiertos. Respirar el aroma del campo y de los animales me recordó lo mucho que añoraba mi hogar, que por más lejos que estuviera de casa, este siempre sería mi lugar en el mundo.Mi abuelo se llevó a Yulek a conoce
La vida nos da muchas oportunidades a lo largo del camino, pero son muy pocas las que verdaderamente usamos para ser feliz. En mi caso, no solo por mis temores, mis inseguridades y mis marcas que, con el pasar del tiempo y mucho trabajo terapéutico, he ido liberando y sanando poco a poco, que tenía solo una para amar. Y, es que, entre millones de personas, solo una es capaz de hacerme reventar de felicidad con tan solo su presencia.Yulek apareció en mi vida exactamente hace un año para darle un giro a esta y hacerme ver el camino de la misma forma en la que él lo ha hace. Llegó para marcar mi piel y mi alma con la dulzura de sus besos y la abundancia de su amor. Sé que no somos seres perfectos, pues es natural fallar y tener errores, pero para mí él es el hombre más divino y perfecto que pueda existir. Su corazón guarda un amor hermoso, y que solo yo tengo el gusto de palpar cada segundo del día y la noche entre mis manos.Es sorprendente que ya haya pasado un largo y hermoso año a s