—¡Dante! ¡Es Dante! ¡Ya llegó!— Corrió hacia él nada más verlo, él la recibía con una enorme sonrisa y los brazos abiertos, luego de tanto tiempo sin verse y largas charlas al teléfono, por fin un reencuentro.Lo abrazó hasta que Alejandro se acercó a ellos, mirando la escena de los dos.—Bienvenido, Dante— estrecharon sus manos en un saludo. —¿Qué te parece el lugar?—Me encanta, han hecho un buen trabajo y creo que Ariel tuvo mucho que ver. Tiene un aire a ella el lugar. Es perfecto, un trabajo fabuloso han hecho.— Miró alrededor de ellos, las personas no dejaban de entrar y salir, comprando, deteniéndose a charlar, mirando el lugar, la decoración, tomando una que otra copa. Estaba siendo un día de apertura estupendo y Ariel lo llevaba bien, socializando con todos, incluso con las personas que no conocía, eso sí, teniendo a Alejandro siempre cerca o se ponía nerviosa ante muchos desconocidos.—Los dejo que se pongan al día.— Se despidió Alejandro, viendo que llegaba su amigo Fabio.
—Ariel.— Acercándose a ella, tocó sus brazos, había leído el mensaje de su hermana. Sabía que las cosas habían estado muy tranquilas aquellas semanas y eso no significaba nada bueno, algo tenía que estar tramando su pequeña hermana como para mantener la calma por todo ese tiempo luego de todas sus amenazas.—¿Qué sucede? Tienes una expresión algo seria.— Notó enseguida su esposa. —¿Estás aburrido?—¿Cómo voy a estar aburrido? Solo mira el buen ambiente que hay aquí. Es que tengo que marcharme, pero solo un rato.— Le informó.—¿Qué sucede?—Es Annie.—¡Dijiste que ya eso no era asunto tuyo!— Repuso con enfado, porque él le había dicho que ya no iba a intervenir en algo que tuviera que ver con Alessia y Annie y que no fuera una emergencia. —Lo dijiste, Alejandro. Estamos en medio de esto, ¿cómo vas a irte?—Pero ahora creo que tengo que ir, antes de que el asunto se convierta en una emergencia. No voy a tardar mucho, regresaré antes de que lo notes.—No te has ido y ya creo que no estás
No sabía lo que pasaba, esperaba con desespero la llamada de Alejandro, todo había terminado y ella no sabía nada de él, era casi la una de la madrugada y Ariel estaba sobre la cama, con la mirada fija en la pantalla del celular mientras escuchaba sonar su caja de música, en espera de su esposo o de una llamada que explicara todo.Daba vueltas en la cama, lo que había sido un día magnífico, ahora se había convertido en incertidumbre, en espera de saber qué pasaba, porque algo pasaba.Lo había llamado, pero sonaba apagado. No sabía qué otra cosa hacer.Escuchó un coche que aparcaba frente a la puerta y Ariel se tiró de la cama, chocando con la puerta al salir y golpeándose en la rodilla, pero eso no la detuvo, era el sonido del coche de su esposo, era él, había llegado al fin.Abrió la puerta con rapidez, pero…no fue Alejandro quien salió del coche.Ariel no entendía porqué era Fabio quien estaba allí y más a esa hora de la noche, en el coche de su esposo.Se cruzó de brazos, en espera
Había muchas formas de vivir el duelo, llorar la pérdida, negarse a todo, no creer la situación y…no aceptar la pérdida de su hermana.Los Fendi no eligieron ninguna de las anteriores.Pero para Alessia Fendi, aquello estaba pasando de otra manera.Lo primero que hizo al llegar a aquel hospital, fue llorar junto a su hermano la pérdida de Annie Fendi, pero…cuando se dijeron las posibles causas de la muerte, Marco no tardó en susurrar palabras en el oído de su esposa y su suegra, alimentando dudas que los llevaron a levantar rápidamente el dedo hacia Alejandro Fendi, siendo Alessia testigo de que este se dirigió hacia allá y no solo eso, él estaba junto al cuerpo, fue él quién llamó a la ambulancia, fue el último en estar con ella.El peor error de Alejandro fue acusar a Marco o mencionar la infidelidad de Marco y Annie, aquello…fue uno de los mayores detonantes a que todo se saliera de control, Alessia jamás creería esas absurdas palabras donde se señalaba que su difunta hermana y su
Tenía miedo por todo el dinero que llevaba en su bolso, con miedo de que se lo robaran. Lo había divido en tres partes y de igual manera seguía siendo mucho, pero Ariel no confiaba en nada y si perdía ese dinero…sabía que su destino sería otra vez estar en las calles.Salió de aquel motel, llevaba puesta una falda negra larga, una camisa de flores y unas deportivas, con su pelo en una coleta baja, a la altura de la nuca y una gorra, lentes negros y aquella tan delgada figura.Cinco días llevaba alejándose de allí, pero sabía que no era suficiente.Nunca sería suficiente.Tomó aquel autobús y se sentó por el medio, apenas habían unas cinco personas dentro, pero el autobús fue haciendo pequeñas paradas en los pueblos por los que pasaba y al final este ya iba lleno. Un hombre de unos cuarenta años se sentó a su lado, observó a la joven mujer y se movió en el asiento.—¿A dónde vas, nena?— Le preguntó, arrojando su aliento en su rostro, pues le habló muy de cerca. Ariel no respondió, pero
Estaba sentada en la parada de autobús, los pies le dolían. Había recorrido todo el pueblo caminando y no sintió que podía quedarse allí, la gente no parecía ser muy amigable y no parecían haber fuentes de trabajo, lo que podría ser un inconveniente para Ariel, pues aquel dinero no sería eterno y ella no sabía qué pasaba con Alejandro, tenía que pensar en todo. En el bolsillo de su chaqueta tenía un boleto de autobús al pueblo más cercano, quedaba a tres horas de allí y su nombre era Back Town, esperaba al menos encontrar un buen hotel al llegar, porque le dolía mucho la espalda. Estaba muy agotada y solo quería ya encontrar un buen lugar para esperar por su amado esposo.Si aquel pueblo no le convencía, seguiría su camino, yendo aún más lejos, mucho más.No podía fiarse de donde se encontrara y no podía creer que algún lugar era seguro.Habían pasado semana y media desde que Alejandro estaba en la cárcel, desde toda esa tragedia.Él llevaba semana y media encerrado y ella ese mismo t
Norman ocultó la sorpresa cuando vio que Ariel hizo el depósito en efectivo. Le pareció extraño, aunque no del todo, no como para alarmarse.—¿De dónde viene?— Preguntó, observando la firma de ella en el contrato de alquiler.—De muy lejos.— Respondió de manera simple.—Viaja sola, Norman. Mira lo joven que es y viaja sola. No creo que me lleves muchos años, Ariel.—Realmente no. ¿Hace falta algo más?— preguntó, cambiando de tema para que Blue no siguiera indagando sobre cosas personales de ella.—Tengo que mostrarte la casa antes de hacerte entrega de ella, ¿puede ser ahora?— Pidió Norman.—Agradecería que fuera cuanto antes.— Pues aunque la casa ya venía amueblada, Ariel quería asegurarse de que estuvieran todas las cosas que necesitaba, además de que quería hacer una exploración más personal en el pueblo, sin la compañía de Blue, ver e indagar por sí misma sobre el lugar, solo así se sentiría segura. Tenía que comprar algunas cosas, como un ordenador, un móvil, necesitaba buscar in
—¡¿Por qué de nuevo me sacan?!— Exigió, enojado, destilando rabia en cada palabra que salía de sus labios.Quería creer que Ariel estaba bien, pero luego recordaba lo poco que ella sabía de aquel mundo tan cruel, lo inocente que era y lo indefensa que él la creía, sola, en algún lugar, lejos de él. Le daba pánico que ella no administrara el dinero bien, que se quedara sin dinero en poco tiempo y volviera a las calles, era una de las cosas que atormentaban a Alejandro, además de el miedo que le daba que Alessia o Marco la encontraran.Quería pensar positivo, tenía que hacerlo, confiar en que ella huyó y de algún modo estaba en un lugar seguro. Tenía que creer en eso o se volvería loco.—Porque tiene visitas.—¡Dije que no quería recibirlas!—¡Vamos, hombre! Ha quedado claro que lo que digas no importa nada aquí.—Es mi derecho a negarme.— Rugió con los dientes apretados.—¿Derecho? ¿Dices que tienes derechos? ¿Qué hay de esa joven a la que le quitaste la vida? ¿No tenía ella derecho a