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4. EL CORAZÓN DE PIEDRA DE IGOR HAGEN.

— Por favor entienda, si no me ayuda Axel va morir, también es su nieto, se lo estoy suplicando, por favor ayúdenme — le vuelve a decir, todo esto lo está escuchando Nora afuera de la oficina, escondida detrás de una puerta, en cuanto escucha que el pequeño puede morir, empieza a llorar tratando de que no la escuchen, pero aun así siente con su corazón se rompe en mil pedazos, ante la posibilidad de perder al pequeño Axel.

— Yo no sé nada de usted y no me importa por lo que está pasando, ni me importa ese niño, yo solo sé que usted causó la muerte de mi hijo, es lo único en lo que puedo pensar, y si ahora se muere el suyo, tal vez entienda un poco mi dolor — le responde menospreciando la urgencia y la vida de su pequeño, al contrario, pareciera que Igor deseara que se muriera el pequeño, solo para que Freya sienta el dolor de perder un hijo, así como él lo sintió.

— Y que le quede muy claro, aunque tuviera diez vidas, yo no le daría ninguna, ni a usted, ni a su hijo — le contesta dejándole bien claro que ningún momento la va a ayudar, el corazón de Nora se sigue rompiendo, no entiende como su esposo y padre de sus dos hijos trata así a su nuera y que no le importe que su nieto pueda morir, está escuchando toda la conversación.

— No sea tan cruel, por favor ayúdenme, se lo estoy suplicando, si no consigo el dinero no podré pagar el tratamiento y Axel morirá — le sigue rogando al gran Igor Hagen para que le ayude, pero este no piensa hacerlo por ninguna razón piensa ayudar a la mujer que mató a su hijo.

— Lo único que le voy a decir y que le quede muy claro, es que usted no es bien recibida aquí, así que no vuelva a venir a esta casa — le dice a Freya y le pide que se marche de su casa

Freya con el corazón roto va a su casa, abraza a su pequeño, se siente derrotada, por no haber podido conseguir el dinero para el trasplante, se acuesta a su lado mientras el pequeño se duerme, no quiere alejarse de su hijo, teme perderlo y no sabe que más hacer para pagar el trasplante que le salvaría la vida y le daría un futuro.

— Freya deja que al niño para que duerma y ven conmigo, déjalo descansar, tú también necesitas descansar, ven vamos a cenar juntas — le dice su mejor amiga Edda, para que se despeje un poco y dejé al pequeño dormir en paz, le ayuda a su amiga a ir al comedor de su pequeño departamento.

— Qué se pudra en toda su familia y su sucio dinero ¿porque es tan cruel ese hombre? no entiendo como no puede ayudar a su nieto — le pregunta a Freya, tratando de consolarla porque no consigue el dinero para pagar el trasplante.

— Porque él nunca me quiso, siempre estuvo en desacuerdo que yo me casara con su hijo — le contesta a Edda mientras cenan, Freya trata de comer, aunque sea un poco, pero la tristeza y la desesperación no la dejan probar bocado.

— No entiendo porque se opuso tanto tu matrimonio, tú eres una mujer muy inteligente y siempre fuiste la mejor de la universidad además eres muy hermosa ¿porque no quería que te casarás con su hijo? — le pregunta, realmente no sabe cuál fue la razón por la cual no la aceptaban en esa familia.

— Porque ya lo habían comprometido con otra persona, alguien de su misma clase y tu amiga, mejor que nadie, sabes que todo lo he conseguido sola y no tengo el respaldo de una buena familia atrás de mí — le contesta explicándole porque el rechazo hacia su matrimonio.

— Cuando nosotros nos casamos, le dijo a su hijo que en ese momento dejaba de ser parte de la familia incluso, cuando murió mi esposo, ni siquiera fueron al funeral — le siga contando a su amiga Edda por todo lo que ha tenido que pasar, solo por haberse enamorado y haberse casado con el hombre al que amaba.

— No puedo creer que su rencor llegara a tanto, que ni siquiera hubiera ido al funeral de su hijo — le contesta a Freya, está realmente impresionada por todo el desprecio de esa familia.

— Después llegó el hermano de mi esposo y empezó a acusarme, de que por mi culpa él había muerto, siempre han creído que yo soy la culpable y me lo han hecho ver en muchas ocasiones — le sigue contando entre lágrimas todo ese dolor que tiene y la tristeza por la que pasó cuando murió su esposo.

— Pero tu esposo murió en un accidente de tránsito, tú ni siquiera ibas en el auto con él ¿por qué razón cree que es tu culpa que haya muerto? — Edda está impresionada, no entiende porque culpan a Freya de la muerte de su esposo.

— La noche del accidente mi esposo, hablo con su hermano por teléfono y este empezó a hablar mal de mí y a insultarme, mi esposo salió furioso de la casa para hablar con su padre, quería aclarar las cosas, yo no tuve nada que ver, al contrario, fue por culpa de su hermano que mi esposo terminó muerto en ese terrible accidente — le sigue contando a su amiga cómo sucedieron las cosas, con todo ese dolor en su corazón y cómo fue que perdió a su esposo, al padre de Axel y al amor de su vida.

— Esa noche yo lo supliqué que no fuera, que se quedará conmigo y con mi pequeño, estaba lloviendo muy fuerte, pero él no me escuchó, fue más su enojo y el dolor de su familia que salió furioso y nunca más lo volví a ver con vida — le sigue contando cómo sucedieron las cosas esa terrible noche, Edda su mejor amiga la abraza y trata de consolarla, pero Freya está llorando inconsolablemente al recordar la noche que murió su esposo.

Al día siguiente en casa de Freya mientras arreglaba a su pequeño y ella se alistaba para irse a trabajar suena la puerta, ella se apresura a abrir, creyendo que es la vecina que cuida de su pequeño.

— Freya vine a ver a mi nieto, no importa que tanto lo niegue su abuelo, de igual manera el pequeño es nuestro nieto — le dice la mujer al abrir la puerta, era Nora la esposa del Gran Igor Hagen que había escuchado toda la conversación de la noche anterior.

— Quisiera verlo un momento, quiero conocerlo, por favor, déjame estar con él aunque sea un momento — le pide la señora Nora que está parada ahí frente a la entrada del departamento, Freya esta impactada de verla, después de lo que el día anterior le dijo su esposo, acerca de lo que piensan de la muerte de su hijo.

La deja pasar y con mucha amabilidad empieza a atenderla, le invita café y deja que esté con el pequeño, en su corazón Freya no guarda ningún tipo de rencor con la familia de su esposo y nunca ha impedido que vean al pequeño Axel.

— Ha crecido bastante ¿no cree? — le dice a la señora Nora, la que fue su suegra, ya que ella si había conocido al pequeño cuando era un bebé, pero después de la muerte de su esposo, no había ido a ver al niño ni una sola vez.

— Sí es un niño muy grande y muy guapo, no lo reconocería si lo viera en la calle, de verdad ha crecido mucho y ha cambiado mucho desde la última vez que lo vi — le contesta a Freya al mismo tiempo que abraza a su pequeño nieto está muy contenta de verlo y poder estar con él.

— Tenía nueve meses la última vez que usted lo vio — le contesta sin reclamarle, solamente siguiendo la conversación, Freya es muy respetuosa con la que fue su suegra.

— Axel ve y dale un beso a tu abuela, ella ha venido desde muy lejos solo para darte un abrazo — le dice al pequeño que está muy sorprendido del saber que esa extraña mujer es su abuela, nunca antes la había visto, pero aun así le hace caso a su mamá y le da un beso y un abrazo a esa mujer que ahora le han dicho que es su abuela.

— Oh mi pequeño niño, tu abuela te ama mucho — le dice a Axel mientras lo abraza y lo llena de besos, Freya se queda conmovida por la tierna escena de la señora Nora abrazando y besando a su pequeño Axel.

— Axel vea tu recámara a jugar con tus juguetes y aprovecha para hacerle un lindo dibujo a tu abuela — le dice al pequeño para que las dejé hablar a solas, después de que estuvieron un buen rato abrazados el pequeño con su abuela.

— Ya me voy, se hizo muy tarde y debo regresar a mi casa — le dice a Freya despidiéndose, sabe que debe regresar a su casa antes que su esposo se dé cuenta de adónde fue.

— Quédese a desayunar con nosotros, usted siempre es bienvenida en nuestra casa — le dice a la señora Nora para que pueda estar más tiempo con el pequeño Axel.

— No muchas gracias hija, debo irme, Igor debe estar enfurecido conmigo — le responde, sabe que se ha metido en un gran problema solo por haber ido al a ver al pequeño.

— Como usted quiera, pero sabe que aquí siempre tendrá un lugar con nosotros — le responde a la que una vez fue su suegra.

— Sí me permites me gustaría regresar y poder convivir más con el pequeño Axel — le dice pidiéndole permiso de visitarlo más frecuentemente, esto emociona mucho a Freya, ya que siempre ha querido que su pequeño esté cerca de la familia de su esposo.

— Sí por favor, pero no tiene que pedir permiso, usted es su abuela y siempre será bienvenida aquí — le responde con mucha amabilidad a la señora Nora, para que se sienten confianza de regresar a su casa las veces que ella quiera.

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