Observa a Alexander ingresar a la sala de urgencias mientras se encuentra impregnado en el líquido carmesí al igual que su uniforme de prisión, jamás se habría imaginado encontrarlo de tal modo y sobre todo volver a coincidir en un mismo sitio. Sin duda la vida también le estaba devolviendo el mal que él mismo había causado tiempo atrás, era semejante al que estaba recibiendo ahora a punta de lágrimas, la pelirroja no pudo contener el alma bondadosa que lleva dentro o tal vez estúpida como ella misma se llamaba.Se detiene en el pasillo observando al área donde es trasladado y decide continuar con su recorrido aún consciente de las consecuencias que esto podría representar, ya que en palabras del médico debía de permanecer en reposo y bajo supervisión médica ya que en cualquier momento su cerebro podría colapsar debido a los impactos que sufrió, o simplemente no suceder nada pero para ello debía de permanecer a manos de los médicos para que fueran ellos quien lo descubrieran pero aún
Adara se remueve sobre la superficie con gran dificultad y pesar es como si mover cada uno de sus músculos le costará un gran esfuerzo. Los gestos de dolor se hacen evidentes en cada pequeño gesto de molestia en rostro, aun de manera inconsciente. Una de las enfermeras pasea por el exterior de la habitación con un bebe en brazos quien llora fuertemente y como si eso activará los instintos de adara abre los ojos al instante con el corazón agitado.—¡Alice!—Grita mientras su pecho sube y baja rápidamente.—¡Oh por dios!—Exclama una joven enfermera al mismo tiempo que intenta moverse pero a la vez permanecer en el umbral de la puerta.—Señorita Forbes no se mueva por favor, llamare a un médico… Creímos que usted… no volvería a despertar.—Adara la observa confundida por lo ocurrido.—¿Y Donato Rockefeller?—Y quiere en automático recordando la escena frente a ella mientras que el hermano menor se aferraba al cuerpo del hermano mayor de alguna manera u otra tenía que despedirse de donato, si
Lisa finalmente terminó por convencer a Harold de vaciar su ira contra Adara, refundiendola en prisión aún en estado inconsciente, cuando esta despertara, se encontraría tras las rejas y sin posibilidad de salir nunca más. Lo que no imaginaban era que la pequeña pelirroja de fuego ya tenía un plan entre manos. Su mirada esmeralda se concentra en el espejo mientras intenta acomodar la cofia de la mejor manera posible para tratar de ocultar su cabello de color vivaz, aun que esto era en vano, una melena como la suya era imposible ocultar o pasar desapercibida con una simple cofia.— Toma esto.— Le entrega la joven enfermera un cubrebocas para tratar de cubrirla lo mayor posible, había maquillado sus golpes y no había informado al médico que Adara había despertado desde hacía un par de horas.—¿Conseguiste lo que te pedí?— inquiere perfeccionando su aspecto.— Me ha costado una cita con el de seguridad pero ha sido todo un éxito. Aquí esta.— Señala triunfante mientras señala el bolso en
Había transcurrido poco más de un año ya, al menos desde la última vez que Eizan supo algo de Adara, y sin duda el último sabor de boca que dejó la pelirroja fue el más caótico que cualquiera se pudo imaginar o al menos así es como lo describiría Eizan. Si bien él mismo se negaba a creer en un inicio que ella fuera la responsable de todo lo sucedido, concediéndole el beneficio de la duda, ella misma había forjado su destino cuando escapó del hospital apenas despertó, huyendo como una ladrona sin ninguna explicación. Por supuesto que su padre jamás confesó que había procedido contra Adara para meterla en prisión de nuevo cuando esta se encontraba aún sin despertar.Por otra parte su relación con su padre había dado un cambio inesperado, después de unos meses de persistencia siendo el primero en entrar a la empresa y el último en irse, desempeñando una increíble labor impecable. De este modo ganando poco a poco el respeto de su padre… O al menos dejando de recibir el trato denigrante, p
Sin duda para Adara las cosas no habían marchado para nada bien, el dinero poco a poco se esfumó de sus manos hasta haber terminado sin un centavo a la deriva justo como comenzó cuando se emprendió en su viaje en un inicio. Deseaba regresar a su país pero en el fondo sabía que tampoco tenía nada más que a su amiga.Escucha el llanto de un bebe y de inmediato atiende al llamado caminando deprisa a la habitación tomando a la pequeña entre brazos, contempla la enorme mancha de humedad en una esquina de la habitación percatandose que esa no era la clase de vida que deseaba para su hija, y tampoco la que iba a darle. La alimenta con la poca leche que queda, toma el cochecito gastado montando a su pequeña mientras empuja entre las calles con la esperanza de encontrar empleo pero su falta de estudios es uno de sus mayores problemas para que decidan no contratarla.Sin esperanza alguna termina de pie justo afuera de un centro nocturno, especializado en el entretenimiento de los caballeros, re
— ¡Mami!— Expresa con alegría mientras sus pequeños ojos se iluminan al ver a su madre.— Mi amor ¿que te he dicho de molestar a la señora Dalila mientras trabaja?— inquiere con los brazos en jarra.— Es que quería mostrarte el dibujo que hice hoy.— Extiende sus brazos en dirección a Adara quien de inmediato la recibe amorosa, observando el dibujo donde aparece ella junto a Alice junto al árbol de manzanas del patio.— Es muy bonito, cuando lleguemos a casa lo colocaremos en el frigorífico.— Mami ¿Porque yo no tengo el cabello como tú? ¿Y porque mis ojos no son verdes como los tuyos?— Adara palidece mientras que las otras chicas alrededor desvían la mirada como si Alice fuera a leer la verdad en ellas.— Algunos niños dicen que no me parezco a ti.— Finaliza lo último cabizbaja.— Es porque te pareces a tu padre.— Responde con duda, si bien poseía rasgos de Alexander, poseía la otra parte de su madre biologica.— Pero tu eres mi hija, jamás dudes de ello y de lo mucho que te amo.— Final
—No soy un aguafiestas. Lo que tu no comprendes es que no soy la misma persona que hace cinco años, en aquel entonces habría sido el primero en salir a celebrar.— Refunfuña girando en su asiento con hastío en su semblante.— No puedo creer que mi hermano falleció hace años… Algunas veces tengo la sensación de que entrara por esa puerta con la sonrisa y amabilidad que lo caracterizaba, él siempre tenía una respuesta para todo. —Se levanta con expresión gélida ocultando debajo de esta sus emociones. Se había convertido en un hombre de hielo con el paso de los años.— Yo solo intento seguir con su ejemplo para que donde quiera que este pueda sentirse orgulloso de mi, como debía haberlo hecho en vida.— Sabes que el tiempo ha pasado, las cosas ya no son iguales que hace cinco años. Donato está en paz de saber en el hombre que te has convertido.— Se coloca de pie dando unas ligeras palmadas sobre la espalda de Eizan intentando animarlo. — Acabas de firmar uno de los contratos más importantes
Sus pasos se entorpecieron junto a las delicadas y largas telas de su atuendo pero la desesperación recorriéndola en cada extremo de su cuerpo tan sólo por llegar frente a su pequeña. Su boca se abrió sorprendida y rápidamente sus puños se transformaron en armas que deseaba usar contra la mujer que había provocado el llanto en su pequeña. Tal y como una fiera defendiendo a su pequeña cría, se abalanza contra la mujer tomándola desde la espalda del cabello sin detenerse un solo instante, era sorprendente como la enfurecida pelirroja podía mover con fuerza a la joven de peligrosas curvas, sin duda el amor de madre era fuerte.— ¡¿Cómo te atreves a meterte con mi hija?!— Inquiere con furia mientras ambas van directo al suelo. El resto de las bailarinas observaban en silencio y asombradas por la situación.— Mami ¡ella me llamó engendro y me quitó mis joyas!— Exclama la pequeña entre llanto con los ojos enrojecidos mientras con sus pequeñas manos intentaba recolectar todas las joyas que l