Charles Davis estaba sentado en el salón principal cuando Erik y Kristen llegaron. Su expresión malhumorada no dejó lugar a dudas: estaba molesto. Observó a la joven de arriba abajo, claramente juzgándola como alguien inferior.—Bienvenidos —dijo con frialdad mientras se ponía de pie—. Acompáñenme al despacho.Erik, consciente de la tensión, se inclinó hacia Kristen y murmuró:—Mantente tranquila. Yo me encargo.Antes de que Charles se adelantara, Erik le advirtió en voz baja:—No voy a tolerar ninguna falta de respeto hacia Kristen.Charles se detuvo un momento, con una ceja alzada.—En mi casa, hijo, tú no me adviertes absolutamente nada.Erik apretó los labios, pero no dijo nada más. Kristen le tomó la mano para calmarlo, y los tres caminaron hacia el despacho.Una vez allí, Charles cerró la puerta con un movimiento decidido y se giró hacia ellos.—Y bien —comenzó, cruzándose de brazos—, ¿qué pretenden con este matrimonio? ¿Creen que la gente no se dará cuenta de que es una farsa?
La tensión en la casa de los Davis era palpable, y como si el ambiente no fuera ya lo suficientemente denso, el sonido del timbre resonó en el aire. Charles, con su habitual porte impecable, fue quien se levantó para recibir al recién llegado.—Buenas noches, señor Davis —saludó un hombre de cabello oscuro y mirada intensa al cruzar el umbral—.Charles inclinó ligeramente la cabeza.—Mire nada más a quién tenemos aquí —dijo Charles con una sonrisa medida—. Nada más y nada menos que el heredero del emporio de los Black.El recién llegado, Zayn Black, respondió con una inclinación cortés.—Nada comparable con la tradición y el estatus de los Davis, pero agradezco mucho sus elogios.Los presentes se quedaron expectantes. La llegada de Zayn era, sin duda, un evento que pocos esperaban. Mark, siempre oportuno para hacerse notar, no perdió la oportunidad de tomar la palabra.—¡Zayn! —exclamó con una familiaridad forzada mientras le extendía la mano—. Qué gusto verte por aquí, amigo.Zayn le
La velada familiar había sido intensa, cargada de tensiones, miradas inquisitivas y un sinfín de emociones que parecían sobrevolar cada rincón del salón. Pero ahora, en el trayecto de regreso a casa, Erik y Kristen se encontraron en un mundo aparte, uno donde las palabras sobraban, y las miradas cómplices decían todo lo que sus corazones sentían.—Fuiste la revelación de la noche, princesa —dijo Erik, con una sonrisa que reflejaba su orgullo y admiración—. Vi cómo no te quitaban los ojos de encima, y eso hizo que me pusiera muy celoso.—Ay, por Dios, Erik, no seas tan exagerado —respondió Kristen, soltando una pequeña risa, mientras apartaba la mirada hacia la ventanilla—. Sólo porque gané una partida de ajedrez.—No tienes que ser tan modesta, cariño —continuó él, con la misma calidez—. Eres una mujer excepcional en todos los sentidos. Hasta el testarudo de mi padre, que tenía tantos absurdos prejuicios en tu contra, estaba completamente anonadado contigo.—Bueno, al menos mis habili
Zayn Black caminó con paso decidido hacia la habitación donde Amélie pasaba sus días. La pequeña era su debilidad, su única conexión con algo parecido a la ternura. Aunque su origen le recordaba constantemente a Erik, el hombre que más odiaba en el mundo, Zayn no podía evitar sentir una adoración inexplicable por ella. De alguna manera, la presencia de Amélie hacía tambalear los cimientos del hombre despiadado que era, aunque no lo suficiente como para evitar que la usara como parte de su plan de venganza.Al abrir la puerta, encontró a la niña sentada junto a la ventana, abrazando una pequeña muñeca de trapo. Su figura delicada, casi frágil, y su expresión melancólica lo hicieron sentir algo que rara vez experimentaba: culpa.Se acercó en silencio y tomó asiento frente a ella. Durante un momento, simplemente la observó. Era increíblemente parecida a su madre, pero con los ojos de Erik, un recordatorio constante de lo que más despreciaba.—El destino quiso que fueras la hija de ese im
Charles Davis se encontraba en la biblioteca, inclinado sobre el tablero de ajedrez. Movía las piezas con cautela, recreando la partida en la que Kristen lo había derrotado. Esa victoria seguía dando vueltas en su cabeza. ¿Cómo pudo ganarme?, se preguntaba, incrédulo. No era la joven ignorante que él había imaginado. Tal vez había juzgado mal a Kristen. Tal vez… estaba subestimando su inteligencia.De pronto, un dolor agudo atravesó su pecho. Soltó un quejido, llevándose la mano al lado izquierdo. El grito alertó a los sirvientes, pero fue Veronica quien apareció primero. Su rostro mostraba preocupación, aunque sus ojos no lograban ocultar cierta frialdad.—¡Llamen al médico de inmediato! —ordenó con voz firme, mientras posaba una mano en el hombro de Charles.Pocos minutos después, el médico de cabecera de la familia llegó al lugar. Revisó a Charles con rapidez y lo miró con semblante serio.—Señor Davis, su presión arterial está peligrosamente alta. Necesita descansar. Si sigue acum
Zayn cerró los ojos en la penumbra de su habitación, pero la oscuridad solo trajo consigo los recuerdos que tanto intentaba enterrar. La pesadilla lo envolvió de inmediato, arrastrándolo a un pasado que aún lo atormentaba.Ahí estaba él, un niño asustado frente al imponente patriarca de los Black, que examinaba sus notas con frialdad. El silencio era insoportable, pero cuando el hombre levantó la mirada, Zayn supo que lo peor estaba por venir.—¿Así pretendes ser mi heredero, Zayn? — tronó su voz, llena de desprecio—. En mi familia no hay lugar para la mediocridad, y lo vas a entender, aunque tenga que obligarte.—Perdón, papá... —murmuró el joven Zayn, sintiendo cómo las lágrimas amenazaban con salir—. Te prometo que mejoraré en el próximo examen.El patriarca golpeó la mesa con el puño, haciendo que Zayn se estremeciera.—En la vida no hay segundas oportunidades, Zayn. Te saqué de la miseria de aquel lugar, puse mis esperanzas en ti, y no voy a descansar hasta que te conviertas en m
Mark revisaba su reflejo en el retrovisor del auto, asegurándose de que su peinado estuviera impecable. Karen, sentada a su lado, hojeaba distraídamente una revista de moda, aunque su expresión mostraba que su mente estaba en otro lugar.—¿Segura que no necesitas algo más? —preguntó Mark, tratando de sonar casual, pero claramente ansioso por agradar.Karen levantó la mirada, sorprendida por su tono amable.—No, todo está bien.Mark asintió y sonrió.—Sabes, me alegra que estemos haciendo este viaje juntos. Creo que es una buena oportunidad para que nos conozcamos mejor, sin tanta presión.Karen arqueó una ceja.—¿Sin presión? Mark, nuestras familias prácticamente nos están empujando al altar.Mark soltó una risa nerviosa.—Bueno, no es que sea una mala idea, ¿no crees?Karen suspiró, cerrando la revista.—¿Hablas en serio?—Claro que sí —respondió Mark con una sonrisa que trataba de ser sincera—. Somos una buena pareja, y si nuestras familias ven algo especial en esto, tal vez debería
La mañana siguiente, la casa de campo estaba envuelta en un inusual silencio. Kristen se levantó temprano, todavía inquieta por los acontecimientos de la noche anterior. A pesar de que Erik había decidido no cuestionarla, sabía que el incidente con Mark era una bomba de tiempo. Bajó al comedor, esperando disfrutar de un momento de calma antes de que la tensión familiar volviera a apoderarse del día.Sin embargo, no estaba sola. Charles ya estaba allí, sentado en la cabecera con una taza de café y un periódico en las manos. Su expresión era pensativa, y su presencia, aunque no agresiva, tenía una autoridad que resultaba intimidante.—Buenos días, Kristen —dijo sin apartar la mirada del periódico.—Buenos días, señor Davis.—¿Dormiste bien?—Sí, gracias.Charles dejó el periódico a un lado y se inclinó ligeramente hacia adelante, como si estuviera evaluándola.—Kristen, hay algo que quiero discutir contigo.Kristen se tensó, preguntándose qué podría querer de ella el patriarca de la fam