Kristen miraba a través de la ventanilla mientras el auto se deslizaba hacia el registro civil. A su lado, Alison la observaba con una sonrisa pícara, notando el nerviosismo en la expresión de su amiga.—¿Qué pasa? —preguntó Alison—. Tienes una cara de pánico que hasta el chofer podría notarlo.Kristen suspiró, incapaz de ocultar sus preocupaciones.—Es que… siento que esto es una locura, Alison. Casarme así, tan rápido, en un matrimonio sin amor —murmuró, frunciendo el ceño—. Y luego está todo el misterio alrededor de Sofía.Alison la miró con curiosidad y luego esbozó una sonrisa traviesa.—¿No será que en realidad sigues pensando en Mark? A lo mejor te preocupa lo que él piense de todo esto, ¿no?—¡No, claro que no! —protestó Kristen rápidamente, sacudiendo la cabeza—. Mark ya es cosa del pasado. Esto no tiene nada que ver con él.—Ajá, pues claro —bromeó Alison, cruzándose de brazos—. Entonces, ahora por el que estás loquita de amor es por Erik.Kristen abrió los ojos, sorprendida
Kristen se acomodó en el asiento del coche y miró por la ventana, sus pensamientos enredados en la idea de que ese día marcaría un nuevo comienzo. Alison la observaba con una sonrisa cómplice.—¿Lista? —preguntó ella, divertida—. Me imagino que Erik ha planeado algo especial para ustedes.Kristen rió, aunque todavía no terminaba de asimilar la idea de una celebración para su matrimonio.—No tengo idea de que se trata todo esto, pensé que solo firmaríamos el papel y ya —admitió, con una mezcla de emoción y nervios.Poco después llegaron al lugar y, al bajar, Kristen se quedó sin aliento. Frente a ella, un exclusivo restaurante decorado de forma exquisita, con luces cálidas y ramilletes de flores en cada rincón, se alzaba como un escenario de ensueño. Erik la recibió con una sonrisa suave, extendiéndole la mano para ayudarla a entrar.—Lo preparé todo para ti, Kristen —dijo, mirándola con una intensidad que la hizo estremecerse—. Sé que no tendremos una gran fiesta, pero quería que al m
Los besos y las caricias subieron de intensidad. Erik apenas lograba contenerse, pero, haciendo acopio del poco autocontrol que le quedaba, se separó ligeramente de Kristen, con la respiración entrecortada.—Kristen... me vuelves loco. No hay nada mas que desee en este momento que estar contigo, pero si no estás segura... si tienes alguna duda... te prometo que respetaré tu decisión —dijo en un tono grave, mirándola profundamente a los ojos.Kristen lo miró, sus ojos reflejaban una mezcla de nervios y deseo. Tras unos segundos, respondió en voz baja.—Nunca antes... he estado con nadie — confesó, con un susurro tembloroso. Erik la miró con una mezcla de sorpresa y ternura—. Pero... siento lo mismo que tú, Erik. Él asintió, suspirando, como si se le quitara un gran peso de encima. —Entonces, quizás... será mejor que nos detengamos.Cuando Erik intentó alejarse, Kristen lo tomó de la mano, deteniéndolo con firmeza.—No quiero que te detengas, Erik —dijo, sus palabras llenas de valentí
Kristen estaba aún molesta por el comportamiento sobreprotector y asfixiante de Erik. Sabía que él solo quería protegerla, pero la confusión y los sentimientos encontrados sobre lo sucedido la noche anterior la abrumaban. Finalmente, se sacudió los pensamientos y decidió tomar una ducha caliente para relajarse. Por su parte, Erik también estaba lleno de una maraña de emociones. No quería que las cosas comenzaran de esa manera en su matrimonio; aunque se trataba de un acuerdo de conveniencia, sentía una conexión con Kristen que iba mucho más allá. Lo que había sucedido entre ellos había sido mágico, algo que jamás había experimentado con ninguna otra mujer. Decidido a resolver la tensión entre ellos, Erik se dirigió a la habitación de Kristen. Abrió la puerta y, al no verla, escuchó el sonido de la ducha. Algo en él se encendió, y con una sonrisa traviesa se adentró al baño, quedándose quieto un instante para disfrutar de la visión sensual de Kristen bajo el agua, las gotas cayendo
Erik y Kristen bajaron a desayunar, y la mesa estaba hermosamente dispuesta para recibirlos, con un despliegue de detalles que hablaba del esmero del personal. Apenas se sentaron, la amable ama de llaves, una mujer de rostro gentil y gesto servicial, se acercó a ellos y sonrió con calidez.—Bienvenida, señora Kristen. Soy Margaret, el ama de llaves. A partir de hoy, estaré a sus órdenes. Cualquier cosa que necesite, solo dígamelo y haré lo posible por cumplirlo —dijo Margaret, con una leve inclinación de respeto.Kristen le devolvió la sonrisa, con un toque de timidez.—Gracias, Margaret, es un gusto conocerla. Aprecio mucho su disposición, y confío en que me guiará en todo lo que necesite aprender. Usted es la experta, y sus consejos sin duda serán de mucha ayuda.Margaret sonrió aún más, encantada con la humildad y amabilidad de Kristen.—Por supuesto, señora, será un placer —respondió antes de retirarse para dejarles disfrutar su desayuno.Erik, que observaba la interacción en sile
Los días de luna de miel habían sido inolvidables para Kristen y Erik. Ella había aceptado la tregua que él le propuso, intentando no confundir sus sentimientos con el deseo, pero aquello ya se le estaba volviendo complicado. Erik, por su parte, se sentía cada vez más cómodo a su lado, no solo atraído por su belleza, sino también por la persona especial que era. Al regresar a casa, el personal les dio una cálida bienvenida. Todos estaban felices de verlos, excepto Susan, quien apenas se quedó a solas con Kristen, no tardó en soltar su veneno.—Vaya, al fin te saliste con la tuya —dijo Susan con sarcasmo y una sonrisa amarga—. Lograste arrebatarle el novio a la señorita Sasha, y no conforme con eso, ¡te casaste! Claro, porque vienes en busca de la fortuna de los Davis.Kristen la miró con incredulidad y tristeza.—Ya basta, Susan —respondió con firmeza—. Yo nunca te he hecho nada para que me trates de esta forma, pero no voy a seguir permitiéndote que me faltes al respeto.Susan soltó
Los gritos desesperados de Sarah resonaron por la casa, haciendo que Kristen dejara todo y corriera hacia la habitación de Susan. Al llegar, vio a Sarah arrodillada junto a Susan, tratando de mantenerla consciente mientras sostenía el frasco vacío de pastillas.—¡Susan! ¿Qué hiciste? —exclamó Kristen, inclinándose a su lado.—¡Intentó quitarse la vida! —gritó Sarah entre lágrimas—. Por favor, ¡haz algo!Kristen respiró hondo para calmarse y tomó el control.—Sarah, llama a emergencias ahora mismo. Necesitamos que lleguen lo más rápido posible.Sarah asintió y salió corriendo a buscar el teléfono. Mientras tanto, Kristen intentó mantener a Susan despierta, moviéndola suavemente y hablándole con voz firme.—Susan, ¡mírame! No te duermas, ¿me oyes? Tienes que luchar. Todo va a estar bien, pero tienes que quedarte conmigo.Cuando llegaron los paramédicos, Kristen acompañó a Susan al hospital, dejando a Sarah en casa para informar a Erik. Horas más tarde, en la sala de espera, Erik llegó r
—¿Qué está pasando aquí? —preguntó, con voz firme.Megan se adelantó con un dramatismo exagerado.—¡Oh, Alan! Esta chica me ha empujado y ha derramado el café sobre mí. ¡Mira mi vestido! Es de diseñador. Seguro lo hizo a propósito para molestarme. Alison, aún en shock, levantó la vista y negó con calma.—Señor Grey, le aseguro que no fue mi intención. Ella tropezó y…—¡Mentira! —interrumpió la modelo, alzando la voz—. ¿Acaso crees que me vas a engañar con esa cara de inocente? Seguro quieres ganarte puntos con Alan.Alan levantó una mano, cortando el discurso de Megan.—Ya basta, Megan. —Su voz era fría y autoritaria—. He visto suficiente desde que llegué. Alison no tiene motivos para hacer algo así. Deja de comportarte como una chica caprichosa.—¿Caprichosa? —Megan lo miró indignada, pero su tono se volvió más sumiso—. Alan, yo solo…—Es suficiente. Vete a cambiar, y después hablaremos. —Sin darle opción a replicar, se giró hacia Alison—. Tú, acompáñame a mi oficina. Quiero explica