Flashback. Un año atrás. Después de haber compartido un momento tan especial e inolvidable, tanto el Príncipe Lexter como Alondra, intentaron continuar con su día con normalidad, esforzándose al máximo por mantener sus pensamientos al límite, aunque por más que ambos intentaban no pensar en lo que había ocurrido entre ellos en la mañana, el recuerdo de las palabras, las promesas y los besos que habían compartido apenas unas horas antes, se había instalado en el corazón y la mente de los dos, sin la menor intención de dejarlos concentrar en otra cosa que no fuera, en el deseo casi irrefrenable de volverse a ver y así volverse a sentir, como ambos se sintieron el uno al otro, cuando descubrieron que los dos estaban dispuestos a vivir, el sentimiento tan profundo que todos llaman amor. Tan ensimismada estaba Alondra en sus pensamientos, que sólo cuando Kitty levantó la voz, ella pudo salir de su ensoñación. —¿Te sientes mal todavía? Es que has estado muy distraída toda la mañana Nanny.
—Señorita Richmond, el hecho de que usted haya irrumpido en una reunión Real sin previa autorización, es una falta muy grande y es algo intolerable —le reclamó el Rey, aunque en su interior estaba muy sorprendido por las palabras de Alondra. Sin embargo, no pudo evitar preguntarle: —¿De verdad usted está dispuesta a sacrificar su amor por el Príncipe heredero, para que él no sea destronado por el Gran parlamento, cuando su romance salga a la luz? —Si, Su Majestad... Yo… yo sé que haber comenzado una relación amorosa con el Príncipe Lexter, fue una grave falta, pero… —dijo Alondra llorando, pero fue interrumpida por el Rey, cuando dijo con firmeza: —Exactamente señorita Alondra, lo que usted hizo es una clara violación a la ley Krishna; ¿Se da cuenta que yo puedo sentenciarla a muerte por este delito, o azotarla hasta morir? —¡No padre! Tú no puedes darle muerte a la mujer que yo amo, sólo porque se dio la oportunidad de amar y ser amada! ¡Tú no puedes hacernos esto! —exclamó el Prí
Actualidad.—Es impresionante todo lo que nos ha relatado Milady. ¿De verdad usted estaba dispuesta a sacrificar su amor por el Príncipe Lexter, para que él no tuviera problemas con su sucesión al trono? —le preguntó la periodista a Alondra.—Desde luego, yo me sacrificaría por él sin dudarlo ni un instante, pues en ese momento, yo creí que esa era la única solución, pues si alguien debía hacerlo era yo y nadie más, luego tuve que entender que las cosas no eran como yo pensaba. —le respondió Alondra con firmeza.—Y casi te pierdo ese día. No te puedes ni inmaginar el terror que yo sentí, cuando te vi vomitando sangre y cuando caíste inconsciente con una fiebre altísima. Y luego, cuando la doctora Camelia nos dió el diagnóstico, se me encogió el corazón de dolor, porque yo sabía lo mucho que te afectaría el saberlo, sobre todo, porque el síndrome de hibernación celular, te dejarían severas consecuencias, las cuales han permanecido aún hasta el día de hoy. Ese fue uno de los días más os
Inicio del flashback: Tres días después.Habían transcurrido tres días, desde que el cuerpo de Alondra Richmond sufrió un gran colapso, trayendo como resultado, que todo su organismo cesara sus funciones de manera temporal y que en ese momento, ella se encontrara aún inconsciente. Por otra parte, el día siguiente de lo que le ocurrió a Alondra, llegaron a Gales los médicos que habían hablado con la doctora Camelia la noche anterior, los cuales provenían de Escocía y Corea: el doctor Ji-hu Lee de Corea, el doctor Kester Gibson de Escocía y el doctor Calem Hamilton, también de Escocía. Estos doctores junto con la doctora Camelia, desde ese mismo día se entregaron al cuidado de Alondra, quien pese a no recuperar la consciencia en su totalidad, había experimentado pequeños lapsos en los que hablaba en un estado de semi inconsciencia, para luego volver a quedarse dormida. Sin embargo, al tercer día de inconsciencia, Alondra dió claros indicios de que en cualquier momento despertaría, por l
—No te voy a mentir Alondra, tu condición de salud es muy delicada. Yo te lo diré con detalle, pero primero debes prometerme que lo tomarás con tranquilidad y que te mantendrás lo más serena posible. —le dijo la doctora Camelia, pero debía asegurarse que la noticia no le causara un gran shock.—Te lo prometo, por favor dime que me ocurrió. —la angustia se le notaba en la voz a Alondra, por lo que Camelia le informó todo lo que le ocurrió con detalle y todo lo que en ese momento está sintiendo. A medida que Alondra escuchaba a la doctora, sus lágrimas salían a raudales.Al terminar la doctora de explicarle a Alondra la verdad sobre su condición, se hizo un silencio ensordecedor, porque la chica sólo intentaba asimilar todo lo que la doctora le explicó, sin pronunciar ninguna palabra. Al cabo de un par de minutos, Alondra le preguntó a Camelia con voz baja:—¿En cuanto tiempo podré recuperar mi habilidad de caminar?—Honestamente, no hay un tiempo determinado, puede ser dentro de unos d
Después que el Príncipe Lexter salió de la habitación donde se encontraba Alondra, fue a reunirse con su padre, con su madre, con el resto de su familia y con los ministros, para hablar su situación sentimental con la señorita Richmond. Sin embargo, a pesar de lo que le esperaba, él estaba tranquilo porque pudo convencerla de no abandonarlo, como ella movida por el miedo, pretendía hacerlo. Él mismo reconocía que la situación no era nada sencilla, ya que se había violado una ley que tenía tantos siglos establecida, como la ley Krishna; y eso no sería pasado por alto. Sin embargo, tal y como se lo dijo a la mujer que amaba, su deber principal sería proteger su relación a toda costa y por encima de quien sea, a partir de ese día.—Hijo, me alegra mucho que hayas llegado. ¿Cómo está la señorita Richmond? ¿Ya despertó? —le preguntó la Reina al Príncipe heredero.—Si mamá, Alondra ya despertó y ya supo la verdad sobre su estado de salud; y aunque no fue fácil para ella aceptar lo que le oc
Después de una hora en la que el Príncipe heredero explicó con detalle, porqué deseaba convertir a Alondra en su esposa y en la futura Reina de la nación, lo cual aunque no convenció del todo a su padre, a su hermano Damien, al primer ministro del parlamento y al consejero de estado, les dejó claro que él no pensaba renunciar a ella nunca, por lo que aunque no fue una decisión concluyente y definitiva, el Rey y los ministros decidieron por la tranquilidad del Príncipe Lexter y de toda la familia Real, que este pudiese permanecer cerca de la señorita Richmond durante su convalecencia, siempre y cuando fuese lo más discreto y hermético posible con este hecho, lo que significaba que nadie podía enterarse de su relación amorosa con ella, aparte de las personas que ya lo sabían, al menos hasta que se llegara al veredicto final a este respecto.Por su parte, Lexter aceptó de inmediato esa decisión, porque para él, más que una decisión era una batalla ganada, lo cual lo llenaba de gran alegr
Habían transcurrido 3 días desde que el Príncipe Lexter y Alondra Richmond, decidieron tomarse unos días para enfriar sus pensamientos y pensar con detenimiento sobre el futuro de su relación; y así había sido, ya que no habían vuelto hablar desde ese día que discutieron de forma tan enérgica, por los celos de Lexter y su ira incontrolable. Sin embargo, el hecho de que no hayan vuelto hablar, no significa que el Príncipe Lexter no estuviera pendiente de sus necesidades, ya que el día que fue trasladada a una habitación particular, él dispuso que le acondicionaran una habitación que tuviera muy buena iluminación y ventilación, un aposento que tuviese una vista maravillosa, en donde se sintiera cómoda y tranquila.Él por su parte, todos los días iba a verla por un par de minutos, le preguntaba cómo se sentía, si necesitaba algo en especial, a lo que ella siempre respondía que estaba bien. No obstante, cada vez que Alondra veía como Lexter le hacía visitas cortas de forma cordial, para l