Después que el Príncipe Lexter salió de la habitación donde se encontraba Alondra, fue a reunirse con su padre, con su madre, con el resto de su familia y con los ministros, para hablar su situación sentimental con la señorita Richmond. Sin embargo, a pesar de lo que le esperaba, él estaba tranquilo porque pudo convencerla de no abandonarlo, como ella movida por el miedo, pretendía hacerlo. Él mismo reconocía que la situación no era nada sencilla, ya que se había violado una ley que tenía tantos siglos establecida, como la ley Krishna; y eso no sería pasado por alto. Sin embargo, tal y como se lo dijo a la mujer que amaba, su deber principal sería proteger su relación a toda costa y por encima de quien sea, a partir de ese día.—Hijo, me alegra mucho que hayas llegado. ¿Cómo está la señorita Richmond? ¿Ya despertó? —le preguntó la Reina al Príncipe heredero.—Si mamá, Alondra ya despertó y ya supo la verdad sobre su estado de salud; y aunque no fue fácil para ella aceptar lo que le oc
Después de una hora en la que el Príncipe heredero explicó con detalle, porqué deseaba convertir a Alondra en su esposa y en la futura Reina de la nación, lo cual aunque no convenció del todo a su padre, a su hermano Damien, al primer ministro del parlamento y al consejero de estado, les dejó claro que él no pensaba renunciar a ella nunca, por lo que aunque no fue una decisión concluyente y definitiva, el Rey y los ministros decidieron por la tranquilidad del Príncipe Lexter y de toda la familia Real, que este pudiese permanecer cerca de la señorita Richmond durante su convalecencia, siempre y cuando fuese lo más discreto y hermético posible con este hecho, lo que significaba que nadie podía enterarse de su relación amorosa con ella, aparte de las personas que ya lo sabían, al menos hasta que se llegara al veredicto final a este respecto.Por su parte, Lexter aceptó de inmediato esa decisión, porque para él, más que una decisión era una batalla ganada, lo cual lo llenaba de gran alegr
Habían transcurrido 3 días desde que el Príncipe Lexter y Alondra Richmond, decidieron tomarse unos días para enfriar sus pensamientos y pensar con detenimiento sobre el futuro de su relación; y así había sido, ya que no habían vuelto hablar desde ese día que discutieron de forma tan enérgica, por los celos de Lexter y su ira incontrolable. Sin embargo, el hecho de que no hayan vuelto hablar, no significa que el Príncipe Lexter no estuviera pendiente de sus necesidades, ya que el día que fue trasladada a una habitación particular, él dispuso que le acondicionaran una habitación que tuviera muy buena iluminación y ventilación, un aposento que tuviese una vista maravillosa, en donde se sintiera cómoda y tranquila.Él por su parte, todos los días iba a verla por un par de minutos, le preguntaba cómo se sentía, si necesitaba algo en especial, a lo que ella siempre respondía que estaba bien. No obstante, cada vez que Alondra veía como Lexter le hacía visitas cortas de forma cordial, para l
Al día siguiente, Alondra Richmond despertó con una radiante sonrisa en el rostro, la cual iluminó toda la habitación. —No sabes lo feliz que me siento, al verte sonreír de forma tan radiante. —dijo la señora Kim sonriendo. —¡Señora Kim! ¡No sabe cuanto me alegra verla! —respondió Alondra alegre—. Dígame, ¿Cómo están hoy las chicas? Supe que ellas tendrán una participación activa en el recibimiento Real el día de hoy. —Así es, el Príncipe Lexter les ha dado a cada una, asignaciones específicas, para que puedan realizarlas. Y están muy contentas, sobre todo, porque se sienten útiles. —le respondió la señora Kim. —¡Cuánto me hubiese gustado ayudarlas hoy! —dijo la señorita Richmond un poco triste. —Nada de tristezas señorita. Sé que quisieras ser de ayuda para nosotros, pero la mejor forma de ayudarnos es descansando para que te recuperes pronto. El Príncipe Lexter se volvería loco si te ocurriera algo más. Para él, tú eres una persona muy valiosa e importante. —le dijo la señora Ki
Una hora después del encuentro entre la pareja, en el que a Alondra le quedó claro el amor que el Príncipe sentía por ella, el Reino de Gales recibía a sus primeros invitados, quienes eran los tres mejores amigos del Príncipe heredero: Gerard Sheffield. Duque de Castleton, Dedrick Buttler. Duque de Bristol y Marcus Shephard. Duque de Aberdeen.—¡Excelencias! ¡Que alegría me da tenerlos aquí! —dijo el Príncipe Lexter, mientras les daba un afectuoso abrazo a cada uno de sus amigos.—¡Alteza Real! Estamos tan contentos de estar con usted y con toda la familia Real. Muchísimas gracias por recibirnos. —dijo el Duque de Castleton.—No más que yo, créanme. Pero, ya tendremos tiempo para hablar y ponernos al día. Sean bienvenidos a la Corte. —les respondió Lexter.—Gracias amigo mío. Por cierto, ¿Cómo ha estado la señorita Richmond? ¿Se ha recuperado? —le preguntó su amigo Dedrick Buttler.—Ella está recuperándose poco a poco. Y respondiendo tu pregunta, Alondra está hermosa, muy hermosa, alg
Actualidad—No puedo creer que una persona pueda intentar chantajear a otra, utilizando algo tan delicado. —dijo la periodista Aisha.—Cuando el Príncipe me lo comentó, yo tampoco lo podía creer, sobre todo, porque se supone que ambos eran amigos y que además, habían compartido una relación sentimental. —le respondió Alondra a la periodista.—Es por este motivo que cuando usted hizo mención de la Princesa Young-mi, yo me sentí incómodo, ya que lo cierto es que ella ya no me tiene tanta estima, desde ese día, digamos que rompimos toda relación amistosa entre ambos. —dijo Lexter a la periodista.—¿Podría decirnos qué ocurrió con la Princesa? —dijo Aisha Brown.—Digamos que tuve que decirle ciertas verdades incómodas, las cuales merecían ser dichas. Cuando ella me quiso chantajear, yo… —dijo el Príncipe heredero, mientras proseguía con el relato de lo sucedido.Inicio del flashback: un año antes—¿De verdad tú pretendes chantajearme con esto? —le preguntó Lexter de forma fría.—Yo no te
Inicio de flashback.—¿De verdad exiliaste hacia otro país a tu propia hermana? No puedo creer que le hayas hecho eso a tu propia familia. —le preguntó la Princesa Young.—Pues créelo, así que no dudes que si me desafías, sufrirás las peores consecuencias, ¿Me entendiste? Ahora si me disculpas, tengo que recibir a mis invitados. Que estés bien. —le respondió Lexter de forma fría y acto seguido, la dejó sola con una furia ascendente. —Se dijo a si misma la Princesa Young-mi, sintiéndose muy furiosa.Mientras esto ocurría, en la habitación donde se encontraba Alondra, el doctor Hamilton estaba examinándola con detenimiento, mientras ella estaba acostada.—¿Cómo me encuentro doctor Calem? —le preguntó Alondra.—Tienes el pulso más estable, pero aún la respiración se encuentra algo errática, te colocaré una inyección que relajara tus vías respiratorias y les dará estabilidad al oxígeno que entre por tus pulmones. ¿Cómo te sientes? —le dijo Calem con suavidad.—Me siento tranquila a pe
—¿De qué estás hablando? Además, ¿En qué te afecta el que esté o no enamorado de una Alondra? No deberías escuchar conversaciones ajenas. —le dijo Calem a la persona que le habló.—¡Ay no que desconsiderada soy! Y esto me afecta, porque tú no estás en el palacio para hacerle la corte a esa tonta, ya que, al igual que yo, tú estás aquí para informarles a nuestros jefes, sobre todo lo que ocurra con la señorita en cuestión. Recuerda que para ellos, Alondra es su boleto de regreso a la Corte, el cual utilizarán muy pronto, así que no lo eches a perder. —le respondió esa persona.—¿Sabes lo que pienso? Que estás muy celosa de Alondra, por la razón de que tú, ni haciéndote pasar por una Dojagi natural y no creada en un laboratorio, como realmente ocurrió, has logrado ganarte el cariño y el aprecio de los habitantes de este palacio, sobre todo, el del Príncipe Seong-Jin, a diferencia de la señorita Richmond que ha cautivado por completo el corazón del futuro Rey de Gales, sin tener que fing