Una hora después del encuentro entre la pareja, en el que a Alondra le quedó claro el amor que el Príncipe sentía por ella, el Reino de Gales recibía a sus primeros invitados, quienes eran los tres mejores amigos del Príncipe heredero: Gerard Sheffield. Duque de Castleton, Dedrick Buttler. Duque de Bristol y Marcus Shephard. Duque de Aberdeen.—¡Excelencias! ¡Que alegría me da tenerlos aquí! —dijo el Príncipe Lexter, mientras les daba un afectuoso abrazo a cada uno de sus amigos.—¡Alteza Real! Estamos tan contentos de estar con usted y con toda la familia Real. Muchísimas gracias por recibirnos. —dijo el Duque de Castleton.—No más que yo, créanme. Pero, ya tendremos tiempo para hablar y ponernos al día. Sean bienvenidos a la Corte. —les respondió Lexter.—Gracias amigo mío. Por cierto, ¿Cómo ha estado la señorita Richmond? ¿Se ha recuperado? —le preguntó su amigo Dedrick Buttler.—Ella está recuperándose poco a poco. Y respondiendo tu pregunta, Alondra está hermosa, muy hermosa, alg
Actualidad—No puedo creer que una persona pueda intentar chantajear a otra, utilizando algo tan delicado. —dijo la periodista Aisha.—Cuando el Príncipe me lo comentó, yo tampoco lo podía creer, sobre todo, porque se supone que ambos eran amigos y que además, habían compartido una relación sentimental. —le respondió Alondra a la periodista.—Es por este motivo que cuando usted hizo mención de la Princesa Young-mi, yo me sentí incómodo, ya que lo cierto es que ella ya no me tiene tanta estima, desde ese día, digamos que rompimos toda relación amistosa entre ambos. —dijo Lexter a la periodista.—¿Podría decirnos qué ocurrió con la Princesa? —dijo Aisha Brown.—Digamos que tuve que decirle ciertas verdades incómodas, las cuales merecían ser dichas. Cuando ella me quiso chantajear, yo… —dijo el Príncipe heredero, mientras proseguía con el relato de lo sucedido.Inicio del flashback: un año antes—¿De verdad tú pretendes chantajearme con esto? —le preguntó Lexter de forma fría.—Yo no te
Inicio de flashback.—¿De verdad exiliaste hacia otro país a tu propia hermana? No puedo creer que le hayas hecho eso a tu propia familia. —le preguntó la Princesa Young.—Pues créelo, así que no dudes que si me desafías, sufrirás las peores consecuencias, ¿Me entendiste? Ahora si me disculpas, tengo que recibir a mis invitados. Que estés bien. —le respondió Lexter de forma fría y acto seguido, la dejó sola con una furia ascendente. —Se dijo a si misma la Princesa Young-mi, sintiéndose muy furiosa.Mientras esto ocurría, en la habitación donde se encontraba Alondra, el doctor Hamilton estaba examinándola con detenimiento, mientras ella estaba acostada.—¿Cómo me encuentro doctor Calem? —le preguntó Alondra.—Tienes el pulso más estable, pero aún la respiración se encuentra algo errática, te colocaré una inyección que relajara tus vías respiratorias y les dará estabilidad al oxígeno que entre por tus pulmones. ¿Cómo te sientes? —le dijo Calem con suavidad.—Me siento tranquila a pe
—¿De qué estás hablando? Además, ¿En qué te afecta el que esté o no enamorado de una Alondra? No deberías escuchar conversaciones ajenas. —le dijo Calem a la persona que le habló.—¡Ay no que desconsiderada soy! Y esto me afecta, porque tú no estás en el palacio para hacerle la corte a esa tonta, ya que, al igual que yo, tú estás aquí para informarles a nuestros jefes, sobre todo lo que ocurra con la señorita en cuestión. Recuerda que para ellos, Alondra es su boleto de regreso a la Corte, el cual utilizarán muy pronto, así que no lo eches a perder. —le respondió esa persona.—¿Sabes lo que pienso? Que estás muy celosa de Alondra, por la razón de que tú, ni haciéndote pasar por una Dojagi natural y no creada en un laboratorio, como realmente ocurrió, has logrado ganarte el cariño y el aprecio de los habitantes de este palacio, sobre todo, el del Príncipe Seong-Jin, a diferencia de la señorita Richmond que ha cautivado por completo el corazón del futuro Rey de Gales, sin tener que fing
—¿Qué tonterías estás diciendo Young-mi? ¿Cómo que el Príncipe Lexter y una Dojagi de palacio, tienen un romance prohibido? Eso es un delito y lo sabes. —le dijo el Rey Hwan a su hija.—Sé que una relación entre una Dojagi y un miembro tan importante de la Realeza es un crimen, pero es verdad lo que estoy diciendo. El Príncipe heredero de Gales y una Dojagi de este palacio, mantienen una relación amorosa. —respondió Young-mi con arrogancia.—¿Acaso tienes pruebas de lo que me estás acusando? —le refutó Lexter.—Si las tengo. —le respondió ella.—Entonces muéstralas ya mismo, ¿Qué esperas? Me encantaría verlas. —le respondió Lexter con rabia contenida.—Yo… bueno… no las tengo conmigo, pero… —dijo Young-mi nerviosa, pero fue interrumpida por la Reina de Gales, quien le dijo:—Me parece un descaro de su parte, venir a nuestro hogar y presentar una acusación tan absurda como esa, en contra del futuro Rey de nuestra nación. Usted no tiene ni idea en el problema tan grande en el que se ha
—¡Baje el arma Alteza, porque no voy a permitir que usted lastime a mi hija, por lo que si llega a dispararle, le doy mi palabra que tendrán que matarme primero, para que yo no haga nada al respecto. —le dijo Lord Richmond apuntando a la Princesa Almendra con decisión.—Padre por favor, no lo hagas. No intervengas en esto. ¡Alteza! ¡Basta ya! Por favor hablemos. —dijo Alondra con voz agitada.—¡Que te calles te dije! —le dijo Almendra golpeándole la cabeza con el arma— Y usted a mi no me amenaza, Lord Richmond. Usted no es más que… —Almendra no pudo seguir hablando, porque Lexter disparó su arma muy cerca de ella, lo que la silenció de inmediato.—Si no sueltas el arma ya mismo, el próximo disparo irá a tu cabeza. —le gritó Lexter furioso, lo que llenó de miedo a su hermana y la impulsó a soltar el arma, siendo detenida al instante.Al ser detenida, Almendra sólo lloró sin consuelo alguno, pues sabía el problema tan grande que tenía, el que ella misma había ocasionado. Entretanto, el
Una vez que esta muestra de afecto entre la pareja finalizó, Lexter le susurró a Alondra:—Mi amor, todo saldrá bien, confía en mí, tendremos que luchar mucho para estar juntos de forma libre, pero lo conseguiremos y viviremos este gran amor que nos une. Ya lo verás.—Yo lo sé amor, yo confío en que si podremos estar juntos… sin restricción alguna… yo… —le respondió Alondra pero no pudo seguir hablando, porque tuvo un desvanecimiento tan fuerte, que el Príncipe heredero tuvo que sostenerla.—Mi amor, ¿Estás bien? Tú aún estás muy débil y no estás bien y ahora estoy yo, causándote más estrés. Perdóname por favor. —le dijo Lexter preocupado.—No es tu culpa, yo no sé que me pasó, me duele la cabeza y siento mareos. —le dijo Alondra y subió el rostro, ocasionando que Lexter exclamara muy asustado:—¡Estás sangrando! ¡De nuevo estás sangrando! ¡No puede ser!—¿Qué? ¿Estoy sangrando? ¿Dónde? —dijo Alondra tocándose el rostro, hasta que se dió cuenta que sangraba por la nariz.—Tranquila
—No quiero ser yo el que interrumpa tan conmovedor momento, pero debemos irnos Lexter. —le dijo Damien a su hermano.—Lo sé, pero no la quiero dejar sola, no sé si ya llegaron los guardias a custodiar la habitación. —dijo el Príncipe heredero.—Lex, si quieres yo me quedo con ella mientras regresas, no te preocupes. —le dijo el Príncipe Seong-Jin a su hermano.—Eso me tranquilizaría mucho, porque de lo contrario, la otra opción es dejarla sola, en compañía del doctor Hamilton, lo cual me angustia sobremanera. —le respondió Lexter.—Y, ¿Eso por qué? ¿Hay algún problema con él? —preguntó Damien.—Con su desempeño laboral, no tengo ninguna queja, pero, el doctorcito está jugando al galán con mi rosa sin espinas; y como comprenderán, tengo que estar muy vigilante. —le respondió el Príncipe heredero.—¡Lexter! ¡Qué hombre tan insufrible eres en ocasiones! —le dijo Alondra con una sonrisa.—Insufrible no, hombre precavido si, sobre todo, cuando se trata de ti. Tengo que cuidar a mi tesoro m