Flashback: un año atrás .
Habían transcurrido dos semanas, desde que el Príncipe Lexter evitara que Alondra cayera por las escaleras; y a partir de ese día, el Príncipe de manera intencional, buscaba oportunidades para poder coincidir con la señorita Richmond y poder hablarle, aunque fuera sólo por un instante, con un saludo cuando ella estuviera con la Princesa Kitty, o cuando ambos se encontraban en los pasillos del palacio, porque lo que realmente deseaba el Príncipe Lexter, era demostrarle de forma más abierta, su interés por ella, algo que tenía a Alondra cada vez más nerviosa, pues cada vez que él le demostraba mediante sus miradas o sus palabras, que se sentía atraído por ella, el corazón de Alondra se agitaba tanto, que aveces creía que se saldría de su pecho, llenándola de una mezcla de ansiedad, temor, nervios y una gran felicidad, que cada día se le hacía más difícil ocultar.
Por otra parte, desde ese mismo día, tanto Lexter como Alondra, comenzaron a comunicarse por teléfono de manera frecuente, un “Buenos días, ¿ Cómo estás hoy?, alguna anécdota interesante o graciosa que uno de los dos haya tenido durante el día, un ¿Cómo estuvo tu día? y un descansa, dulces sueños”, se habían convertido en el ingrediente perfecto y constante, para que la conexión de ambos, que se evidenció a orillas de una escalera, se fortaleciera a diario, permitiendo que el nerviosismo de los dos, se atenuara lo suficiente, para compartir como buenos amigos.
Sin embargo, cierto día, ellos pudieron compartir algo más que un simple saludo o una comunicación telefónica. Esto ocurrió en la víspera de la visita Real, de los Reyes de Francia, Turquía, Irlanda, Suiza y Corea del Sur, al Reino de Gales la cual tendría lugar la siguiente semana, y que el recibimiento estaría a cargo del Príncipe heredero, como preparación para sus futuras responsabilidades, una vez que él se convirtiera en el Rey de la nación. Ese día en particular, el Príncipe Lexter se encontraba muy nervioso, ya que los invitados Reales llegarían a Gales la siguiente semana, y todavía habían algunos detalles importantes, que no estaban preparados, lo cual tenía a Su Alteza Real muy ansioso.
—Para la próxima semana todo debe estar preparado, no debe haber ningún error, ¿Está claro? Nuestros invitados son sumamente importantes, por lo que debe quedarles evidente a todos ellos, que Gales es una nación moderna, tecnológica, desarrollada e interesada en el progreso y superación de todos sus habitantes. Es nuestro trabajo demostrarles que nuestra nación, está tan preparada e industrializada, como cualquier potencia existente. Por lo tanto, tenemos sólo 7 días para que todos los detalles referentes al recibimiento Real y al baile que se llevará a cabo el día de su llegada en la noche, estén listos. Les advierto que no admitiré ninguna falla o ninguna incompetencia de parte de nadie, por lo que quien la cometa, será castigado con severidad, sin importar quien sea. ¿Les quedó claro?
—Si Alteza Real. —respondieron todos los asistentes a la reunión que había convocado el Príncipe.
—¿Los ministros tienen ya la presentación de las obras que se dirigen desde palacio listas? ¿La contabilidad de las fundaciones de ayuda social, de educación y de economía están al día? —preguntó el Príncipe Lexter.
—Ya todo está preparado Su Majestad. —le respondió el ministro de personal, Sir Asher Wood.
—Señora Kim, necesito que todas las Dojagis estén presentes en esta reunión, en esta oportunidad, ellas tendrán una parte activa en los preparativos y actividades que se llevarán a cabo, así que vaya por ellas por favor. —le dijo Lexter a la Gobernanta de las mujeres de palacio, lo cual incluía a las Dojagis de palacio, la señora Kimberly Wallas.
—De inmediato Su Alteza. —dijo la señora Kim y se fue a buscarlas, para llevarlas con el Príncipe heredero.
En el palacio Real de Gales, habían 5 Dojagis de palacio, la señorita Cassandra Jackson de 22 años, la señorita Odette Boulange de 19 años, la señorita Susette McDowell de 18 años, la señorita Josephine Valoir de 23 años y la señorita Alondra Richmond de 20 años, la cual también era la Nannyshi de la Princesa Katarina, hermana menor del Príncipe.
—Niñas, necesito que vengan conmigo, porque el Príncipe Lexter desea que todas las Dojagis estén en la reunión que se está llevando a cabo en el salón verde, ¿Dónde está Alondra? —dijo la señora Kim al encontrar a las Dojagis reunidas, en el salón de las Dojagis.
—Ali no se ha sentido bien hoy y en este momento, está con la doctora Camelia. —le respondió Odette.
—¿Qué es lo que tiene? ¿De nuevo tiene erupciones en la piel? —preguntó la señora Kim preocupada.
—No señora Kim, ya su piel se encuentra mejor, pero está muy pálida y con muchas náuseas y mareos. —dijo Cassandra—. Pero no la regañe señora Kim, Ali nos dijo que en los últimos 3 días no ha podido descansar adecuadamente, que casi no le ha dado apetito, pero a usted le consta que ella es muy responsable con su salud, de hecho, tanto es así, que aveces es Ali la que nos reprende cuando nos descuidamos.
—Eso lo sé muy bien, por lo que ahora estoy más preocupada por ella, pues Alondra tenía casi un año sin presentar síntomas tan importantes, cómo los está presentando ahora. Yo creo que tendré que hablar con el inspector Real sobre esto. Y en cuanto a ustedes, deben informarme cualquier detalle que sientan ustedes mismas o alguna de sus compañeras, referente a la enfermedad, aunque se les pida guardar silencio, esto podría significar vida o muerte para ustedes, ¿Está claro? —dijo la señora Kim con autoridad.
—Si señora Kim. —respondieron todas al unísono.
—¡Ahí viene Alondra! —exclamó Josephine y corrió a su encuentro. Al estar a su lado, le preguntó:
—Nena, ¿ Cómo te sientes? Qué te dijo la Dra Camelia?
—Me preguntó si había tomado esta mañana el multivitaminico, yo le dije que si, me preguntó si estaba durmiendo y comiendo lo suficiente, y en eso no le pude mentir, cuando lo supo me reprendió por no cumplir correctamente con el deber más importante que debo tener, el cual es, cuidar de mi estado de salud, para poder cumplir con mis demás obligaciones, aunque también me dijo que caí en una micro crisis porque ya necesitaba la inyección trimestral de nuestro tratamiento anual, la cual me colocó antes de la fecha reglamentaria y ahora me siento un poco mejor. Chicas, no le digan nada a la señora Kim, ustedes saben lo preocupada que estaría; y estoy convencida que me regañaría por no haber descansado bien estos últimos días, e incluso hasta podría hablar con papá o con el Príncipe Lexter y sé, que ambos son capaces de encerrarme hasta que estuviera recuperada. Yo estoy mejor de verdad, afortunadamente la doctora pudo detener el avance de los síntomas, pero me ordenó reposo absoluto por el día de hoy. Sin embargo, con todo lo que hay que hacer para la próxima semana, será muy difícil cumplir con este reposo. —dijo Alondra a las demás chicas, sin percatarse que era escuchada por la señora Kim y por alguien más.
—Alondra Richmond, si en este mismo instante no empiezas tu reposo, no hará falta que tu padre o el Príncipe te encierren, porque lo haré yo misma. ¿Entendiste? —dijo la señora Kim preocupada.
—Por supuesto señora Kim, créame que no fue mi intención ser una fuente de preocupación adicional. Le prometo que ahora mismo descansaré. —dijo Alondra apenada.
—¿Sabes lo que yo creo? Creo que te estás exigiendo demasiado, si no puedes con tantas responsabilidades, yo puedo hablar con la Reina al respecto, para que puedas tener ayuda con la Princesa Kitty. —sugirió la señora Kim.
—No por favor, yo con Kitty no tengo tanto trabajo, usted lo sabe, pero no sé por qué estos tres últimos días no he podido descansar bien, pero le aseguro que no volverá a pasar. La Dra Camelia me colocó un relajante nocturno, el cual me hará descansar y también me hará recuperar el apetito. Señora Kim, no le reporte este incidente a mi padre o al Príncipe Lexter por favor, yo ya me siento mejor. No es necesario que se los diga, le prometo que descansaré hoy, pero no les diga nada por favor. —le dijo Alondra a la señora Kim, pero antes de que ella pudiera responder, se escuchó una potente voz conocida por todas diciendo—:
—No es necesario que la señora Kim me diga que te ocurre, pues tú misma acabas de hacerlo Alondra.
—¡Principe Lexter! —exclamaron todas las mujeres al unísono, al ver al Príncipe heredero, apoyado en el marco de la puerta de entrada.
—Señora Kim, acompañe a las señoritas aquí presentes al salón verde, a excepción de la señorita Richmond que se quedará aquí conmigo un momento. Y también dígale al inspector Real, que me espere en el despacho. —ordenó el Príncipe Lexter, con tono serio y algo molesto.
—Como diga, Su Majestad. Chicas, acompáñenme al salón. —dijo la señora Kim, sin poder ayudar a Alondra, al igual que las demás Dojagis.
Cuando se quedaron solos, Lexter se acercó a Alondra quien tenía la mirada en el suelo; y levantando su mentón con delicadeza, Lexter no pudo evitar preguntarle:
—¿Por qué no querías que yo me enterara de como te sientes hoy? Sabes que yo debo saber todo lo relacionado con el bienestar de todas las Dojagis de palacio, además, creí que habíamos quedado en mantener una comunicación franca y honesta. Creí que confiabas en mi, ¿Es por esto que no me respondiste esta mañana cuando te escribí?
—Perdóneme por favor, no quiero que crea que no confío en usted, porque usted es una de las personas en las que más confío. Sin embargo, si no quería que usted lo supiera, fue porque usted está tan ocupado con la visita que vendrá la próxima semana al palacio, que no quise darle otra preocupación adicional. —le dijo Alondra.
—Escúchame un momento, por muy ocupado, nervioso e incluso malhumorado que yo pueda estar, siempre voy a tener el tiempo y energía para preocuparme por ti, ¿Tienes alguna idea de cómo me siento en este momento, al saber que no estás bien?. —le dijo Lexter y la abrazó de forma sorpresiva, haciendo que ella temblara por el estremecimiento, que este acto tan espontáneo de parte del Príncipe le causó.
—Su Alteza… yo… yo creo que esto no es lo más apropiado… es mejor que yo… —dijo Alondra haciendo un leve intento de separarse del abrazo, pero inmediatamente fue detenida por el Príncipe.
—Por favor, no te alejes. Quedémonos así un rato más. Te pido que me permitas tenerte entre mis brazos unos minutos más. Te suplico que por un solo momento, nos olvidemos del mundo que nos rodea y nos transmitamos por medio de este abrazo, lo que sentimos el uno por el otro, porque yo ya no puedo ocultar lo que siento por ti; y sé muy bien, que tú sientes lo mismo que yo. —le dijo Lexter en susurros delicados.
—Príncipe Lexter, yo… no sé que decir, sólo sé que dentro de mi se está librando una gran guerra, entre lo que… lo que estoy sintiendo por usted, debido a que yo sé que es prohibido y que está mal y lo que realmente desea mi corazón y cada fibra de mi ser con absoluta vehemencia. —se sinceró Alondra, desnudando por primera vez su alma ante el Príncipe, el cual quedó sin palabras ante tal confesión.
—No te imaginas lo feliz que me han hecho tus palabras. Por eso, permíteme librar esta batalla contigo, ya que no eres la única que se siente en una guerra por lo que sentimos. Ahora, déjame demostrarte desde hoy y por el resto de mi vida, que este amor que ha nacido y florecido, tanto dentro de ti como dentro de mi, no es una batalla perdida. —le pidió Lexter sosteniéndole la mirada, con el mismo grado de profundidad.
—Alteza… usted sabe muy bien que esta… que esta fuerte atracción que sentimos el uno por el otro, es un imposible. No podemos darle rienda suelta a este sentimiento, por más que ambos lo deseemos. —le dijo Alondra y bajó la mirada.
—Yo te voy a demostrar que en ocasiones, lo imposible se puede alcanzar, sólo tienes que confiar en mi, pues yo jamás te lastimaría. Sin embargo, ahora que sé que lo que siento por ti es completamente correspondido, debo hacerte 3 peticiones. ¿Puedo hacerlo? —le dijo el Príncipe Lexter, levantándole el mentón.
—Lo que usted quiera, Su Majestad. —le dijo Alondra mirándolo fijamente.
—La primera petición, es que cuando estemos solos, olvídate de las formalidades y los títulos y sólo dime Lexter, y tutéame por lo que más quieras. ¿De acuerdo? —le dijo Lexter.
—¿Llamarlo por su nombre y tutearlo? Pero, ¿Cómo puedo hacerlo si usted es el Principe heredero de Gales? —objetó Alondra.
—En este momento, no soy el Príncipe heredero, sólo soy un hombre tratando de convencer a la mujer más especial para mí, que le tengas mucha más confianza al tratarlo. ¿Podrias ayudar a este hombre con esa misión? —le dijo Lexter tomando sus manos con suavidad.
—No será fácil, pero prometo que lo intentaré Alte… quiero decir Lexter. —dijo Alondra y ambos rieron.
—Mi segunda petición, es que no vuelvas a intentar ocultarme cualquier malestar que tengas, por muy leve que este sea, sin importar lo ocupado o estresado que yo pueda estar, también te suplico que reposes completamente el día de hoy, tal y como te dijo la doctora, no me obligues a encerrarte o a amarrarte. Recuerda que desde hoy, te has convertido en mi prioridad principal, ya que después de todo lo revelado por parte de ambos y después que nuestras almas, quedaron al desnudo por completo, nuestra relación no puede seguir siendo igual como hasta ahora. ¿Lo entiendes verdad? —le respondió Lexter con cautela.
—Claro que lo entiendo y lo acepto, pero me gustaría pedirle… digo pedirte que por ahora llevemos esta relación despacio… antes de convertirla en un cortejo formal. Y por favor, no me malinterpretes, yo fui muy sincera con lo que te expresé y no me arrepiento de habértelo dicho, pero apenas estoy asimilando mis sentimientos hacia ti, los cuales aún tengo que aceptar de forma plena, por lo que te pido que por favor, me tengas paciencia. —le respondió Alondra mirándolo a los ojos.
—Yo estoy dispuesto a esperarte una vida entera, mil años si es preciso, con la condición de que me prometas que no me alejarás de ti y que permitirás, que descubrámos lo que verdaderamente sentimos el uno por el otro, juntos y tomados de la mano, como lo estamos ahora. —le respondió el Príncipe Lexter.
—Te lo prometo, porque yo no quiero vivir separada de ti. —le respondió Alondra y tomando una atrevida iniciativa, ella se puso en puntillas y le besó la mejilla.
—¡Vaya! No esperaba recibir este regalo tan maravilloso de tu parte. —le dijo Lexter tocándose la mejilla besada con una bella sonrisa.
—¡Dios mío! Por favor perdóname, no quise importunarte, pero… yo… —le dijo Alondra, pero él le colocó un dedo en los labios y acariciandole la mejilla, le dijo con dulzura—. No me pidas perdón, por haber hecho lo que deseabas hacer. Es más, de ahora en adelante, puedes darme todos los besos que quieras, porque yo haré lo mismo.
—¡Lexter! —exclamó Alondra, ruborizada por completo.
—Sólo dije la verdad, pero está bien. Te prometo que intentaré no causar tus hermosos sonrojos, por mucho que eso me tiente. —le respondió Lexter, haciéndola sonreír.
—Mejor dime, ¿Cúal es tu tercera petición? Dijiste que eran tres peticiones y sólo has hecho dos. —le dijo Alondra, aún con sus manos sujetadas.
—Cierto, mi tercera petición tiene que ver con el baile de recibimiento, que se ofrecerá en palacio, en honor a nuestros invitados que llegan mañana. —le dijo Lexter.
—Está bien, pídeme lo que necesites. —le respondió Alondra.
—Te pido que seas mi acompañante durante todo el día del recibimiento Real la próxima semana, tanto en el recibimiento Real como en el baile en honor a los visitantes, por favor. —le respondió Lexter.
—¿Qué? ¿Tú quieres que yo… es decir yo…? —dijo Alondra sin poderlo creer todavía.
—Por favor mi niña hermosa, di que aceptas estar conmigo el día de mañana, porque desde hoy quiero que estés muy cerquita de mi. ¿Qué dices? ¿Aceptas ser mi acompañante y mantenerte cerca de mi, durante toda la visita Real? —le dijo Lexter, estrechándola por la cintura con suavidad, mientras esperaba una respuesta de parte de ella.
Fin del flashback.
Inicio del flashback: un año atrás.—¿Crees que mi petición final pueda ser concedida? —le preguntó Lexter, mientras la iba estrechando más y más a su cuerpo.—¿Tú crees que la decisión de que yo sea tu acompañante la próxima semana, en el recibimiento Real y en el baile en su honor, sea la decisión correcta? Lo digo porque Su Majestad ha delegado en ti una gran responsabilidad, la cual estás llevando a cabo de manera sobresaliente, por lo que no quisiera ser yo, la que empañara ese día tan importante para ti y para el Reino, al aceptar estar a tu lado como tu novia, cuando aún tú y yo, estamos definiendo nuestra relación. —le respondió Alondra.—Yo ya tengo definido que relación quiero tener contigo, tanto ahora como en el futuro. —le respondió Lexter con firmeza.—Y, ¿Qué tipo de relación deseas que tengamos? —le respondió Alondra con el corazón en un hilo, ya que la respuesta que él le diera, determinaría el presente y el futuro de los dos.—Yo a ti no te quiero para pasar el rato,
Flashback. Un año atrás. Después de haber compartido un momento tan especial e inolvidable, tanto el Príncipe Lexter como Alondra, intentaron continuar con su día con normalidad, esforzándose al máximo por mantener sus pensamientos al límite, aunque por más que ambos intentaban no pensar en lo que había ocurrido entre ellos en la mañana, el recuerdo de las palabras, las promesas y los besos que habían compartido apenas unas horas antes, se había instalado en el corazón y la mente de los dos, sin la menor intención de dejarlos concentrar en otra cosa que no fuera, en el deseo casi irrefrenable de volverse a ver y así volverse a sentir, como ambos se sintieron el uno al otro, cuando descubrieron que los dos estaban dispuestos a vivir, el sentimiento tan profundo que todos llaman amor. Tan ensimismada estaba Alondra en sus pensamientos, que sólo cuando Kitty levantó la voz, ella pudo salir de su ensoñación. —¿Te sientes mal todavía? Es que has estado muy distraída toda la mañana Nanny.
—Señorita Richmond, el hecho de que usted haya irrumpido en una reunión Real sin previa autorización, es una falta muy grande y es algo intolerable —le reclamó el Rey, aunque en su interior estaba muy sorprendido por las palabras de Alondra. Sin embargo, no pudo evitar preguntarle: —¿De verdad usted está dispuesta a sacrificar su amor por el Príncipe heredero, para que él no sea destronado por el Gran parlamento, cuando su romance salga a la luz? —Si, Su Majestad... Yo… yo sé que haber comenzado una relación amorosa con el Príncipe Lexter, fue una grave falta, pero… —dijo Alondra llorando, pero fue interrumpida por el Rey, cuando dijo con firmeza: —Exactamente señorita Alondra, lo que usted hizo es una clara violación a la ley Krishna; ¿Se da cuenta que yo puedo sentenciarla a muerte por este delito, o azotarla hasta morir? —¡No padre! Tú no puedes darle muerte a la mujer que yo amo, sólo porque se dio la oportunidad de amar y ser amada! ¡Tú no puedes hacernos esto! —exclamó el Prí
Actualidad.—Es impresionante todo lo que nos ha relatado Milady. ¿De verdad usted estaba dispuesta a sacrificar su amor por el Príncipe Lexter, para que él no tuviera problemas con su sucesión al trono? —le preguntó la periodista a Alondra.—Desde luego, yo me sacrificaría por él sin dudarlo ni un instante, pues en ese momento, yo creí que esa era la única solución, pues si alguien debía hacerlo era yo y nadie más, luego tuve que entender que las cosas no eran como yo pensaba. —le respondió Alondra con firmeza.—Y casi te pierdo ese día. No te puedes ni inmaginar el terror que yo sentí, cuando te vi vomitando sangre y cuando caíste inconsciente con una fiebre altísima. Y luego, cuando la doctora Camelia nos dió el diagnóstico, se me encogió el corazón de dolor, porque yo sabía lo mucho que te afectaría el saberlo, sobre todo, porque el síndrome de hibernación celular, te dejarían severas consecuencias, las cuales han permanecido aún hasta el día de hoy. Ese fue uno de los días más os
Inicio del flashback: Tres días después.Habían transcurrido tres días, desde que el cuerpo de Alondra Richmond sufrió un gran colapso, trayendo como resultado, que todo su organismo cesara sus funciones de manera temporal y que en ese momento, ella se encontrara aún inconsciente. Por otra parte, el día siguiente de lo que le ocurrió a Alondra, llegaron a Gales los médicos que habían hablado con la doctora Camelia la noche anterior, los cuales provenían de Escocía y Corea: el doctor Ji-hu Lee de Corea, el doctor Kester Gibson de Escocía y el doctor Calem Hamilton, también de Escocía. Estos doctores junto con la doctora Camelia, desde ese mismo día se entregaron al cuidado de Alondra, quien pese a no recuperar la consciencia en su totalidad, había experimentado pequeños lapsos en los que hablaba en un estado de semi inconsciencia, para luego volver a quedarse dormida. Sin embargo, al tercer día de inconsciencia, Alondra dió claros indicios de que en cualquier momento despertaría, por l
—No te voy a mentir Alondra, tu condición de salud es muy delicada. Yo te lo diré con detalle, pero primero debes prometerme que lo tomarás con tranquilidad y que te mantendrás lo más serena posible. —le dijo la doctora Camelia, pero debía asegurarse que la noticia no le causara un gran shock.—Te lo prometo, por favor dime que me ocurrió. —la angustia se le notaba en la voz a Alondra, por lo que Camelia le informó todo lo que le ocurrió con detalle y todo lo que en ese momento está sintiendo. A medida que Alondra escuchaba a la doctora, sus lágrimas salían a raudales.Al terminar la doctora de explicarle a Alondra la verdad sobre su condición, se hizo un silencio ensordecedor, porque la chica sólo intentaba asimilar todo lo que la doctora le explicó, sin pronunciar ninguna palabra. Al cabo de un par de minutos, Alondra le preguntó a Camelia con voz baja:—¿En cuanto tiempo podré recuperar mi habilidad de caminar?—Honestamente, no hay un tiempo determinado, puede ser dentro de unos d
Después que el Príncipe Lexter salió de la habitación donde se encontraba Alondra, fue a reunirse con su padre, con su madre, con el resto de su familia y con los ministros, para hablar su situación sentimental con la señorita Richmond. Sin embargo, a pesar de lo que le esperaba, él estaba tranquilo porque pudo convencerla de no abandonarlo, como ella movida por el miedo, pretendía hacerlo. Él mismo reconocía que la situación no era nada sencilla, ya que se había violado una ley que tenía tantos siglos establecida, como la ley Krishna; y eso no sería pasado por alto. Sin embargo, tal y como se lo dijo a la mujer que amaba, su deber principal sería proteger su relación a toda costa y por encima de quien sea, a partir de ese día.—Hijo, me alegra mucho que hayas llegado. ¿Cómo está la señorita Richmond? ¿Ya despertó? —le preguntó la Reina al Príncipe heredero.—Si mamá, Alondra ya despertó y ya supo la verdad sobre su estado de salud; y aunque no fue fácil para ella aceptar lo que le oc
Después de una hora en la que el Príncipe heredero explicó con detalle, porqué deseaba convertir a Alondra en su esposa y en la futura Reina de la nación, lo cual aunque no convenció del todo a su padre, a su hermano Damien, al primer ministro del parlamento y al consejero de estado, les dejó claro que él no pensaba renunciar a ella nunca, por lo que aunque no fue una decisión concluyente y definitiva, el Rey y los ministros decidieron por la tranquilidad del Príncipe Lexter y de toda la familia Real, que este pudiese permanecer cerca de la señorita Richmond durante su convalecencia, siempre y cuando fuese lo más discreto y hermético posible con este hecho, lo que significaba que nadie podía enterarse de su relación amorosa con ella, aparte de las personas que ya lo sabían, al menos hasta que se llegara al veredicto final a este respecto.Por su parte, Lexter aceptó de inmediato esa decisión, porque para él, más que una decisión era una batalla ganada, lo cual lo llenaba de gran alegr