POV Noel —¿Te pasa algo? —Extraño a Valentina —susurro apenada; y siento sus brazos envolverme por detrás. —Ella estará bien. Maximun y Catalina la están cuidando. Yo también la extraño y… me preocupo a veces, pero… —¿Pero? —volteo a verlo. —Creo que debemos aprovechar este momento a solas. Solo serán dos semanas. Aparte, si algo llega a suceder, tomamos el primer vuelo de regreso. —Tienes razón. —¿Te gusta el lugar? —Bali… jamás había estado aquí. Es un lugar muy mágico. Perfecto para nuestra luna de miel —respondo al ver el mar y el cielo—. Un lugar maravilloso. —Me alegra que te guste. —No pudiste elegir mejor —susurró; y me quedo mirándolo a sus ojos—. Me gusta el momento…, todo es muy tranquilo, se respira tanta paz y… —Y? —Y estás aquí… a mi lado —Sí… y es para siempre —responde divertido—. Tú lo aceptaste. —Y no me arrepiento de eso para nada. —Noel —No hay nada que desee más que pasar mi vida a tu lado, Demetrius —Y yo a tu lado, Noel. Rodeo su cuello con mis
POV Demetrius —¿Qué harás ahora? —Iré a recoger a Valentina al colegio y luego, le dije a Noel que iría por ella a la casa para ir a mostrarle la nueva casa. —Es una casa muy bonita. Seguro le gustará. —Eso espero… —sonrío—. Bueno, ya me voy, no quiero hacer esperar a mi hija por ningún motivo. —Saluda a mi ahijada de mi parte. —Así será, Maximun Me levanto de mi asiento, tomo mi billetera, mis llaves y me despido de Maximun para salir e ir hacia el sótano. Llego a este, entro a mi auto y conduzco hasta el colegio de Valentina. Hoy se cumplían dos años y seis meses de matrimonio con Noel, dos años y seis meses desde que empezamos a ser esposos y constituimos una hermosa familia junto a nuestra hija; dos años y seis meses de felicidad…, de suma felicidad. Teníamos nuestros problemas como cualquier matrimonio, pero… lo terminábamos solucionando, siempre antes de irnos a dormir. Ninguno de los dos soportaba la idea de compartir la cama molestos el uno con el otro así que, obligator
Pov Noel—¡Aaaaaaaaahhhhhh!—Una vez más, una vez más, ¡ya lo va a lograr! —lloro de dolor.—Aaaaahhhh aaaaaaaaaaaaahhhhh por favor…., por favor…—Vamos, vamos, ya falta poco. Solo una vez más, usted puede.—Ah ah ah —sujeto la mano del enfermero y la aprieto con todas mis fuerzas mientras siento mi cuerpo quebrarse— No puedo, ya no puedo, no puedo—Tranquila, tranquila, ya está a punto de lograrlo.—No…, no puedo —sentía desvanecerme.—No se duerma, no se duerma, míreme…—No… no pue…—¡Venga! ¡Venga aquí! ¡No se duerma! ¡Vamos! ¡Una vez más! —escuchaba gritos en la sala de partos mientras mis ojos me pesaban cada vez más y ya solo quería cerrarlos por completo para no sentir más dolor.—No…—¡Su nombre! ¡Dígame su nombre!—Mi…—¡Vamos! ¡No duerma! ¡Usted puede! ¡Ya falta casi nada! ¡SU NOMBRE! ¡GRITE SU NOMBRE!«¿Mi nombre?», me pregunto en silencio al mirar los rostros de preocupación de todos aquellos que me rodeaban.—¡VENGA! ¡GRITE EL NOMBRE! ¡USTED PUEDE!«Su nombre…, su nombre…
POV NOELMis ojos me pesan, pero hago el esfuerzo por abrirlos hasta que lo logro y me encuentro con un hermoso paisaje. Era un bello jardín, lleno de flores, arbustos y un árbol.—¿Do… dónde estoy?—No, señorita. Por favor, no —escucho la voz de una mujer; y me desconcierta verla con un impecable uniforme blanco.—¿Dónde estoy?—No se levante aún. Usted está muy débil; debe permanecer en cama.—Mi hija…, mi hija…, dónde está mi hija —comienzo a llorar.—Necesito que se tranquilice por favor.—Mi hija. ¿Dónde está mi hija?—Señora, debe tranquilizarse. En un momento, el médico vendrá—¿Dónde estoy? ¿Dónde está mi hija?—Señorita—¿Qué pasó? —escucho una muy seria voz.—Se levantó y pregunta por su hija —explica quien parecía ser una enfermera.«¿Un hospital?», me pregunto en silencio.—Vaya por su esposo —escucho que le responde el médico; y la enfermera sale.—¿Dónde estoy? ¿Dónde está mi hija?—Señora, tranquilícese —me pide el médico al administrar algo en mi vía.—Mi hija…—Su esp
POV NOELYa era de noche y aún no tenía a mi bebé conmigo. Me sentía tan angustiada y temerosa que lo único que quería era salir de este lugar para ir a buscarla por mi cuenta.—No, no puedo esperar más —susurro al quitarme las vías.Me quejo del dolor que me ocasionaba quitarme todas las agujas y aparatos de mi cuerpo; no obstante, eso no me detenía.—Debo verla, debo ir a ver a mi hija…, debo ver…—¡Señora! Pero ¿qué está haciendo?—Mi hija, debo ir a ver a mi hija. Suélteme, suélteme—Señora, cálmese. No debe moverse—¡Mi hija! ¡Debo ir a ver a mi hija! ¡Ese tipo puede hacerle daño! ¡No puedo dejar…—¡QUÉ PASA AQUÍ? —escucho una demandante voz.Era él; el hombre que me salvó.—ACUÉSTESE —me ordena.—Mi hija. Debo ir a verla—Parte del trato es que me obedezca. ACUÉSTESE.—Aún no hay trato. Sin mi hija, no hay trato—TRAIGAN A LA NIÑA —ordena de pronto; y yo me paralizo mientras lo miro.De repente, entra una enfermera más con…—Va… Valentina —musito al mirarla; y siento mis ojos ag
POV NOELLos días se pasan muy rápido y yo ya me sentía muchísimo mejor. También me alegraba saber que mi Valentina estaba sanita y, sobre todo, que estaba bien cuidada. No había pasado por frío, ay que la casa era muy cálida y tampoco pasaba por hambre, puesto que aquí me alimentaban muy bien y yo la alimentaba a ella como se debía.—¿Quién es la niña más linda? ¿Quién? Siiii… tú, mi amor. Tú eres la niña más hermosa en toda la historia —susurro al tenerla entre mis brazos.Yo ya me encontraba vestida y lista para salir al jardín trasero de la enorme mansión en la que me encontraba. Aún no la conocía bien, ya que no había decidido explorarla, pero de seguro muy pronto lo haría. Claro, solo debía recordar la cláusula de no pasar a su lado de la casa y tampoco me acercaría al salón que unía ambas partes.—Ah… y tampoco el piano —me recuerdo—. Sí, el hombre es muy extraño, mi amor, pero nos ayudó, así que… debemos cumplir con nuestra parte del trato.—Señora—¿Sí?—Ya es hora.—Gracias.
POV DEMETRIUSMe levanto a correr, como siempre, muy temprano. Esta mañana corría para controlar la ira y molestia que me causaba tener a esa mujer y su hija en la casa que compartí con mi familia alguna vez.«Fabiano…, Luca…», pienso en ellos y la rabia por obtener venganza cuanto antes me invade, así que solo me limito a correr más rápido bajo la intensa lluvia de la mañana.—Temprano como siempre ¿eh? —escucho de pronto; y me detengo en seco—. Pero esta vez más temprano que cualquier otro día—¿Qué haces aquí? —pregunto con molestia.—¿Podríamos regresar a tu casa y hablar?—¿Qué quieres?—Por favor, Demetrius, nos estamos empapando. ¿Podemos hablar en tu casa?—NO—Por fa…—NO —interrumpo tajante; y Maximun resopla.—¿Cómo estuvo la boda? —pregunta de repente—¿Me interrumpes para preguntar eso?—Te interrumpo para pedirte que saques a esa mujer de tu casa.—Eso es algo que no haré jamás y lo sabes—Por favor, Demetrius. Es una joven de 25 años y su hija recién nacida. Sea hija de
POV DEMETRIUS Termino de trabajar y, como siempre, empieza mi tormento. El tormento que me ha acompañado los últimos cinco años: el saber que volveré a mi casa y no encontraré jamás a las personas que le daban sentido a mi vida. El saber que no volvería a ver a Sophia, en la sala, esperándome para acercarse a mí y besarme. El saber que no volvería a ver a mis hijos bajar por las escaleras, muy felices, por mi regreso para poder jugar. El saber que nunca más iba a poder compartir una cena en familia, entre risas y bromas, sino que, por el contrario, solo tendría una enorme mesa vacía para mí solo. Ya no iba a volver a ver, JAMÁS, ninguno de sus rostros; no iba a poder admirar sus ojos, no iba a poder acariciarlos, no iba a poder hablarles ni escuchar sus voces, NO IBA A PODER ENCONTRAR NADA, ¡NADA! ¡ABSOLUTAMENTE NADA! Y todo eso era culpa de una sola persona: Yadiel Varksov. —¿Señor? —me distrae una voz. —PASE Y TOME ASIENTO —ordeno a mi secretaria; y ella obedece. —Señor, le pre