— Entiendo — Dijo Diddier dándose cuenta de que seguía sosteniendo a esa mujer de la mano.Diddier ni siquiera se percató del momento en el que eso sucedió, quizá cuando la ayudó a no caerse o quizá mientras ella le estaba contando un poco de sí misma, lo único que sabías que si ella no soltaba su mano él no lo haría porque sus dedos encajaban a la perfección.Levantó la mirada y se encontró con esos ojos enormes, que de un marrón muy común, grandes y hermosos, que estaban alojados en el interior de unas larguísimas pestañas y de los que le costó unos segundos apartar la mirada.— Soltera y sin hijos todavía, a veces no es que un cuerpo no pueda albergarlos, sino que no era el momento adecuado.Explicó él sin saber muy bien que decir, su mente estaba en blanco y no sabía como sacar conversación, sin ser consciente de que quizá no era el mejor tema del que hablar con alguien que apenas conoces y te atrae, pero solo sabía que no deseaba alejarse de ella.Sin soltarle la mano, estiró el
Los niños se durmieron pronto y los dejaron en el carrito que Jeremy trajo para no tener que llevarlos a la habitación y dejarlos allí con ellos, así los tenían más cerca y podían controlarlos.La comida fue perfecta, entre risas y varias miradas de sus amigos que hicieron que Eva y Jeremy se miraran con complicidad el uno al otro. Aquello estaba casi hecho, solo necesitaban un empujoncito y ellos pensaban dárselo.— Bueno, es hora de que yo me vaya — dijo Diddier viendo por la ventana que ya había oscurecido.— Es una pena que ya se vaya— dijo Lupe en voz alta sin darse cuenta de que no era normal, ya que ese hombre era un completo desconocido, pero tras esa tarde había obrado un milagro, sobre todo entre ella y el abogado, a quien ya sentía conocer un poco más.Por alguna razón ese hombre no quería irse, necesitaba quedarse un rato más con ella, no se cansaba de estar junto a esa mujer y la verdad es que los cuatro juntos se habían divertido mucho, pero era hora de que Lupe descansa
Aquella mañana Jeremy despertó muy temprano, era muy extraño el comportamiento de su esposa la noche anterior y si sospechaba algo estaba claro que lo que menos deseaba era perderla. Así que solo tenía una opción para que no se notara tanto su intención de echar a la niñera.Le pidió a la sirvienta que le trajera un café y se decidió a caminar en dirección al estudio, nadie podía saber lo que planeaba.Es encerrado en el estudio, tomó su teléfono y marcó un número que conocía de memoria, a momentos desesperados, medidas desesperadas.— Hijo, ¿Todo va bien? — la madre de Jeremy fue quien respondió al otro lado de la línea extrañada de que apenas hacía unos días que se habían visto y su hijo la llamaba, no era algo que la disgustara, ni mucho menos, pero sí era extraño, su hijo pasaba largas temporadas sin llamarlos, de hecho solía evitar sus llamadas a menudo y ella debía insistir e insistir para hablar con él.— No mamá, nada va bien…— confesó saber a quién más acudir, quizás su madre
Jeremy apartó a su esposa poniéndola tras su cuerpo un gesto de protección, estaba consumido por los celos, odiaba que ese hombre estuviera en su casa, sobre todo después de todo lo que su abogado le había contado sobre él.Pero que intentará intimidar a su esposa era algo que no le pensaba perdonar, ese hombre debía salir de su casa cuanto antes, porque si no cada vez estaría más tentado de aceptar la oferta de su amigo, de buscar a quien se deshiciera del problema que significaba, y con deshacerse se refería a matarlo.— Déjanos solos, cariño— le dijo a Eva con voz dulce, anda espérame en la sala, debo comentarte algo.— pidió esperando que ella le hiciera caso.Eva asintió a lo dicho por Jeremy, no quería contrariarlo y menos por la culpa de ese hombre, por lo que asintió y tras dejarle un beso en la mejilla salió de la cocina dejando a los dos hombres solos.Solo cuando su esposa se había marchado volvió a fijar la mirada en el otro hombre, podía verse reflejada la furia en sus ojo
Jeremy se sintió aliviado al escuchar lo que su esposa le proponía, un enorme peso le fueras sacado de encima y se sentía tan ligero que parecía que podría echar a volar en cualquier instante.— Creo que sería lo mejor, mi madre cuando estuvimos en su casa no quiso dejar que Anahí cuidara a los niños.— explicó Jeremy feliz, no podía haber salido mejor la jugada porque ahora Eva creería que la idea había sido suya y no de él — Así que creo que mi madre estará encantada de cuidarlos si salimos algún día y si en algún momento debemos salir los cuatro, podríamos contratar una niñera externa.Eva se sintió aliviada y al mismo tiempo incómoda ante la alegría que percibió en su marido de sacar a Anahí de la casa, aun así no dijo nada y a lo dicho por su marido.Si Anahi y él hubiera intimado ella, ¿realmente podría dejar a Jeremy? Esa pregunta empezó a rondar por su cabeza, sin embargo, no quería pensar demasiado en ella. No ahora, no con Jeremy tan cerca de ella que lo único que deseaba era
¿Qué pensaría de este arrebato? ¿Y si él se enojaba?Lo único que le molestó de lo que su esposa hizo fue sentir como abandonaba su regazo, pero ciertamente fue para ponerlo jodidamente duro con su comportamiento.Si, su esposa estaba celosa y él no debería celebrarlo porque lo estaba con razón, pero a la vez se sentía terriblemente atraído por ella, por lo que acababa de suceder, y no era capaz de contenerse más tiempo.— Ven aquí…— pidió palmeando el espacio a su lado para que Eva se acercara de nuevo.— Yo no conocía ese carácter tuyo y debo decirte que me encanta.Eva no sabía qué pensar o creer de las palabras de Jeremy, por lo que permaneció parada justo en el mismo lugar, recargada de la puerta. Tratando de encontrar las palabras para responderle o decir algo.Al ver que no se decidía acercarse, él se levantó y caminó hasta ella, no dudó en arrebatarle aquella bata para dejar su cuerpo completamente desnudo ante sus ojos, la deseaba, la necesitaba, Anahí se marcharía y ya no hab
Jeremy se empujaba con urgencia en el interior de su esposa, adorando la forma en que sus paredes lo apretaban, deshaciéndose de placer en el roce de cada uno de sus movimientos en el interior de ella, en cómo se retorcía bajo su cuerpo como se arqueaba y se empujaba contra él para recibirlo en él mismo momento en que él embestía.Estaban sincronizados como si se tratara de una danza ensayada previamente, pero nada más lejos de la realidad, se compenetraban tanto que la perfección juntos, en cada uno de sus movimientos.— Eva…— su nombre salió ronco de los labios de Jermy mientras acariciaba los senos de su esposa y bajaba a succionar uno de sus pezones.—Jeremy…— ella respondió a su llamada sin ningún tipo de duda, mientras sus cuerpos volvían a chocar una última vez y su esposo lograba sacar un gemido ahogado de placer de sus labios.Eva se aferró a los hombros de su marido, tratando de mantenerlo pegado a su cuerpo por el mayor tiempo posible, de perderse en el placer de su contact
Jeremy estaba feliz aquella mañana había pasado todo el día anterior metido en la cama con Eva y cuidando de sus hijos, todos sus miedos se habían esfumado, ahora sabía que estando bien con su esposa, nada más importaba.Eso no quería decir que no tuvieran la intención de callar a Alexander, pero sí que era cierto que cada vez le importaba menos lo que pudiera saberse o no, ¿Qué más daba un escándalo? Al fin y al cabo a la semana siguiente alguien la cagaría otra vez y se olvidaría lo suyo si es que se llegaba a saber.Cuando llegó a su despacho ya lo estaba esperando allí, Diddier con los contratos que le haría firmar a Alexander a cambio de su silencio, tan solo faltaba la suma de dinero que le pagaría, que eso sería un acuerdo al que llegarían los dos.— Buenos días Diddier. ¿Ya está todo preparado? — preguntó mientras caminaba hasta su sillón tras la mesa para luego enfocar la vista en su amigo y abogado.— Si por supuesto ya tengo todos los contratos que le haras firmar a ese suj