— De mucho, muchísimo dinero, señorita Cisneros, puedo darle lo que quiera si satisface mi curiosidad— aseguró Agnes fijando su mirada en la de la joven y guapísima niñera, tanto que la disgustaba.Había aprendido a odiar tener mujeres demasiado atractivas cerca, al menos que no estuvieran casadas con hombres tan adinerados como el suyo, y ella era exactamente el tipo de fémina que odiaba estuviera en su hogar.Anahí tomó una de las pastas y comió, al menos eso la ayudaría con el amargor que el té había dejado en su boca, y la tensión que sentía entre aquella señora y ella, parecía que la examinaba todo el tiempo, que se esforzaba por parecer agradable, pero por algún motivo no le gustaba su presencia, masticó tranquila y luego se limpió delicadamente con la servilleta.Tal vez esa mujer podía ayudarla a acercarse a Jeremy porque él era su objetivo, al principio, cuando lo conoció solo se le antojó la idea de meterse en la cama de su patrón, del mismo modo en que se había metido en la
—Así mi amor no pares— gimió Eva triunfante por haber conseguido tentarlo una vez más.Se agarraba al borde del Jacuzzi mientras Jeremy se aferraba a sus caderas, empujándose en su interior con fuerza, gimiendo ronco contra su cuello por la sensación húmeda y apretada. Por cómo se sentía resbalar en su interior y ese calor acogedor que lo envolvía y se adaptaba placenteramente a su grosor.Él ni siquiera entendía cómo era que estaban volviendo a follar, su intención al meterse en el agua era relajarse y mimarse mutuamente, acariciar y besar la suave piel de su esposa, beberse juntos esa botella de champagne que se estaba quedando templada en la otra orilla del jacuzzi y conversar hasta altas horas de la madrugada, definitivamente, todas las mujeres reclamaban tras el sexo.Pero para Jeremy era completamente imposible e impensable no excitarse cuando ella empezó a provocarlo, moviendo las caderas de forma circular sobre él, invitándole a tomarla nuevamente y esa voz seductora en su oíd
En otras circunstancias, sería completamente impensable para Eva alejarse de la cama que compartía con Jeremy.Los recuerdos de lo sucedido entre ellos horas atrás, llegaron como una ola furiosa al romperse en el rompeolas en una noche de tormenta, calentado de nuevo su cuerpo, estremeciendo por completo su piel, colocándola en una sería encrucijada ante el hecho de seguir disfrutando de esa noche como una mujer enamorada junto a su hombre o su deseo de madre por tener a sus dos bebés con ella.Por un momento se debatió sobre lo que debía hacer. No había que luchar, ella sabía perfectamente qué le apetecía y que necesitaba, una cosa no estaba reñida con la otra y su instinto maternal hacía que no pudiera desprenderse mucho rato de sus hijos.Podría seguir disfrutando de los labios de Jeremy con sus bebés cerca de ella.Así que salió con cuidado de la cama, muy despacito, sin hacer ruido. Colocándose una bonita bata de seda sobre su cuerpo desnudo y dejando un pequeño beso en los labio
— Está bien… tienes razón, son tus hijos — la expresión de Agnes se dulcificó y una suave sonrisa se dibujó en su rostro al levantarse de la mecedora y con gran pesar entregarle a Eva a la bebé que tenía dormida en los brazos — Supongo que mañana podré cuidarlos otro rato.La señora Duncan se acercó a la cuna donde descansaba el pequeño Airon y se besó los dedos para llevarlos a la pequeña frente del bebé en una hermosa y muy dulce muestra de cariño.— Buenas noches, pequeño, nos vemos mañana.— tras decir aquello, la abuela de los niños salió de la habitación, no sin antes hecha una intensa mirada a Eva de esas que podían congelar a cualquiera.—Hasta mañana, descansen y gracias por cuidarlos.— respondió ella, aunque no recibió ninguna palabra más de vuelta.La mirada que le había dedicado su suegra la hizo estremecer, le quedaba claro que no podía tomar a la ligera nada que tuviera que ver con la señora. Pero ya se preocuparía de eso más tarde, en ese instante lo importante era lleva
Uno de los bebés empezó a lloriquear moviéndose y a Jeremy le hizo gracia como el otro bebé se acercó haciendo que se calmara por su simple contacto.— Parecen gemelos de verdad…— buscó la mirada de su esposa y se perdió un instante en la dulzura con la que lo observaba antes de ser capaz de recordar lo que iba a decir y por fin hablar — ¿Ya vas a decirme cuál es cuál? Todavía no soy capaz de diferenciarlos.—Te lo diré, solo si prometes no hacer diferencias entre ellos— susurró en su oído, deslizando la mano derecha por el firme torso de su esposo, a quien no dejaba de ver a los ojos vidriosos, esa mezcla de emoción, amor y ternura que experimentaba al verlo en ese estado con ellos también—debes prometerme eso mi amor…El tono de voz de Eva era exactamente igual al que había usado horas antes cuando le pedía por más, sexy, insinuante. No podía estar quieta, Jeremy despertaba en ella una parte que no conocía de sí misma, una pasión que jamás en su vida había experimentado como una nec
La sensación de bienestar que lo recorrió al despertarse, era algo que Jeremy no había experimentado desde mucho tiempo atrás. Se quedó observando a su mujer y sus hijos dormidos durante más de media hora hasta que Eva abrió los ojos y lo observó con esa dulzura que hacía mejor su mundo con el simple hecho de existir.— Buenos días — susurró inclinándose para dejar un suave beso en los labios de su esposa, sonriendo todavía contra ellos al escuchar los lloros de uno de sus hijos despertando.—Buenos días— respondió Eva con una hermosa sonrisa en sus labios.¿Cómo no hacerlo? Cuando despertaba y lo primero que veía era a su esposo observándola con ese amor reflejado en sus ojos, acompañado de los bellos reclamos de uno de sus hijos con hambre.— Supongo que es su hora de comer— se apartó para observar a los bebés y darse cuenta de que la madrugadora era la pequeña princesa por lo que dejó un beso en su frente y dejó que su esposa se ocupara de ella mientras él se levantaba para tomar a
Todo lo contrario, Eva tenía muy buenos recuerdos de su abuela y deseaba que sus hijos también tuvieran ese tipo de recuerdos y lo atesoraran del mismo modo que ella.— ¿Por qué lo sería madre? Creo que está bien que pasen tiempo juntas — respondió Jeremy intentando aceptar la nueva forma de ser de su madre, tal vez era cierto ese dicho de que algunas mujeres aprenden a ser madres cuando son abuelas—¿Cuál es el plan de hoy? Hace un buen día para estar en la piscina.— En realidad hemos reservado una de los comedores de tu restaurante francés favorito para hacer una pequeña comida entre amigos — explicó su padre cambiando de tema — tu madre quería hacer una fiesta de presentación, pero luego pensamos que quizá eso sería demasiado incómodo.Jeremy se tensó porque en el círculo más cercano de sus padres estaban sin duda los Sheffield y eso significaría que intentarían comparar a su esposa con la cría con la que pretendían casarlo, en los que él tuviera algo contra la joven Diana, simplem
El señor Sheffield llegó al restaurante cinco minutos antes de la hora acordado, junto a su esposa y su hermosa hija Diana, se sentía realmente molesto por conocer a la nuera y los nietos de sus amigos, los Duncan, quien estaba empezando a pensar en dejar de considerar así, ya que les habían fallado como amigos. Tal vez si no fueran tan influyentes y poderosos ni siquiera les dirigirían la palabra, pero por ahora no podían permitirse hacer eso.— No me imagino la clase de buscona que es esa mujer, puesto que admitió que su esposo la escondiera hasta que tuvo sus hijos.— ¡Papá!— Se quejó Diana entrando con él al restaurante.— odiaba lo elitistas que eran sus padres, además ella entendía perfectamente ayer en mí si hubiera tenido a alguien, también lo escondería de su familia hasta el último momento.— ¿Qué? Es cierto, un hombre solo mantiene escondida a una mujer por tres razones, tiene muchas más y no quiere que se conozcan entre sí, está casado y ella es su amante o no está a su alt