El señor Sheffield llegó al restaurante cinco minutos antes de la hora acordado, junto a su esposa y su hermosa hija Diana, se sentía realmente molesto por conocer a la nuera y los nietos de sus amigos, los Duncan, quien estaba empezando a pensar en dejar de considerar así, ya que les habían fallado como amigos. Tal vez si no fueran tan influyentes y poderosos ni siquiera les dirigirían la palabra, pero por ahora no podían permitirse hacer eso.— No me imagino la clase de buscona que es esa mujer, puesto que admitió que su esposo la escondiera hasta que tuvo sus hijos.— ¡Papá!— Se quejó Diana entrando con él al restaurante.— odiaba lo elitistas que eran sus padres, además ella entendía perfectamente ayer en mí si hubiera tenido a alguien, también lo escondería de su familia hasta el último momento.— ¿Qué? Es cierto, un hombre solo mantiene escondida a una mujer por tres razones, tiene muchas más y no quiere que se conozcan entre sí, está casado y ella es su amante o no está a su alt
A Jeremy le habría gustado darle la mano a su esposa, sostenerla y decirle sin necesidad de hablar que todo estaba bien, pero cargando como estaban a los bebés, no era posible, así que simplemente espero a que ella confirmara y siguió a sus padres para entrar dentro del restaurante dejando que los guiaran hasta el salón reservado para la ocasión.Eva caminaba al lado de su esposo, con una sonrisa orgullosa de ir acompañado de ese hombre, de la familia que había formado con él y de la felicidad que le daba a cada instante que pasaba a su lado.—Tranquilízate cariño, no importa lo que escuche, yo confío en ti, confía en mí— le mencionó al verlo titubear en la puerta del restaurante volviendo a verla.Robert tenía todo preparado, sobre todo al darse cuenta de la llegada de los Duncan, estaba con su arma lista para empezar a dispararles con el flash de la cámara. Exponer como un hombre mayor hacía uso de un gran bache legal para someter a un joven a su voluntad, Pero se encontró con un es
— Que buen padre es Jeremy¿Quién lo habría dicho? — dijo la señora Sheffield con toda la mala intención, sin perder detalle de lo que hacía el hombre que se le escapó como yerno. —Mientras la madre disfruta de la comida tranquila, muy moderno todo.Jeremy fue capaz de entender al momento lo que aquella señora pretendía insinuar con aquello y tenía muy claro que él no dejaría que nadie tratará mal a su esposa o intentaría molestarla bajo ningún concepto y menos si él estaba presente.— Claro Michelle, mi esposa los cuida todo el día, los amamanta, se desvela por ellos de noche y día y yo hoy apenas cambie mi primer pañal — sonrió él sentándose al lado de su mujer y agarrándole la mano entrelazando los dedos con los de ella por encima de la mesa — y por cierto tuve que cambiarme porque el pequeño Airon decidió que no me quedaba bien ese color.Bromeó él recordando como le había meado encima su hijo a causa de su falta de experiencia que tenía cambiando pañales, aun así aquello los incre
Alexander estaba estresado, hacía varios meses que no sabía nada de "su prima" y aquello no era algo normal, no habían pasado jamás más de una semana sin hablar el uno con el otro. Aquello hacía que necesitara desestresarse como fuera y la forma más fácil en que Alexander conseguía desestresarse era entre las piernas de una hermosa chica, sobre todo si a esta le gustaba ser sometida por él.— Te ves tan hermosa, así atada — dijo el francés admirando su obra, recorriendo el hermoso cuerpo de la chica que tenía en su cama, recorrido por cuerdas rojas.Estaba completamente suspendida en el aire, atada para él en una increíble red de nudos que dejaba sus pechos y su sexo expuesto para él. El hombre podía observar aquel objeto vibratorio que había puesto en el trasero de la joven y como su entrepierna se llenaba de humedad.— Fuiste una buena chica, Emma es hora de darte lo que tanto deseas.La joven ni siquiera pudo responderle, ya que se encontraba con una mordaza de cuero en esos moment
Aunque el dolor de las cuerdas por su cuerpo se estaba volviendo insoportable, le resultaba imposible no querer más, no tratar de provocarlo, sobre todo quería poder sentir sus dientes sobre su piel.Lo que resultaba aterrador, ese hombre podría bien ser un maldito caníbal, comer partes de su cuerpo mientras la follaba y ella sería feliz, tan solo con seguir sintiéndolo, porque estaba dispuesta a darle cualquier cosa que él pidieraHasta de la maldita palabra de seguridad se había olvidado en ese momento, lo único que podía sentir era el placer, el dolor, y el choque de sus cuerpos, una y otra vez.Gritó, aunque ese grito murió en la mordaza al notar como tiraba de la pinza en su clítoris y como volvía a morder sus pezones con saña, haciendo que se moviera todavía más, haciendo que las cuerdas volvieran a apretarse hasta sentir que se enterraban y hacían arder su piel, entendiendo la deliciosa muerte que tendría si fuera abrazada por una boa.Cómo disputaba Alexander de tenerla a su m
— ¿Ya tenéis que marcharos, tan pronto? — preguntó Agnes sosteniendo al pequeño Airon en brazos, dándole un suave beso en la cabecita, antes de dejarlo en su silla de seguridad para el coche, resignada a dejar marchar ya a sus nietos y sabiendo que aquel fin de semana se le había hecho demasiado corto.— Puedes venir a vernos cuando quieras mamá — aseguró Jeremy, quien estaba más que complacido por el comportamiento de su madre.Debía admitir que con él jamás había ejercido como tal y no es que nunca le hubiera faltado nada si no es que siempre había otras cosas que hacer mejores que dedicarle tiempo a él.Pero su faceta de abuela le gustaba, parecía que quería recuperar el tiempo perdido con sus nietos y él no se negaría a ello después de que, aunque con reticencias, habían tratado a su esposa mejor de lo que él esperaba en realidad.Agnes dejó un beso en la mejilla de su hijo y luego se acercó a su nuera con una sonrisa de oreja a oreja.— Entiendo por qué no tienes celos de esa niñ
Estuvieron en ese juego hasta que llegaron a su casa incapaces de alejarse ni por un solo instante.Eva no podía estar más feliz, sobre todo no podía parar de intercambiar miradas significativas con su esposo mientras ambos sacaban con cuidado a los bebés y los colocaban en el carrito doble.— ¿Alguna novedad en nuestra ausencia?— le pregunto Jeremy al mayordomo, quien había salido a recibirlos mientras mandaba a unos mozos que sacaran el equipaje.— Justo hace una media hora llegó el primo de la señora, los está esperando en el salón — explicó el mayordomo.Jeremy cruzó una mirada con la de su esposa, estaba bien que viniera su familia a verla, era lo normal y lo más justo tenía entendido que no tenía ningún familiar en el país.Eva se sorprendió ante las palabras del mayordomo. Aun así, su sonrisa se iluminó al pensar en que su único primo por fin se había atrevido a viajar a los Estados Unidos.Estaba tan feliz que pasó por alto un detalle que, de no estar embriagada por el amor y
Jeremy entraba al cementerio acompañado de Alexander completamente en silencio. Aquella mañana lo había llevado al hospital donde le presentó al ginecólogo que trató a Marie quién le explicó todo lo sucedido durante el parto de su prima.Quienes atendieron a su esposa le confirmaron la versión que él había dado, apartando cualquier duda o cualquier tipo de sospecha sobre Jeremy.Después de aquello lo llevó a ver la tumba de Marie tal y como él había pedido cuando se enteró del fallecimiento de su prima, tal y como tenía derecho por ser su familiar más directo, sentía mucho no haberlo conocido antes y no haber podido avisar de lo sucedido. Todavía no entendía por qué su primera esposa la había ocultado ese primo y siempre le había dicho que estaba sola en el mundo.Pero aquello no era importante ahora, a pesar de su creciente sentimiento por su actual esposa, estar frente a la tumba de Marie lo entristecía enormemente, la había amado tanto, todavía la amaba tanto. Solo tenía palabras d