— Diddier dice Eva que…— Ya la escuché JeremyDiddier se quedó muy impresionado por la forma en que Eva habló en ese instante, pero luego, cuando ya acababa de procesar la información, no le salió otra cosa que una enorme carcajada.— Anda vamos a por ese café cuñado.— dijo Diddier dándose por vencido, al fin y al cabo podía saludar más tarde a Jasper.Mientras tanto Agnes y Jasper hablaban de forma animada, para ella era muy extraño tener de nuevo a ese hombre en frente, de reabrir heridas y traía de vuelta recuerdos buenos y malos."—¿Y ya tienes claro eso de comprometerte con mi hermano?Aquella fue la primera vez en que Jasper le habló, en su fiesta de compromiso, cuando se perdió buscando la habitación de su ahora esposo y terminó por equivocación en la de Jasper quien se estaba pensando con su corbata.— ¿No conozco una sola mujer que no quiera cansarse con tu hermano?— Dijo una jovencísima Agnes observando cómo el chico se deshacía la corbata para luego volversela a abrochar d
—Por favor salgan de la habitación— dijo la enfermera al ver que todo estaba en calma en la habitación — ¿Le han dicho algo que lo haya alterado?— preguntó la enfermera antes de que salieran la mujer y el hermano.—No, estábamos hablando de que le presentamos a nuestros nietos al hermano de mi esposo.—Puede que solo sea fallo de la máquina, a veces pasa, más en pacientes que acaban de ser operados, por favor salgan del todo, luego podrán volver a entrar.Por supuesto, lo que le pasaba al viejo Duncan era que estaba muerto de celos al ver a su hermano ahí, jamás le había gustado competir, es más, no había nadie que pudiera hacerle competencia.Pero claro, ahora no lo tenía claro, la preocupación del padre de Duncan empezó en el momento en que ella no le reprochó nada y cuando quiso explicarse ella no lo dejó como si no le importara lo que él hubiera estado haciendo.¿Desde hacía cuánto a Agnes le había empezado a dar igual que él se ausentara? Bueno, había vivido mucho tiempo en su ca
Anya se llevaba el mordedor a la boca mientras observaba a su hermanito gateando hasta el coche blandito que tanto le gustaba y que estaba al final de la alfombra, su pequeña risita llamó la atención de Agnes quién escuchaba a su cuñado leyendo una novela sobre dragones que había encontrado pérdida por ahí en un rincón de la biblioteca.”Obligada a ser la prometida del dragón" Le gustaba la forma en que ese hombre leía para ella y la distraía de la crisis que experimentaba su matrimonio.Porque tras recuperarse de la operación su esposo parecía pasar cada vez más tiempo fuera de casa, ella ya había pasado varias veces por eso, cada vez que tenía una nueva amante, pero la compañía de Jasper era algo que hacía que jamás se sintiera sola y ni siquiera supiera si estaba o no su esposo en la casa hasta que él llegaba a llamar su atención o importunar a Jasper.Jasper se dijo que se iría tras recuperarse su hermano, pero no fue así, tras eso y con las pequeñas pláticas que tuvo con Eva y su
Eva sacó el regalo de la bolsa y se dispuso a ponerlo cerca de sus hijos, quienes rápidamente quisieron saber qué era lo que llevaba su madre entre sus manos. Por supuesto, Jeremy sería el encargado de hacerlo andar.Agnes se acercó hasta donde estaba su cuñado, junto a su hijo y nuera, no quería perderse ese momento lejos de ella, aunque se encontraran en la misma habitación.Aunque no era el único que se encontraba en ese momento acercarse, a unos metros de ellos también se encontraba el padre de Jeremy, quien había llegado unos minutos antes que su hijo y también había sido atraído por el pequeño alboroto que había en el cuarto de juegos de sus nietos.La razón por la que no había entrado fue al darse cuenta de la presencia de su hermano, de la forma que hablaba con su hijo y le mostraba el video que había captado momentos antes, donde sus hijos habían empezado a gatear.Los celos hicieron que él se quedará ahí parado sin moverse, esperando que Agnes notara su presencia como siempr
Alexander tenía plena certeza de que el hijo de Marie era suyo, porque así lo habían planeado desde el principio, desde muchos años atrás, incluso antes de que Marie y Jeremy se conocieran.Valerian conoció a la joven francesa más hermosa que había visto en su vida cuando ella tenía solo quince años, la mitad de los que tenía él, ella era una de las chicas del internado a las que Alexander estaba acostumbrado a seducir para ayudarlas a escapar y terminar vendiéndolas a un tipo que solía pagarle muy bien por ellas.Nadie se preocupaba por los huérfanos, ni siquiera el estado que los tenía bajo su custodia, así que era un negocio redondo, un dispensador de jovencitas por las que nadie se preocupaba, al menos hasta que conoció a Marie.Tan delicada y hermosa que hasta era difícil de pensar que fuera un ser humano común, su belleza parecía dibujada por el mejor artista y su sonrisa, si Alexander era capaz de enamorarse sin duda lo que sintió por Marie era eso, amor.Fue la primera y única
Los años se sucedieron y Jeremy visitaba a Marie a menudo, pero no era capaz de comprometerse del todo, la presión de Alexander porque ella consiguiera casarse con Jeremy convirtió la relación de Marie y Jeremy en algo tóxico de lo que el americano quería escapar, pero jamás conseguiría, aquella mujer tenía algo que lo volvía loco, era como si realmente estuviera hecha para él y así era Alexander se había encargado de que Marie tuviera exactamente todas las cosas que había observado que al hombre le gustaban.Era la mujer perfecta hecha a gusto de Jeremy y Marie se encargaba de serlo si no sabía que Alexander la castigaba muy duramente.Para Alexander, Marie era su mejor obra, la única que creía amar, aunque lo cierto era que ese hombre no amaba absolutamente a nadie, ni siquiera a sí mismo.Pero Marie dijo basta en el instante en que Jeremy le pidió un hijo. Aquel día llegó con un anillo y le pidió matrimonio, para Marie fue extraño, ya que se había negado a ello mucho tiempo.Ella s
Alexander caminaba por el corredor de maternidad de aquel hospital en busca de su contacto, aprovechando que Anahí se estaba haciendo el chequeo típico de los seis meses de embarazo.¿Por qué en ese hospital? Precisamente porque era el único que podía sacar la información que pretendía.Sonrió al ver a lo lejos aquella auxiliar y se escondió en una de las habitaciones vacías, en cuanto la chica pasó él la atrajo al interior de la habitación y cerró la puerta.— Dime qué encontraste lo que te pedí.— exigió Alexander mientras besaba el cuello de la joven auxiliar.El francés levantó la vista y la miró a los ojos sonriendo al verla sonrojada, era tan fácil engañar a una mujer y hacerla ir por donde uno quiere. ¿Cuál era la razón por la que terminaban haciendo cualquier cosa cuando creían en el amor de un hombre? Alexander jamás lo entendería como, pero sí había aprendido a aprovecharse de ello.La auxiliar sabía que se estaba jugando su empleo, pero no podía evitar querer complacer a su
Harry Duncan, el patriarca Duncan, llegaba al apartamento que había comprado para su amante, la joven de 18 años que había sacado de aquel burdel. Si se iba a morir en cualquier momento pensaba disfrutar de la compañía de esa bella chica, al fin y al cabo no sabía en qué momento su corazón podía volver a dejar de funcionar y tal vez no tendría la misma suerte.Así que en cuanto estuvo mejor no dudó en cumplir la promesa que le había hecho a Maryam, la tenía como una princesa y lo único que tenía que hacer era ser cariñosa y complaciente con él, algo que parecía dársele muy bien.— Te llegó una carta — dijo la chica quien estaba algo extrañada de que alguien supiera que allí podía encontrarlo — no tiene sello, ni remitente — le dijo Maryam mientras se acercaba a él con el sobre en la mano para luego colgarse de su cuello y besarlo.En realidad ella estaba muy agradecida con él, jamás hubiera pensado que podría tener la vida que aquel hombre le estaba dando.Era como estar viviendo un s