— ¿Se encuentra mejor? — Dijo Morgan dejando a ese hombre en uno de los asientos.Poco le importaba a como se encontraba ese hombre, sobre todo porque al tocarlo le dio un extraño escalofrío, como si ya lo conociera de antes. Pero no esa sensación que uno describe cuando encuentra a un buen amigo o incluso un amor que es tan compatible que pareciera que fueron compañeros de viaje en otra vida.No, era la sensación de que debía alejarse de ese hombre.Por supuesto que Alexander se sentia mejor, mucho mejor ahora que lo había encontrado y que tenía la forma de conseguir dinero.Dinero, si él tuviera lo que le correspondería por ser el primogénito del padre de Jeremy, no estaría en esa situación, ni en ese bar en busca de un jovencito.Pero la vida no siempre es justa, como su bendita madre se lo hizo saber muchas veces mientras vivía y lo obligaba a conseguir que comer de la forma que fuera, primero fue robando, estafabdo, negociando con su cuerpo, después con el de los demás.Pese a qu
Jeremy y Eva llegaban a su casa, un incómodo silencio los había acompañado durante todo el viaje, Jeremy se sentía tan culpable que no sabía ni qué decir. Eva no debería estar preocupándose por él, no debería sufrir nada de eso, ya tenía suficiente con todo lo que había pasado.Eva no sabía qué decir, por primera vez permaneció en silencio, tenía tantas cosas en la cabeza y al mismo tiempo tenía mucho odio.Si, por primera vez, Eva sentía que odiaba con todo el corazón a dos personas. Cosa que la hacía sentir mal, ella no era alguien que odiara. Ella era de las personas que siempre le ven el lado bueno a las cosas, a las personas, a las circunstancias, que a pesar de lo duro que quiera ponérselo a la vida, siempre ve el vaso medio lleno y jamás medio vacío.Pero no, en este momento trataba de evitar decir la frase «Ojalá esas dos personas se mueran» aunque era lo que pensaba de todo corazón.Cuando el chófer les abrió la puerta del asiento trasero, Jeremy salió primero y luego le tend
— Anahí… ¿Recuerdan la antigua niñera?— Jeremy tomó la mano de su esposa y Agnes se extrañó mucho de ese gesto, ya que la razón de que ellos estuvieran allí era darle una excusa a su hijo para que pudiera despedirla después de una infidelidad. Eva lo sabía y lo había perdonado pero había algo que a ella se le escapaba.— Bueno hijo, no hablemos de esa desagradable mujer — Dijo Agnes intentando hacerle entender a su hijo que no era el momento de herir más a su esposa.— Sí, debemos hacerlo porque hay algo que tiene que ver con ella y deben saber — siguió hablando Jeremy —esa mujer… yo no tuve una aventura con ella, ella me drogó y se aprovechó de mi estado.Eva apretó la mano de su esposo, sabía lo difícil que era para una mujer hablar de esas cosas. Por lo que era aún peor aceptar algo así para un hombre. Así que entendía que él se sintiera incómodo, pero no importaba, ella estaba ahí, para apoyarlo de la misma manera que él lo hacía. Con amor.Agnes tuvo que contener la risa como su
Agnes estaba observando a los niños dormir, pero realmente era más una excusa para no seguir en el salón y escuchar aquel detalle sobre el hijo ilegítimo de su esposo.—Discúlpame si te hice sentir mal con mi petición, pero no puedo evitar sufrir si pienso que ese niño puede estar en peligro al lado de esa mujer.Agnes se sorprendió mucho por la forma en que su nuera se preocupaba de ella, era cierto que no se lo había puesto fácil al principio, pero Eva se había ganado su corazón poco a poco y ahora era como la hija que nunca había tenido.—Te gustaría hablar del tema, a veces para que algo no nos duela, debemos de hacer sangrar la herida y hacer que supure aquello que no la deja sangrar.— Verás…— empezó a hablar Agnes midiendo su tono de voz para no despertar a los pequeños —apenas acababa de cumplir veinte años, un par de meses atrás, el día que me casé, tenía tantas expectativas puestas en mi matrimonio, intenté ser tan buena esposa, pero el padre de Jeremy tenía sus propias expe
Jeremy había acunado a su esposa en sus brazos aquella noche, estaba a salvo con él, cada vez que pensaba en que le podía haber pasado cualquier cosa, se ponía enfermo y es que estaba realmente molesto con ese hombre, lo haría sufrir lo inimaginable, como máximo llevaba un día sufriendo, pero él pensaba eternizar su venganza lo más posible.A pesar de que el lugar favorito de Jeremy eran los brazos de Eva, no podía pegar ojo pensando en aquel que durante tantos años la había herido, le hervía la sangre solo de observar el ojo tapado de su esposa y los golpes que todavía tenían su rostro hinchado mientras el cabrón de Genaro estaba plácidamente dormido en su cabaña de caza donde no debería encontrar paz.Ni siquiera entendía que podía llevar a una persona a dañar a alguien como Eva de las múltiples formas en que ese hombre lo había hecho a través de los años, quería saberlo, necesitaba dar respuestas para entender lo que podía pasar por la mente de alguien como ese hombre.Así que Jere
Eva no podía ver el estado en él que el hombre se encontraba, todo lo contrario lo único que deseaba era hacerlo sufrir, cada golpe, cada grito que ella dio mientras él la golpeaba y sometía, apareció de golpe en su mente, por lo que su mano no tembló al momento de golpear con fuerza el rostro de ese hombre.Después de ese primer golpe vino otro y después otro, y cada vez que lo golpeaba sentía que sacaba un poco de ese miedo, de esa rabia, de esos años que todavía pesaban en ella, haciendo que fuera generosa y no se amara como debería.Cada golpe le estaba devolviendo la autoconfianza que él consiguió arrancarle, esa sensación de que no se merecía nada.Su rostro estaba rojo y parecía el de una maldita desquiciada, sobre todo en el momento en que empezó a llorar y gritar mientras lo golpeaba.Eran muchos años de frustración los que estaba liberando en ese momento, recordando cada una de las palizas que le daba, sobre todo la última dónde el muy maldito se burlaba de ella por la forma
Dejar de pensar en lo que había hecho, y al mismo tiempo la morbosa sensación de que Genaro los viera, que escuchará como otro hombre la hacía gemir y lo feliz que ella era entre sus brazos.Más feliz de lo que alguna vez lo fue con él, necesitaba eso. Dejarle claro a ese hombre que ella jamás había sido suya, pese a que la sometió mucho tiempo, ella jamás le perteneció como le pertenecía a Jeremy.—Por favor cariño— Murmuró ella echando su cabeza hacia atrás y dejándole espacio en su cuello para sus labios.Él no se iba a negar a los deseos de su esposa, pero por nada del mundo dejaría que ese hombre escuchara sus gemidos o disfrutara de su cuerpo desnudo, no ese hombre no se merecía la visión de su esposa cuando exhalaba el último gemido tras un orgasmo.Por nada del mundo permitiría que él pudiera despertar y la viera así, por lo que correspondió al beso de Eva con las mismas ansias que estaba siendo invadida su boca y llevó las manos con ansias por su cuerpo hasta llegar a las nal
—Te amo… Jeremy….Respondió ella sin dejar de moverse con los ojos cerrados por momentos, sintiendo como sus cuerpos chocaban una y otra vez al compás en cada embiste, cada que sus cuerpos conectaban, la forma que los labios de su esposo, mimaban sus pezones y la forma que marcaba su pecho y parte de su cuello.No hacían más que llevarse cualquier tipo de pensamiento que no correspondiera a ellos dos, en ese momento nada más podía estar en medio de ellos, ni el nombre de Genaro, mucho menos el nombre de Añadí, la mujer que con engaños trato de separarlos.— Si así mi amor… — gimió ella con los ojos cerrados y su cabeza echada hacia atrás— Eva… Eva mírame…— exigió Jeremy queriendo observar bajo la tenue luz de la luna la expresión de su rostro al ser invadido por el placer que él le daba.Jeremy llevó una de sus manos entre sus cuerpos buscando el lugar que sabría, haría que los gemidos de su esposa se intensificarán y justo ahí entre sus pliegues estímulo con dos dedos el botoncito d