Hafid se dirigió a su oficina, se encontraba a solas ahora, estaba pensando en una extraña sensación que sintió al saber que Sylvia no tendría otro hijo; de alguna manera se decepcionó ¿Sería que deseaba un hijo con ella? Cuándo la vió allí sentada, un extraño sentimiento le invadió, muy dentro de él sintió algo que no sabía cómo explicar y no entendía qué estaba pasando; al principio pensó, que estaba embarazada, pero luego entendió que pensar en un hijo con ella era lo más absurdo, pero le dolió. Eso le conmovió sus entrañas, sentía compasión por ella, ternura, y un extraño cariño que jamás había experimentado por ninguna persona, quizás era lástima por saber que era huérfana, que no tenía a nadie y que tendría un hijo. No sucedió, no se embarazó como lo creían los dos, así que lo que había sucedido era lo mejor, ella tendría la oportunidad un día de tener una familia como lo soñó. Sylvia, era una mujer excepcional, era excelente cómo dirigía la casa, como quería a sus hijo
— ¡Hola querida Halima! ¿Cómo has estado?— dijo Sylvia— ¡Yo bien! ¿Qué tal por allí?— preguntó Halima— ¿Qué necesitas mi niña? —Hablar con alguien— dijo Sylvia. — Bueno, aquí está mi oreja para escuchar mi amorcito, cualquier cosa que tengas que decirme, cualquier situación por la que estés pasando, aquí estoy yo; ¿a ver qué está sucediendo? — Halima, en menos de dos semanas estaremos nuevamente en América y tengo mucho temor, de cómo va a comportarse Hafid allá, él aún no olvida a Rachel— dijo Sylvia. —¿Estás segura? Yo pensé que ese tema era muerto para él— dijo la madre de Hafid. — Muy segura suegra, él aún la ama, me lo ha dicho, y la última vez que estuvo allá, se emborrachó, porque los recuerdos lo tenían abrumado— Sylvia le confió ésto a su suegra. — Me dejaste estupefacta con esta información, pero si él quiere volver, te aseguró que tú tienes el temple para controlar lo que él pueda hacer o dejar de hacer— dijo Halima. — ¡Halima estoy preocupada!— la voz de Sylvia
— A mi matrimonio se le puede llamar por interés, se puede decir así, porque él necesitaba una madre para sus hijos, pero no es un matrimonio como tal, es solo una figura representativa— dijo Sylvia. — Así como el tuyo, hay muchos matrimonios que se dan para hacer crecer la herencia financiera, porque conviene unir intereses de empresas, son muchas las razones por las que se dan las relaciones matrimoniales, funcionan y también tienen hijos— dijo la hermana Teresa. — Cuando salí de acá yo pensaba que las personas se casaban por amor, pero al participar en el mío, me di cuenta de todo lo que hay afuera de éstas paredes— dijo ella. — Así es hija, el mundo está perdiendo sus valores y principios, tú solo defiende tu vida familiar, puede ser que tu unión no haya sido adecuada,— dijo la hermana Teresa— pero tienes dos hijos que educar, hasta hacerlos más grandes. — A veces me pregunto cómo me dejé convencer para estar viviendo ésta aventura— dijo Sylvia— jamás ni en mis más remotos s
Cuanto había aprendido en dieciocho años, no sabía a qué edad llegó al orfanato, pero sí sabía que nada había sido fácil para ella; como siempre era de cabello rojo la llamaban por muchos motes. "Cabeza de zanahoria", era el más conocido, "monte en llamas", siempre terminaba dándose puños con los otros niños, hasta que un día ya no le importó. Ella sabía cómo se llamaba, los demás eran sólo fastidiosos o envidiosos sin oficio, ya después no se metieron con ella, allí entendió, que vino para no pertenecer a ninguna familia. Un día formaría la de ella y tendría muchos niños que solo serían de ella y de su esposo, pero al buscar trabajo lo primero que hace es aceptar ser una madre por contrato. ¿Arrepentida? Para nada, tenía a la familia más maravillosa, dos hijo a los que adoraba, y ellos la amaban, jamás se había sentido tan aceptada por alguien. Hafid, era solo una fachada, estaba luchando con su fantasma; el amor por Rachel, pero era atento con ella, se preocupaba, siempre le de
Nuevamente se dirigieron al cuarto de juego de los niños, éstos estaban dormidos, así que los dejaron descansar un rato más. Después dejaron a Sylvia para que descansará del viaje, a las siete llegó Hafid, ya estaban por servir la cena, estaba callado y con el rostro amargado. Sylvia estaba con los niños ocupándose de que se centraran en la comida y no en la cara del padre, después que ella le echó una mirada asesina, Hafid sonrió y se dirigió a ellos. — ¿Qué sucede, no tienen hambre?— preguntó. — ¿Estás enojado papá?— preguntó Farid. Amira estaba con él entrecejo arrugado y no quería hablar. — No estoy enojado— dijo él— estoy cansado— y tu Amira, ¿por qué tienes esa cara? — ¡Yo si estoy enojada contigo!— dijo la niña. — ¿Y eso porqué?— preguntó Hafid. — Porque cuando llegaste no nos saludamos, ni nos distes besos — dijo la niña— y estás así. Cuando dijo ésto, puso un gesto enfurruñado en su rostro, como si estuviera enojada. Hafid no pudo evitar sonreír y les pidió disc
— ¿Qué has decidido? — preguntó Hafid. —No estoy preparada para que seamos una pareja normal, no existe amor entre nosotros, para que complicar las cosas, ya los niños nos ven como sus padres, sigamos igual — dijo Sylvia. — Respeto lo que has decidido, pero te advierto que tendré amantes— dijo él. — Eso lo asumí desde que me casé contigo— dijo ella— no tengo problemas con eso. Salió hasta el vestidor, para buscar su pijama, aprovechar y cambiarse. — Sylvia, si no vas a ser mi mujer, necesito dormir en otra habitación cai— dijo él— Ella sonrió con contrariedad, Hafid se veía con el rostro duro, se preguntó si tomó la mejor decisión al no aceptar ser su mujer. — ¿Qué vas a decirle a los niños?— preguntó ella. — Mañana saldré de viaje, estaré fuera algún tiempo— dijo él— para ellos no será extraño, lo verán normal. — Está bien, respeto tu decisión Hafid— dijo ella— ¿Dormirás en la otra habitación? — Sí, es lo mejor, buenas noches— dijo Hafid. Salió de la habitación dejando a
Los días para Sylvia fueron pasando, su vida con los niños la disfrutaba muy bien, rara vez su esposo le llamaba para hablar con ella, siempre conversaba con sus hijos, solo le preguntaba lo básico.¿Cómo están los niños? ¿Qué tal la escuela? Y allí moría cualquier acercamiento verbal, llevaba tres semanas fuera de casa, pero de alguna manera se sentía relajada, porque no tenía que estar ocultando sus sentimientos. Las palabras de la hermana Teresa, estaban siempre presentes en su memoria: "Hay matrimonios que funcionan sin amor, quizás el de ella era uno de esos, como siempre le tocaba vivir situaciones diferentes a las demás personas.Ya extrañaba mucho a Hafid, pero ésto se lo guardaba para ella, ni siquiera a los niños le decía nada acerca de su padre, se sentía más tranquila, aunque en el fondo estaba triste. Le gustaría soñar que un día él llegase a casa y le dijera: « ¿Sabes amor? Descubrí que es a tí a quien amo, ya no pienso más en Rachel, pero lo mejor es despertar d
La chica que dijo llamarse Tatiana se quedó unos breves segundos con la expresión en su rostro de sorpresa. — ¡Vaya chica, no te pareces en nada Rachel!— dijo la chica— ¡Ella si se dejaba envolver, eres muy diferente y afilada de lengua, muchacha! Sylvia que no era nada tímida, de inmediato dió una respuesta a la chica con la voz falsamente dulce. — ¡No querida, no soy Rachel, soy Sylvia, diferente y única, discúlpame voy por mi esposo, un placer Tati!— dijo y salió con aire triunfal. Su andar firme y seguro a pesar de no haber nacido en cuna de oro, sino que en un orfanato, tenía un aire sofisticado, no le restaba para nada su elegancia, ”¡Que se cree ésta arpía, que me va a pisotear, no querida, no tienes idea de con quién te metes!"Al llegar cerca dónde estaba su esposo, este le dijo:— ¿Algún problema? Te vi hablando con una vieja amiga— dijo Hafid. — ¿La conoces? Insistió en que era amiga íntima tuya— dijo Sylvia. — Sí, hemos cruzado unas cuantas palabras, se llama Tat