Problemas de Ahmed...

Al terminar de comer el poco alimento que llevaba, reinició la caminata, los pies le dolían, llevaba más de cuatro horas caminando y no se veía un pueblo ni por asomo, ¿en dónde lo habían botado éstos desgraciados secuaces de Ahmed?

Cuando llevaba una hora más caminando, vió que a lo lejos, venía un auto, se paró a esperar y pidió el aventón, ojalá se detuvieran, rogó Hafid.

Así fué, dos personas venían a bordo del auto, un hombre mayor y una chica de unos treinta años, se detuvieron y preguntó el hombre:

—¿A dónde se dirige el caballero?

— Al pueblo más cercano, estoy perdido, no sé dónde estoy— dijo Hafid— estoy caminando desde ésta mañana y estoy agotado, ¿me puede llevar un trecho?

Los dos se quedaron mirando unos instantes con recelo y Hafid dijo:

— Le aseguro que no les haré daño, solo deseo descansar un poco y llamar a mi familia.

La chica cabeceó afirmativamente y el hombre tomó la decisión.

— Suba— dijo el hombre— lo dejaremos en el pueblo, vamos hacia allá.

— Soy H
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