—¡Buenas tardes, Alexandre! —Responde con una pequeña sonrisa, pero me doy cuenta de que esta no llega hasta esos ojos que tanto se parecen a los de Liza—. ¡Melike puedes traernos algo de beber, por favor!
—Sí, señora.
—No me lo tome a mal, pero he venido a buscar a mi novia, señora Belucci. —Le comento, buscando con la mirada por si veo a Liza.
—Seamos sinceros Alexandre, sé que mi hija y tú no son novios, no es necesario que me mientas. —Responde con tranquilidad, de inmediato me tenso un poco, pero me limito a guardar silencio—. También sé que Liza le dijo a mi marido que son novios, para que Stefano no te hiciera nada malo ese día que te fue a buscar a tu casa.
—En ese caso, como ya sabe la verdad he venido a ver a Liza, deseo invitarla a salir. —Guardamos silencio una vez que nos traen nuestras bebidas, tomo el
Alex se gira y me mira con los ojos entrecerrados, les hace unas señas a sus hombres y, estos nos dan un poco de privacidad al girarse y mirar hacia el horizonte.—¿Sabes usar armas Liza? —Inquiere con los labios apretados.—Y-yo… es que b-bueno, sí bombón. —Le confieso con la mirada baja—. Sé usarlas desde hace años, pero al verte tan emocionado me daba pena confesártelo.—¿Entonces todo este tiempo estuviste fingiendo?—Sí, pero fue por una buena causa. —Me mira con el entrecejo fruncido y los brazos cruzados sobre su pecho, esperando una explicación—. Quería estar más cerca de ti y si tenía que mentir para que me abrazaras, créeme que lo volvería a hacer. —Le respondo con la voz un poco temblorosa cuando veo que se acerca hasta donde me encuentro y me toma por la cintura con un poco
Cuando llego a nuestro destino, subo hasta mi oficina donde ya me está esperando Dunyasha y por la expresión de su rostro, me imagino que no son tan buenas noticias.—¡Buenas noches, Dunyasha! ¿Qué noticias me tienes? —Inquiero tomando asiento.—¡Buenas noches, joven Carluccio! Puede llamarme Yasha, ya se lo había comentado. Con respecto a lo otro aun no damos con la mente maestra detrás de todo esto, pero la buena noticia es que ya he comenzado a descartar varios lugares que me arrojaba como punto de partida, aunque no lo crea es un gran avance.—Y yo te dije que puedes llamarme Alexandre, Yasha. Te creo, si Pietro te recomendó es por algo, así que confío en la palabra de ambos. Sobre el otro asunto, ¿Qué te han informado?—La hemos mantenido vigilada día y noche como usted lo ordeno, tanto así que me informaron cuando uste
Al día siguiente cuando me estoy terminando de arreglar aparece tía Melike, quien tiene sus ojitos un poco rojos e hinchados, pero a pesar de todo una pequeña sonrisa adorna su rostro.—¡Oh, tía Melike!, ¿No me digas que discutiste muy feo con tío Mich? —Inquiero un tanto preocupada.—Solo un poco, pero bueno ya después se le bajo el enojo, solucionamos todo.—Pero aun así tus ojos están un poco rojos, por un momento pensé que harías lo que mamá con papá. —Respondo mientras intento hacerme una coleta.—¿Qué es lo que hace la señora Ekatherina? —Comienzo a reír y bajo mi voz para que nadie nos escuche por si se les ocurre abrir la puerta sin permiso.—Cuando mamá discute con papá, se encierra casi todo el día en su habitación haciéndolo sentir m
—¡Detente Bellini! —Le ordeno en cuanto veo su intención de sacar su arma y apuntar con ella a Liza, ésta se gira y nos observa con una sonrisa.—Es hermoso este lugar. —Comenta señalando la foto en su mano.—Lo es cariño, un día de estos te llevaré. —Ante esto su sonrisa se ensancha y asiente emocionada.—¿En serio bombón? Siempre he querido ir, pero sé que es sumamente difícil conseguir una entrada. —Responde un tanto desanimada.—Sí cariño, te lo prometo, pero ahora me gustaría saber, ¿Cómo es que ese lugar pertenece a tu tío Maurizio?—Lo compró hace un año, al parecer el dueño se fue a la quiebra y dado que tío Maurizio siempre quiso tener un lugar así, decidió adquirirlo.—¿Y sabe quién era el anteri
Salgo de mi oficina después de esa charla que tuvimos, me dirijo a la barra que es donde se encuentra Liza platicando con el barman, le hago una seña de que no mencione que me encuentro detrás de ella y escucho su conversación.—¿Entonces que bebida me recomiendas? —Inquiere Liza mirando todas las botellas frente a ella.—¿Toma alcohol? —Liza medita un instante y niega con su cabeza—. En ese caso le prepararé un Cosmopolitan.—¿Y cómo lo preparas?—Con un poco de vodka, zumo de frambuesa, un poco de triple seco y zumo de limón, es una bebida que no es muy fuerte por lo que espero le guste. —Comienza a preparar su bebida y Liza observa atentamente como mezcla los sabores, cuando la deja frente a ella le indico que nos deje a solas.—Regreso más tarde. —Le informa, antes de dirigirse a las bodegas.—Gra
Yelizaveta —¡¡Yelizaveta!! —El grito de papá surca el silencio que reina en este instante, levanto la mirada y me doy cuenta de que me observa bastante molesto.—¡Mami! ¿Qué pasó? —Ella solo llora un poco más fuerte y antes de que pueda decir algo, papá llega hasta nosotras y toma a mamá de la cintura.—¿Por qué crees que le hice algo a tu madre? No porque este llorando quiere decir que sea culpa mía. —En cuanto responde esto, me siento avergonzada por creer eso de papá por lo que bajo la cabeza.—¿Entonces que le sucedió? —Musito tomando a mamá de la mano.—El abuelo Yuri está muy delicado cariño, debo ir a cuidarlo. —Me informa con la voz entrecortada.—Yo quiero ir contigo.—No cariño, es mejor que te quedes con tu p
—Pero papi…—Pero nada, no pienso aceptar eso de ninguna manera, aun eres muy joven. —Grita cada vez más fuerte.—¿Qué hiciste cariño? —Inquiere Alex conteniendo la risa al igual que yo.—Al parecer a papá no le gusto el anillo que me mandaste bombón. —Le explico con voz triste—. No entiendo si todo el juego de joyas que me regalaste es hermoso. —Giro la caja y se las muestro, cuando papá se da cuenta de que no solo es un anillo de compromiso como él creía fulmina con la mirada mi celular, como si con eso pudiese dirigir toda su animadversión hacia el bombón.—Cariño eres malvada, ¿por qué les mostraste primero el anillo y no el collar o alguna de las otras joyas? Ves que no solo yo lo hago enojar. —Ante esto no puedo evitar reír, mientras papá regresa a su asiento y comien
—Pasa Alexandre. —Me indica el padre de Liza en cuanto llegamos a su despacho, paso y después de que éste entra cierra la puerta, tomamos asiento y durante algunos segundos el señor Belucci, me mira con el entrecejo fruncido—. He de confesar que no me agradabas, no por quién eres, ni tu relación con Lombardi, en general ningún hombre que bese a mi hija podría agradarme, pero he de reconocer que tu interés por ella es sincero.—Como se lo dije a su esposa hace unas semanas sue… señor Belucci, mi interés por su hija es sincero, yo quiero lo mejor para ella.—Y ahora lo comprendo, mira que asignarle guaruras aun sabiendo como es con respecto a eso, me deja claro que no te importa arriesgarte a ganarte una fuerte discusión con ella, como ya lo viste odia que alguien la vigile. Quiero que me cuentes como sucedieron las cosas y desde cuando es que la vigilan.