Al día siguiente cuando me estoy terminando de arreglar aparece tía Melike, quien tiene sus ojitos un poco rojos e hinchados, pero a pesar de todo una pequeña sonrisa adorna su rostro.
—¡Oh, tía Melike!, ¿No me digas que discutiste muy feo con tío Mich? —Inquiero un tanto preocupada.
—Solo un poco, pero bueno ya después se le bajo el enojo, solucionamos todo.
—Pero aun así tus ojos están un poco rojos, por un momento pensé que harías lo que mamá con papá. —Respondo mientras intento hacerme una coleta.
—¿Qué es lo que hace la señora Ekatherina? —Comienzo a reír y bajo mi voz para que nadie nos escuche por si se les ocurre abrir la puerta sin permiso.
—Cuando mamá discute con papá, se encierra casi todo el día en su habitación haciéndolo sentir m
—¡Detente Bellini! —Le ordeno en cuanto veo su intención de sacar su arma y apuntar con ella a Liza, ésta se gira y nos observa con una sonrisa.—Es hermoso este lugar. —Comenta señalando la foto en su mano.—Lo es cariño, un día de estos te llevaré. —Ante esto su sonrisa se ensancha y asiente emocionada.—¿En serio bombón? Siempre he querido ir, pero sé que es sumamente difícil conseguir una entrada. —Responde un tanto desanimada.—Sí cariño, te lo prometo, pero ahora me gustaría saber, ¿Cómo es que ese lugar pertenece a tu tío Maurizio?—Lo compró hace un año, al parecer el dueño se fue a la quiebra y dado que tío Maurizio siempre quiso tener un lugar así, decidió adquirirlo.—¿Y sabe quién era el anteri
Salgo de mi oficina después de esa charla que tuvimos, me dirijo a la barra que es donde se encuentra Liza platicando con el barman, le hago una seña de que no mencione que me encuentro detrás de ella y escucho su conversación.—¿Entonces que bebida me recomiendas? —Inquiere Liza mirando todas las botellas frente a ella.—¿Toma alcohol? —Liza medita un instante y niega con su cabeza—. En ese caso le prepararé un Cosmopolitan.—¿Y cómo lo preparas?—Con un poco de vodka, zumo de frambuesa, un poco de triple seco y zumo de limón, es una bebida que no es muy fuerte por lo que espero le guste. —Comienza a preparar su bebida y Liza observa atentamente como mezcla los sabores, cuando la deja frente a ella le indico que nos deje a solas.—Regreso más tarde. —Le informa, antes de dirigirse a las bodegas.—Gra
Yelizaveta —¡¡Yelizaveta!! —El grito de papá surca el silencio que reina en este instante, levanto la mirada y me doy cuenta de que me observa bastante molesto.—¡Mami! ¿Qué pasó? —Ella solo llora un poco más fuerte y antes de que pueda decir algo, papá llega hasta nosotras y toma a mamá de la cintura.—¿Por qué crees que le hice algo a tu madre? No porque este llorando quiere decir que sea culpa mía. —En cuanto responde esto, me siento avergonzada por creer eso de papá por lo que bajo la cabeza.—¿Entonces que le sucedió? —Musito tomando a mamá de la mano.—El abuelo Yuri está muy delicado cariño, debo ir a cuidarlo. —Me informa con la voz entrecortada.—Yo quiero ir contigo.—No cariño, es mejor que te quedes con tu p
—Pero papi…—Pero nada, no pienso aceptar eso de ninguna manera, aun eres muy joven. —Grita cada vez más fuerte.—¿Qué hiciste cariño? —Inquiere Alex conteniendo la risa al igual que yo.—Al parecer a papá no le gusto el anillo que me mandaste bombón. —Le explico con voz triste—. No entiendo si todo el juego de joyas que me regalaste es hermoso. —Giro la caja y se las muestro, cuando papá se da cuenta de que no solo es un anillo de compromiso como él creía fulmina con la mirada mi celular, como si con eso pudiese dirigir toda su animadversión hacia el bombón.—Cariño eres malvada, ¿por qué les mostraste primero el anillo y no el collar o alguna de las otras joyas? Ves que no solo yo lo hago enojar. —Ante esto no puedo evitar reír, mientras papá regresa a su asiento y comien
—Pasa Alexandre. —Me indica el padre de Liza en cuanto llegamos a su despacho, paso y después de que éste entra cierra la puerta, tomamos asiento y durante algunos segundos el señor Belucci, me mira con el entrecejo fruncido—. He de confesar que no me agradabas, no por quién eres, ni tu relación con Lombardi, en general ningún hombre que bese a mi hija podría agradarme, pero he de reconocer que tu interés por ella es sincero.—Como se lo dije a su esposa hace unas semanas sue… señor Belucci, mi interés por su hija es sincero, yo quiero lo mejor para ella.—Y ahora lo comprendo, mira que asignarle guaruras aun sabiendo como es con respecto a eso, me deja claro que no te importa arriesgarte a ganarte una fuerte discusión con ella, como ya lo viste odia que alguien la vigile. Quiero que me cuentes como sucedieron las cosas y desde cuando es que la vigilan.
Aunque aún estoy un poco molesta por lo de esta tarde, no puedo negar que me siento emocionada de poder conocer el casino del bombón, el viaje transcurre en completo silencio, el cual solo es roto cuando me llega un mensaje de mi pequeño dolor de cabeza.—¡Estoy contando los minutos para volver a verte! ¡Te amo, cariño! —Sonrío ante sus palabras, pero decido no contestarle nada, deseo hacerlo sufrir un poquito.Después de casi dos horas de viaje mi mirada se dirige a un imponente edificio que bien podría parecer un antiguo castillo, observo por la ventana y unas enormes rejas nos cierran el paso, pero en cuanto los hombres que viajan conmigo intercambian unas cuantas palabras con los vigilantes nos permiten pasar.—Lo necesitará señorita. —Me informa uno de los hombres quien me tiende un hermoso antifaz que cubre gran parte de mi rostro.—&iqu
Fabrizio —Con un demonio, quiero que me expliques, ¿cómo fue que se les escapo una simple mujer? —Grito furioso.—Lo siento jefe, es solo que…—¿Qué? ¿Qué explicación barata piensas darme? Les dije que esta misma noche quería a Yelizaveta Belucci en mi cama. Llego esperando encontrarla y me encuentro con la desagradable noticia de que esa chiquilla se les escapo, no a uno ni dos hombres sino a seis, son una bola de inútiles. —Exploto furioso.Suelto una patada y le doy a la pequeña mesa que se encuentra en el recibidor, la cual sale volando y con ella unos cuantos cristales al estrellarse contra las escaleras.—Quiero que averigüen como fue que se pudo defender ella sola aun cuando me dicen que sus hombres esperaban afuera de esa tienda, de lo contrario considérense hombres muertos. —Les advierto antes de entr
Giro mi cabeza para ver a Yelizaveta quien también intenta controlar un poco su respiración y, cuando veo que su cuerpo se estremece un poco debido al frío tomo las mantas debajo de nosotros y nos arropo, atrayendo su cuerpo al mío hasta dejar su cabeza apoyada en mi pecho.—¿Bombón estás despierto? —Inquiere Liza después de unos minutos de silencio.—Sí cariño, estoy despierto. —Respondo acariciando su espalda desnuda.—¿Recuerdas cuando te pregunte con cuántas mujeres te habías acostado?—Sí y te dije que en su tiempo te lo diría, si quieres saber sobre eso…—No, a menos que tu desees decírmelo. —Me interrumpe—. A lo que me refiero es que ese día me dijiste que no te querías ni imaginar lo que papá le haría al pobre infeliz que me hiciera suya y bue