Lilibeth No pude resistir más y caí ante el deseo de entregarme a Massimo, si bien al principio le odiaba por mantenerme aquí contra mi voluntad, el hecho de que cuidara de mí cuando estuve en peligro me hizo darme cuenta de mis sentimientos por él, aún recuerdo la primera vez que lo vi y como una atracción magnética unió nuestras miradas desde ese momento supe que era el hombre que quería para mí. Han pasado dos semanas desde que me entregue a Massimo y lo noto muy cambiado conmigo, todos los días cuando despierto estoy sola en la habitación ya que se levanta antes del amanecer y por las noches caigo rendida antes de que él se aparezca por la casa, una parte de mí teme que sea verdad lo que me dijo esa mujer del centro comercial de que Massimo solo quería llevarme a su cama y como ya lo ha logrado ha perdido su interés en mí. Sigo pensando en esto cuando Mia entra a la habitación para informarme que hoy por la noche tendremos un invitado a cenar por lo que debemos estar presentabl
—Es la primera vez que la veo por aquí, casi nunca sale o ¿me equivoco? —Bueno es que hace poco tuve un accidente y por un tiempo preferí no salir, además me la paso con este hermoso —digo esto, mientras doy un beso en la frente de Alex, pero ¿cómo le digo que me tienen recluida como a una prisionera? —Vaya espero que ya se encuentre mejor —comenzamos a platicar, él me cuenta sobre sus negocios y yo le cuento como era mi vida en México, me la he pasado tan bien con él que el tiempo se me va volando y cuando me doy cuenta ya son cerca de las seis de la tarde. —Lo siento tengo que irme ya es muy tarde. Me gustó mucho platicar con usted, en verdad fue como estar con un amigo de antaño. —Me levanto para pagar, pero él insiste en pagar esta vez, acepto por cortesía asegurándole que la próxima vez yo lo haré. Ya de regreso en la mansión, estoy por subir a la habitación de Alex cuando escucho la voz de Massimo detrás de mí. —¿Dónde estuvieron toda la tarde? —Por la forma en que habla sé
Me aproximó a ella quien me mira desafiante, la tomó por los brazos y la empujó hasta la cama, dónde cae de espaldas. —Me estás lastimando Massimo, ¡Suéltame! —Me acomodo sobre ella sin soltarle los brazos mientras comienzo a besar todo su cuello, impregnándome de su agradable aroma a cerezas. Dado que hoy está usando un vestido veraniego le bajo lentamente la parte superior dejando a la vista sus senos desnudos ya que no lleva sostén, beso y succiono su pezón izquierdo haciendo que se ponga duro para luego continuar con el derecho, y aunque ella trate de negarlo sé que también desea que la haga mía, noto como su cuerpo reacciona ante mi contacto, sigo bajando mi cabeza besando todo su cuerpo sobre la fina tela de su vestido hasta posarme entre sus piernas y las abro lentamente sin dejar de soltar sus brazos sintiendo como tiembla ligeramente ante mis caricias. Con mi mano libre levanto su vestido y bajo sus bragas ya humedecidas, posicionó mi boca en su intimidad y mi lengua hace m
Lilibeth Me despierto con el cuerpo hecho trizas si bien deseaba hacer el amor con Massimo, éste es un salvaje y me ha dejado adolorida, después recuerdo que ayer por la noche mientras estaba por dormir me confeso que me amaba haciendo que mi corazón casi saltará de mi pecho, nunca creí que el sería el primero en decirlo, volteo y lo veo boca abajo profundamente dormido por lo que no puedo evitarlo y comienzo a recorrer su espalda desnuda con mis dedos, después de un rato abre sus ojos y me lanza una sonrisa. —Es agradable que te despierten de esta forma. —Me da un beso y luego se acomoda rápidamente sobre mí evitando dejar caer su peso sobre mi cuerpo, luego me lanza una mirada traviesa y sé lo que se viene a continuación. —¡No Massimo dame tregua!, siento que me partirás en dos. —Comienza a reír sobre mi boca, pero ya es demasiado tarde sus manos hacen maravillas en mi entrepierna, haciendo que me vuelva loca de deseo por tenerlo nuevamente dentro de mí y explotando de placer com
Massimo He comenzado a realizar los preparativos para mi boda con Lilibeth si bien será algo íntimo y solo por el civil, quiero que tenga un lindo recuerdo de nuestra unión, sin embargo, dado todos los problemas que he tenido últimamente con los cargamentos de mi mercancía me es imposible hablar con ella sobre los detalles de la boda. Me he dado cuenta de que desde hace meses me han estado robando grandes cantidades, tanto de dinero como de la mercancía que traficamos, por lo tanto, ya no puedo confiar mucho en mis socios, todos al final resultan igual, unas ratas que solo quieren quedarse con el poder que poseo, he quedado con algunos de mis socios de reunirnos en el antro El bajo mundo, un lugar donde muchos de los mafiosos nos reunimos para hacer ciertos pactos, como Lilibeth pasa la mayor parte del tiempo en la mansión cuidando de Alexandre decidí que me acompañe, para que también sepan que ella de ahora en adelante será la mujer de Carluccio y por lo tanto le deben respeto. Le
¡Maldita sea!, Renzo nunca pierde oportunidad en estar cerca de mi mujer, comienzo a perder los estribos y cuando pienso en acercarme a ellos, Lombardi se despide de ella de beso en la mejilla y desaparece de mi vista, mientras Lilibeth se dirige a los sanitarios, alcanzó a Franco quien espera a que salga mi mujer, le pido que se vaya de ahí y que nos espere en la barra junto a los demás. Cuando entró al baño puedo ver a varias mujeres, estás me miran con asombro y alguna que otra trata de acercarse a mí, definitivamente saben quién soy. —¡Largo de aquí! —les digo con furia contenida, éstas por su parte no esperan que se los repita y salen de ahí, en cuanto sale la última, cierro con broche la puerta para que nadie nos interrumpa. Lilibeth sale del retrete y en cuanto me ve pega un brinco, abriendo los ojos por la sorpresa y mirando de un lado para otro hasta que cae en la cuenta de que estamos solos. —¿Qué haces aquí Massimo? Me espantaste. —Termina de lavarse las manos y mientras
Estoy en mi despacho revisando cierta información que Pietro ha podido averiguar sobre el asesinato de Katherina, por lo que veo es algo que ya se tenía planeado desde hace tiempo la habían estado siguiendo y por si fuera poco, uno de sus hombres ayudo para perpetrar el crimen, en cuanto lo encuentre yo mismo me encargaré de él, conforme sigo leyendo hay algo que me hace enfurecer aún más y es que tenían la firme intención de asesinar también a Alexandre, dejo escapar un grito de frustración y arrojo mi vaso con whisky al otro lado de la habitación el cual termina estrellándose contra una de las paredes. Subo mis brazos a mi cabeza pensando en todo lo que ha sucedido y si bien ya no amaba a Katherina, ella era la madre de mi hijo, la mujer que me dio el mejor regalo y ahora mi pobre pequeño crecerá sin el amor de su madre, sé que Lilibeth será una buena madre para él, pero creo que no será lo mismo, sigo perdido en mis pensamientos cuando tocan a la puerta. —Adelante. —Levanto la vis
Lilibeth Al día siguiente trato de levantarme de la cama y me duele cada parte de mi cuerpo como si me hubiese pasado un camión por encima. —Te lo dije amor, que no te podrías ni levantar de esa cama. —Me mira divertido por los gestos que hago. —No me parece gracioso Massimo —le digo mientras le doy un pequeño golpe, a lo que él sólo me jala nuevamente haciendo que quede encima de él. —Lo sé, pero en verdad si de mi fuera estaría todo el día así contigo. ¿Qué me hiciste? Nunca me había sentido así con ninguna mujer, ni siquiera con Katherina. —su confesión me toma por sorpresa, nunca me hubiese esperado algo así viniendo de él que siempre parece tan distante y frío frente a los demás. —Me pasa lo mismo —y es verdad lo que le digo—, hay algo que me gustaría preguntarte —digo dubitativa, lo miro a la cara para ver su reacción. —Bien pregunta —contesta serio. —¿Por qué te separaste de tu exmujer? Recuerdo cuando la vi, y no entiendo cómo se separaron, ella era muy hermosa. —Se que