Massimo se ocupó de todos los arreglos para la boda, por lo que no he tenido que preocuparme de nada, aunque será solo una pequeña celebración sin ningún invitado más que los empleados de la mansión quiere que todo sea perfecto, al principio pensé que estaba escondiendo nuestra boda de alguien en especial, pero cuando lo enfrente sobre esto, me comento que prefería que fuese así dado que el asesinato de Katherina aún no se ha esclarecido no quería exponerme y que sea el blanco de alguien que esté detrás de él. Deseaba comprar algo sencillo dado que solo será unión por el civil, pero Massimo insistió en que quería que usará algo más llamativo y no tan simple por lo que opte por un vestido blanco, el cual consiste en un corsé de encaje con unas diminutas mangas, unida a él una falda larga y suelta hecha con varias capas de organza la cual tiene una abertura en la pierna derecha a mitad de muslo, es un vestido muy lindo, pero aun así me hace sentir un poco rara. Estoy en compañía de la
Lilibeth Después de nuestra boda hemos planeado irnos de luna de miel por unos días a La Costa Amalfitana, donde no me sorprende para nada enterarme que Massimo posee una propiedad en dicho lugar, solo que tendremos que esperar una semana en lo que Massimo arregla unos asuntos antes de nuestra partida. Antes de viajar hemos decidido hacer unas compras por lo que solo salimos él y yo, dejando a Alex al cuidado de Mia como estaba dormido no quisimos despertarlo. Pasamos una agradable tarde y a la hora de la comida decidimos comer en un hermoso restaurante llamado Scalinata Borghese, es un lugar muy lindo y agradable, después de terminar nuestra comida salimos rumbo a nuestro auto, pero antes de llegar a éste, Massimo recibe una llamada por lo que se disculpa y se aleja un poco de mí, estoy observando la plaza cuando escucho una voz familiar llamarme. —Señorita Lilibeth, que agradable sorpresa —me saluda Renzo con una enorme sonrisa. —Señor Renzo igualmente es muy agradable volver a v
Massimo Lilibeth y yo vamos discutiendo cuando sin previo aviso siento un golpe en el auto, el cual comienza a girar y golpea otro auto, asustado trato de proteger a mi mujer, pero es muy tarde, se ha golpeado la cabeza haciéndola caer inconsciente, cuando estoy a punto de salir del auto siento un golpe en la cabeza y pierdo el conocimiento. Cuando despierto Lilibeth está muy asustada y pregunta algo sobre un arma, en cuanto sigo la dirección de su mirada veo un arma que no reconozco en absoluto, dado que no es mía. Busco con la mirada el auto que golpeamos, bajamos en seguida para ver cómo se encuentra el chófer, sin embargo, lo que vemos a continuación ninguno lo esperaba. Veo el cuerpo inerte de Renzo Lombardi y por si fuera poco le han dado el tiro de gracia, viendo bien las marcas de los casquillos estoy seguro de que estas corresponden con el arma que tenía entre mis manos hace unos instantes, por lo que no puedo evitar maldecir, esto es una trampa, alguien lo tenía todo plan
Al día siguiente regresamos a la mansión y doy órdenes de que mi mujer no puede abandonar su habitación por ningún motivo y se le debe cuidar en todo momento por el bienestar de mi bebé. He estado averiguando sobre el asesinato de Renzo sin ningún éxito, sé que su padre está devastado y en cuanto le fue informado sobre la muerte de su hijo él y sus hombres se hicieron cargo de todo, por lo que mis hombres tuvieron que retirarse del lugar. Ya entrada la noche en mi oficina escucho algunos disparos a lo lejos seguido de algunos gritos, me asomo por la ventana y veo varias camionetas entrando a mi propiedad, les grito a mis hombres para que les informen a los demás que tomen sus posiciones, bajo rápidamente con un arma en mi mano no puedo permitir que algo le suceda a mi familia y salgo hacia el jardín principal. —Tú eres el asesino de mi hijo y te atreves a ocultarte en tu casa, sé un hombre y da la cara —brama Giuseppe Lombardi, el cual se ve tan fuera de sí mismo a causa del dolor,
Lilibeth Han pasado poco más de dos meses desde que nos enteramos de mi embarazo y fiel a su palabra, en todo este tiempo Massimo no me ha permitido estar deambulando por la casa como solía hacerlo antes y con lo cual me muero de aburrimiento, tampoco ha deseado que tengamos intimidad por lo que no aguanto las ganas de estar con mi marido, así que he decidido sorprenderlo está noche. Hoy tengo que visitar a Carlo para que vea cómo va mi embarazo, por lo que Franco me lleva hasta el hospital, no le pedí a Massimo que me acompañara dado que tengo que hacerle unas preguntas un tanto vergonzosas al doctor y no quiero que él esté presente, en cuanto me llaman paso a su consultorio y me recibe con una sonrisa. —¡Buenas tardes, señora! ¿Cómo se encuentra? ¿En estos meses ha tenido alguna molestia? —pregunta mientras comienza a escribir en su computador. —¡Buenas tardes, doctor! No después de ese accidente todo ha estado bien, no he tenido ninguna molestia, solo algunas náuseas y un poco
Massimo En cuanto me entero de que Lilibeth no se encuentra en la mansión me vuelvo loco de la preocupación. —¿Por qué no me informaron que salió? —encaro a mis hombres. —La señora nos dijo que usted ya estaba informado. —Bajan la mirada. —¿Y a dónde fue? Por lo menos saben eso o tampoco preguntaron. —No creímos necesario preguntar. —Quiero que me avisen en cuanto lleguen, ¿me escucharon bien? Si no pueden irse buscando otro trabajo. —Me dirijo con paso fuerte a mi oficina, conteniendo mi enojo. Cuando me informan que acaba de llegar la espero en la entrada de la casa, le reprocho el no haberme avisado que tenía cita con Carlo, pero mi enojo pasa cuando me besa y la alejo de mí, ya que el deseo de estar con ella es tan fuerte que temo hacerle daño a nuestro bebé. Me muestra la ecografía y me siento el hombre más feliz del mundo, si bien ya soy padre, el saber que ella me dará la dicha de volver a serlo es muy satisfactorio. Cuando estoy por bajar a comer la veo en las escaler
El embarazo de Lilibeth ha pasado sin ninguna complicación en todos estos meses, ha estado muy tranquila y cada que vamos a sus consultas el bebé resulta estar muy sano, hace unas semanas nos enteramos de que será una niña la cual hemos decidido se llamará Rachel, mi mujer por su parte está muy emocionada ya que estamos a unos cuantos días de conocer a nuestra pequeña. Estoy fuera de la mansión revisando unos negocios, cuando recibo una llamada de Federico Salvatore informándome que en el puerto donde se encuentran unas de mis bodegas pudo acorralar al desgraciado que me ha estado robando todo este tiempo, me dirijo inmediatamente hasta dicho lugar sin perder tiempo. Cuando llego le ordeno a mis hombres que rodeen el lugar para mayor seguridad, mientras Pietro me acompaña para por fin conocer la identidad del traidor. —Massimo que bueno que has llegado, no sé qué hubiese pasado si no llego a tiempo, éste infeliz hubiera robado toda la mercancía y las pérdidas serían catastróficas. —
Estoy en la sala de espera dando vueltas de un lado para otro, mirando la puerta en espera de que está se abra y salga Carlo para informarme qué todo está bien con mi mujer y mi pequeña, sin embargo, desde hace dos horas no hay ninguna noticia por parte de él. Flashback —¿Qué sucede Mía? —pregunto aún molesto, aunque no es culpa suya todo lo que ha sucedido, en verdad necesito un poco de paz en este momento. —Es algo urgente —responde alterada—: la señora se estaba dando una ducha y se resbaló, pero debido al golpe se le rompió la fuente, en este momento nos dirigimos al hospital ya hablé con el doctor Carlo, él nos está esperando con un quirófano listo en caso de requerirlo. —Justo en este momento que estaba tan enfadado me informan que mi mujer sufrió un accidente y, me invade el miedo de que algo pueda sucederle tanto a ella como a nuestra bebé. —Voy hacia allá, no tardó. —Corro hacia mi camioneta con todos mis hombres detrás de mí. El trayecto hasta el hospital se me hace eter