C118: No me gusta arrancarlas.

Después de aquel incómodo encuentro, Katherine decidió que era momento de intentar conectar con Coral de alguna manera. No podía ignorar lo evidente: Coral no estaba cómoda, pero eso no significaba que Katherine se rendiría tan fácilmente. Respiró profundamente, recuperando un poco de compostura, y se acercó de nuevo a la niña, esta vez con una sonrisa más serena y relajada.

—¿Qué te parece si vamos al jardín? —propuso Katherine con suavidad, intentando sonar animada—. Es un lugar muy bonito y podríamos disfrutar del aire fresco.

Coral asintió ligeramente, sin decir una palabra, y tomó la mano de Kisa como si buscara un ancla en medio de aquella situación que claramente no disfrutaba. Katherine, aunque algo herida por la falta de entusiasmo, se adelantó para ir hacia el jardín. Kisa caminó junto a Coral, manteniendo un contacto suave pero constante, como un recordatorio de que estaba ahí para apoyarla.

El jardín de la mansión era amplio y estaba meticulosamente cuidado, con flores de
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