El día amaneció con una suave brisa y un cielo despejado que prometía un clima perfecto para una salida en familia. Katherine se encontraba en la sala, ajustando su saco mientras observaba a Coral, quien se mostraba alegre. La pequeña estaba emocionada porque su padre, Royal, había decidido acompañarlas en esta ocasión. No sería una visita dentro de la mansión, sino que esta vez saldrían juntos los tres.Royal había sugerido que Kisa también se uniera a la salida, pero ella había decidido no hacerlo.—Creo que es mejor que Coral pase tiempo contigo y con su madre —le había dicho Kisa a Royal—. En su primera visita, Coral estuvo todo el tiempo pegada a mí. Eso no es bueno, pues de esa forma nunca podrá conectar realmente con Katherine —reveló. Aunque la decisión de Kisa era lógica, para Katherine representaba una oportunidad de oro para acercarse a su hija, y a Royal.El hombre entró en la sala, vistiendo ropa casual: unos jeans oscuros, una camiseta ajustada de color gris y una chaque
—Creo que, aun si me quedaba, Coral sería más apegada a ti que a mí —comentó Katherine con una sonrisa—. Es bello ver a un hombre tan cariñoso con su hija.—Eso no podemos saberlo, no hay manera. —Sí, porque me fui, ¿no? —resaltó Katherine—. ¿En verdad lo estarás sacando a flote a cada rato? —Si no quieres escuchar, no digas tantas estupideces —impuso Royal—. Pero ¿sabes?, tal vez, al final, que te hayas ido fue lo mejor. Gracias a eso, Kisa llegó a mi vida. Ella se ha convertido en una verdadera madre para Coral y una verdadera esposa para mí.Katherine sintió una punzada en el pecho. Cada palabra de Royal era un recordatorio de su decisión de dejarlo. Aun así, Katherine no podía evitar hacer esos comentarios insinuantes, buscando alguna chispa de conexión, algún indicio de que todavía existía algo entre ellos.Después de la comida, Coral se quedó dormida en los brazos de Royal mientras caminaban de regreso al coche. Katherine los observaba en todo momento y no podía evitar pensar
Katherine contempló a Royal con una vehemencia que no había mostrado en mucho tiempo. Su voz se suavizó, casi quebrándose mientras continuaba hablando.—Fue difícil, Royal. Te lo juro. Fue muy difícil dejarte, porque yo te amaba —hizo una pausa, en lo que permaneció con los ojos incrustados en los del CEO—. Y, para ser sincera, todavía lo hago.La confesión dejó a Royal en silencio, en lo que Katherine estaba decidida a no echarse para atrás. Dio unos pasos más hacia él, acortando la distancia que los separaba. Estaba completamente cerca de él ahora y extendió la mano para alcanzar su muñeca.—Te lo demostraré de todas las maneras posibles, Royal. Te amo a ti y amo a Coral. Siempre los he amado a los dos, incluso cuando estaba lejos.Royal, recibiendo la magnitud de sus palabras, retrocedió un par de pasos, liberándose del delicado agarre de la mujer y buscando mantener su distancia.—Aun estando lejos, pudiste haberme explicado la situación, Katherine —expuso—. Pudiste haberme enviad
—Si Royal decide que su felicidad está con Katherine, entonces no puedo hacer nada para evitarlo —aseveró Kisa—. No estoy aquí para obligar a nadie a quedarse conmigo. Lo que hay entre nosotros no depende de posesión o control.—De verdad que eres muy ingenua. Inteligente pero confianzuda. ¿Crees que puedes competir con el amor que Royal siempre ha tenido por Katherine? Ella fue su primer amor, y es la madre de su hija. Y ahora, mientras ellos pasan tiempo juntos, ¿realmente crees que tú sigues teniendo un lugar en su corazón? Cuando regresen de este paseo, estarán más unidos que nunca, y tú serás solo un recuerdo pasajero.Kisa sintió cómo cada palabra de Regina era como una daga en su pecho, pero no permitió que su rostro mostrara debilidad.—No estoy aquí para competir con nadie, señora. He aceptado a Royal por quién es, y si su felicidad está con Katherine, entonces me haré a un lado. No necesito mantener a alguien a mi lado por obligación o culpa.—Qué discurso tan noble. Pero no
Mientras tanto en la sala, Royal se quedó inmóvil por un instante, sorprendido por la acción inesperada de Katherine. El beso, aunque breve, fue suficiente para que la realidad lo golpeara con fuerza. Su cuerpo se puso rígido y sus manos rápidamente se posaron sobre los hombros de Katherine, alejándola de sí. El asombro dio paso a una expresión de repulsión en su rostro, además de disgusto y desdén que se reflejaba claramente en sus ojos.—Lárgate de aquí ahora mismo —declaró, sin dejar espacio para negociaciones. Katherine retrocedió un paso, asustada por la dureza en su voz, pero sin estar dispuesta a rendirse.—Royal, por favor —suplicó ella—. Entiende, yo te amo. Hablemos, podemos arreglar esto. Hablemos de nosotros, de Coral, de nuestra familia.—No hay un nosotros, Katherine —respondió sin dejar lugar a dudas. No mostró ninguna señal de ceder y la frialdad que emanaba congelaba a la mujer—. Y no lo habrá nunca más. Tienes que entenderlo. Ahora, lárgate de mi casa.—No quiero irm
Royal se quedó impactado por lo que dijo Kisa recientemente, así que la miró con los labios ligeramente separados.—No te estoy comparando con nadie, no era mi intención que pensaras eso —manifestó con sinceridad—. Pero no entiendo lo que está pasando. Además, tu casa está muy lejos de aquí y ya es muy noche como para que salgas de esta manera.—Si eso es lo que te preocupa, me quedaré en un hotel cercano esta noche. Mañana volveré por mi hermana y me despediré de Coral. También presentaré mi carta de renuncia en la empresa, y por supuesto, puedes dar por terminado el contrato.Royal se quedó helado ante sus palabras. ¿Porqué tenía esa actitud tan de repente? ¿Cómo podía arreglas las cosas con ella si no le decía qué era lo que la molestaba tanto?—No entiendo nada —se acercó a ella y tómo su brazo con un movimiento suave, sin ejercer ningún tipo fuerza ni violencia, pero lo suficiente para captar su atención—. Kisa, por favor, mírame y dime, ¿qué está pasando? ¿Por qué estás actuando
El corazón de Kisa latió con fuerza ante sus palabras. No podía creer lo que estaba escuchando. Aunque había sentido que su relación había evolucionado, no esperaba que Royal le confesara sus sentimientos de manera tan abierta y sincera.—¿Hablas en serio, Royal? —preguntó—. No estás jugando conmigo, ¿verdad?Royal movió la cabeza de un costado a otro, adoptando una expresión de resolución.—Por supuesto que no estoy jugando contigo, Kisa. ¿Cómo podría? Estamos casados. Si alguna vez has dudado de mi seriedad, quiero que sepas que tomé la decisión de casarme contigo porque tú tienes todo lo que yo siempre quise en una mujer. Aunque comenzamos este matrimonio como un acuerdo, como un contrato, te pedí que empezáramos a construir algo real porque me gustas mucho, y me he enamorado de ti.Hizo una pausa, permitiendo que sus palabras penetraran en el corazón de Kisa antes de continuar.—Me he enamorado de tu calidez, de tu sonrisa, de tu belleza, y no solo hablo de la belleza física, sino
Royal y Kisa se besaron profundamente, como si el tiempo se hubiera detenido solo para ellos. Sus labios se encontraron en una danza apasionada, uniendo sus corazones y cuerpos en un acto de pura conexión. Kisa, en un impulso natural, rodeó con sus brazos la cintura de Royal, atrayéndolo aún más cerca, como si quisiera fusionarse completamente con él. Sus cuerpos se apretaron el uno contra el otro, buscando más intimidad en cada movimiento, en cada suspiro.El calor de sus besos se intensificaba, convirtiéndose en una necesidad urgente, en un deseo incontrolable que los consumía a ambos. Royal, sin dejar de besarla, empezó a moverse con lentitud, guiando a Kisa hacia atrás con suavidad. Cada paso que daban juntos era una promesa silenciosa, un acuerdo tácito de lo que estaba por venir. Sin separarse ni un instante, sus labios siguieron entrelazados, como si se alimentaran del aliento del otro. Royal continuó guiándola y sus cuerpos se movieron en perfecta armonía hasta que Kisa sinti