Lucas abrió los ojos de golpe y su cuerpo se tensó por reflejo, como si hubiera despertado de una pesadilla.—¿Cómo entraste? —preguntó, con la voz ronca, todavía atrapado entre el sueño y la sorpresa.Tardó unos segundos en procesar lo que veía. Ella, Marfil, acuclillada a su lado como una aparición, mirándolo detenidamente. Su vista buscó rápidamente la ventana abierta y su mente ató los cabos en silencio.«¿Volvió a subir por el árbol?», pensó.—Hola, Lucas —saludó Marfil con una voz suave.Él no respondió el saludo. Ni siquiera le preguntó qué hacía allí ni por qué había decidido aparecerse en medio de la noche. No hubo espacio para el asombro ni para las explicaciones. Lo único que brotó de su boca fue una orden seca, tajante, cargada de agotamiento.—Vete a tu casa, Marfil.Se incorporó de inmediato y se levantó de la cama con el rostro endurecido por la molestia. Ni siquiera se calzó. Sin mucha ceremonia, la tomó del brazo con intención de sacarla de su habitación. No quería ve
—No… no lo inventó —admitió Marfil, bajando la mirada por un instante antes de volver a enfrentarlo—. Eso sí pasó. Richard… él me robó un beso. Pero no fue algo que yo quisiera, Lucas. No fue consensuado. Tú sabes que Richard y yo nos hicimos amigos, y eso era todo, solo eso. Nunca hubo nada más. Él me besó sin que yo lo esperara, sin que yo lo permitiera, ¿entiendes? Y justo en ese momento fue que Abigail nos vio.Lucas apretó la mandíbula.—¿Sabes qué, Marfil? No te creo ni una sola palabra. No te creo porque siempre es lo mismo contigo. Siempre dices lo que más te conviene. Desde el principio hablaste de que querías a un millonario que te resolviera la vida. Que estabas cansada de vivir con lo justo, ¿te acuerdas? Y Richard es precisamente ese tipo de hombre. Millonario, poderoso, soltero ahora… Justo lo que buscabas, ¿no?La mirada de Marfil se quebró por un instante, pero Lucas no se detuvo.—Y qué casualidad que te volviste tan amiga de él —continuó, con un dejo de burla amarga—
—Lucas… ¿te das cuenta de lo que me estás diciendo? —cuestionó Marfil, en lo que las lágrimas empezaron a arremolinarse en sus ojos—. Me estás tratando como si yo fuera de lo peor.—¿Y no lo eres? —disparó él sin titubeos—. ¿No lo eres acaso? —Lucas dio un paso hacia ella—. Dime, Marfil. Explícame cómo se supone que debo pensar distinto. Cómo se supone que debo seguir creyendo en ti, si cada cosa que haces solo me decepciona más. Si cada palabra que sale de tu boca me hunde más.Hubo un silencio repentino, hasta que Lucas dijo lo siguiente.—Dime solo una cosa… y ten el valor de ser sincera conmigo, como tanto te gusta decir. Dices que entre Richard y tú no hay nada. Que el beso que se dieron fue robado. Que no pasó nada más. Así que... ¿podrás negar que te acostaste con Richard? Contéstame, ¿te acostaste con él?—No —dijo Marfil con la voz quebrada, negando con la cabeza una y otra vez—. No, Lucas.Pero él no se conformó con eso. La tomó de los hombros con firmeza, sin violencia, per
Por otro lado, Marfil también se encontraba en el campus, en la zona de su facultad, sentada en una banca mientras revisaba su celular. Aunque intentaba concentrarse en las notificaciones y mensajes sin importancia, su mente seguía atrapada en la noche anterior. Las palabras de Lucas, su mirada dolida, el peso de lo que pasó… todo le daba vueltas.De repente, una voz familiar la sacó de su ensimismamiento.—¡Marfil!Ella levantó la mirada, y al enfocar, vio que era Richard. —Hola, Richard… ¿qué pasa? —preguntó con cautela.Richard se acercó con su habitual sonrisa, pero el cuerpo de Marfil reaccionó antes que su mente: se puso de pie y dio un paso hacia atrás, como por instinto.—Nada. Solo quería saludarte —replicó Richard—. ¿Cómo estás? No me has enviado ningún mensaje estos días.Marfil echó un vistazo rápido a su alrededor y notó cómo algunas miradas curiosas se posaban sobre ellos.—Richard, será mejor que no te acerques tanto… al menos aquí, en la universidad.Richard frunció e
—¿Qué empresa es? —preguntó Lucas, ansioso por saber.—Se llama "Eronex Industries" —respondió el profesor—. ¿La conoces? ¿Has escuchado sobre ella?—Claro que sí —dijo Lucas, sin dudar—. Eronex es una empresa multimillonaria y multinacional, especializada en diseño, producción y exportación de mobiliario inteligente y de alta gama.El profesor sonrió, satisfecho con su respuesta.—Así es —articuló—. Estás en lo correcto. Es una empresa multimillonaria, de muchísimo prestigio internacional. Como te he dicho, ellos buscan jóvenes promesas cada cinco años, y precisamente este año llegó el momento de hacerlo. Por eso asistieron a la conferencia, para observar si había jóvenes con el perfil que buscan. Y están muy interesados en tu grupo. En ti, en Marissa y en Esteban. Así que, como tú eres el líder del grupo, he decidido hablar primero contigo. Luego tú les explicarás a tus compañeros de qué se trata todo esto.Lucas se quedó unos segundos procesándolo todo.—¿Me está diciendo, profesor
Era un día soleado cuando Kisa caminaba por la calle en dirección a la parada de autobús, intentando calmar los nervios que le retumbaban en el pecho. Llevaba puesta una falda elegante y una camisa blanca de vestir, buscando proyectar un aire profesional pero cómodo. En sus manos llevaba una carpeta, con todos sus documentos importantes apretados con fuerza contra su pecho. Cada tanto, sus dedos tamborileaban sobre la cubierta, como si la presión de sostenerla la ayudara a mantenerse enfocada."Mi nombre es Kisa Maidana, tengo 23 años…" murmuraba en voz baja, repasando en su cabeza cómo iba a presentarse. Se repetía una y otra vez sus respuestas, practicando cómo sonaría todo: desde la presentación hasta la explicación de sus habilidades y de por qué creía que podía aportar algo a esa empresa tan distinguida.No se había hecho muchas ilusiones cuando envió su solicitud en el área de "gestión de llamadas" en la prestigiosa empresa automotriz "Fankhauser Aether Motors". Honestamente, pe
Kisa extrajo su celular de su pequeña cartera y sus dedos temblaron un poco mientras marcaba el número de emergencias. Sabía que no podía hacer más por su cuenta, pero tenía claro que no dejaría sola a esa niña ni por un segundo.La mujer se agachó de nuevo y tomó el rostro de la pequeña entre sus manos, secándole las lágrimas con la delicadeza de quien sostiene algo frágil. La niña seguía llorando, su carita estaba roja y húmeda, y los mocos se mezclaban con sus lágrimas.—Hiciste muy bien en pedir ayuda, eres una chica valiente —manifestó Kisa, con una voz suave y tranquilizadora, aunque su pecho aún estaba apretado por la preocupación.La niña sollozó, pero asintió débilmente mientras Kisa seguía limpiándole la cara con cuidado.—Ahora llamaré a alguien para que lleve a tu papá al hospital, ¿está bien? —agregó, acariciándole el cabello para calmarla un poco más.La niña asintió de nuevo con la respiración aún temblorosa, pero empezando a regularse. Kisa finalmente marcó al número y
Los paramédicos comenzaron a trabajar en Royal con rapidez y precisión. Uno de ellos colocó un pulsioxímetro en su dedo para medir la saturación de oxígeno y la frecuencia cardíaca, mientras el otro palpaba la arteria carótida en su cuello para confirmar la presencia de pulso.—Tiene pulso, pero es extremadamente débil. No supera los 40 latidos por minuto —dijo el primero.—Respira, pero la ventilación es superficial. Vamos a colocar oxígeno.Con movimientos rápidos, ajustaron una mascarilla de oxígeno en el rostro de Royal. Mientras tanto, el otro paramédico preparaba un monitor cardíaco. Le colocaron electrodos adhesivos en el pecho, conectando los cables para obtener un electrocardiograma.—Bradicardia severa, podría entrar en paro si no se estabiliza —expuso uno de ellos.Mientras tanto, Kisa observaba todo con nerviosismo. No entendía términos médicos, pero escuchando que su pulso era débil y que podía entrar en paro, era fácil deducir que su situación no era nada buena. Por for