Katherine contempló a Royal con una vehemencia que no había mostrado en mucho tiempo. Su voz se suavizó, casi quebrándose mientras continuaba hablando.—Fue difícil, Royal. Te lo juro. Fue muy difícil dejarte, porque yo te amaba —hizo una pausa, en lo que permaneció con los ojos incrustados en los del CEO—. Y, para ser sincera, todavía lo hago.La confesión dejó a Royal en silencio, en lo que Katherine estaba decidida a no echarse para atrás. Dio unos pasos más hacia él, acortando la distancia que los separaba. Estaba completamente cerca de él ahora y extendió la mano para alcanzar su muñeca.—Te lo demostraré de todas las maneras posibles, Royal. Te amo a ti y amo a Coral. Siempre los he amado a los dos, incluso cuando estaba lejos.Royal, recibiendo la magnitud de sus palabras, retrocedió un par de pasos, liberándose del delicado agarre de la mujer y buscando mantener su distancia.—Aun estando lejos, pudiste haberme explicado la situación, Katherine —expuso—. Pudiste haberme enviad
—Si Royal decide que su felicidad está con Katherine, entonces no puedo hacer nada para evitarlo —aseveró Kisa—. No estoy aquí para obligar a nadie a quedarse conmigo. Lo que hay entre nosotros no depende de posesión o control.—De verdad que eres muy ingenua. Inteligente pero confianzuda. ¿Crees que puedes competir con el amor que Royal siempre ha tenido por Katherine? Ella fue su primer amor, y es la madre de su hija. Y ahora, mientras ellos pasan tiempo juntos, ¿realmente crees que tú sigues teniendo un lugar en su corazón? Cuando regresen de este paseo, estarán más unidos que nunca, y tú serás solo un recuerdo pasajero.Kisa sintió cómo cada palabra de Regina era como una daga en su pecho, pero no permitió que su rostro mostrara debilidad.—No estoy aquí para competir con nadie, señora. He aceptado a Royal por quién es, y si su felicidad está con Katherine, entonces me haré a un lado. No necesito mantener a alguien a mi lado por obligación o culpa.—Qué discurso tan noble. Pero no
Mientras tanto en la sala, Royal se quedó inmóvil por un instante, sorprendido por la acción inesperada de Katherine. El beso, aunque breve, fue suficiente para que la realidad lo golpeara con fuerza. Su cuerpo se puso rígido y sus manos rápidamente se posaron sobre los hombros de Katherine, alejándola de sí. El asombro dio paso a una expresión de repulsión en su rostro, además de disgusto y desdén que se reflejaba claramente en sus ojos.—Lárgate de aquí ahora mismo —declaró, sin dejar espacio para negociaciones. Katherine retrocedió un paso, asustada por la dureza en su voz, pero sin estar dispuesta a rendirse.—Royal, por favor —suplicó ella—. Entiende, yo te amo. Hablemos, podemos arreglar esto. Hablemos de nosotros, de Coral, de nuestra familia.—No hay un nosotros, Katherine —respondió sin dejar lugar a dudas. No mostró ninguna señal de ceder y la frialdad que emanaba congelaba a la mujer—. Y no lo habrá nunca más. Tienes que entenderlo. Ahora, lárgate de mi casa.—No quiero irm
Royal se quedó impactado por lo que dijo Kisa recientemente, así que la miró con los labios ligeramente separados.—No te estoy comparando con nadie, no era mi intención que pensaras eso —manifestó con sinceridad—. Pero no entiendo lo que está pasando. Además, tu casa está muy lejos de aquí y ya es muy noche como para que salgas de esta manera.—Si eso es lo que te preocupa, me quedaré en un hotel cercano esta noche. Mañana volveré por mi hermana y me despediré de Coral. También presentaré mi carta de renuncia en la empresa, y por supuesto, puedes dar por terminado el contrato.Royal se quedó helado ante sus palabras. ¿Porqué tenía esa actitud tan de repente? ¿Cómo podía arreglas las cosas con ella si no le decía qué era lo que la molestaba tanto?—No entiendo nada —se acercó a ella y tómo su brazo con un movimiento suave, sin ejercer ningún tipo fuerza ni violencia, pero lo suficiente para captar su atención—. Kisa, por favor, mírame y dime, ¿qué está pasando? ¿Por qué estás actuando
El corazón de Kisa latió con fuerza ante sus palabras. No podía creer lo que estaba escuchando. Aunque había sentido que su relación había evolucionado, no esperaba que Royal le confesara sus sentimientos de manera tan abierta y sincera.—¿Hablas en serio, Royal? —preguntó—. No estás jugando conmigo, ¿verdad?Royal movió la cabeza de un costado a otro, adoptando una expresión de resolución.—Por supuesto que no estoy jugando contigo, Kisa. ¿Cómo podría? Estamos casados. Si alguna vez has dudado de mi seriedad, quiero que sepas que tomé la decisión de casarme contigo porque tú tienes todo lo que yo siempre quise en una mujer. Aunque comenzamos este matrimonio como un acuerdo, como un contrato, te pedí que empezáramos a construir algo real porque me gustas mucho, y me he enamorado de ti.Hizo una pausa, permitiendo que sus palabras penetraran en el corazón de Kisa antes de continuar.—Me he enamorado de tu calidez, de tu sonrisa, de tu belleza, y no solo hablo de la belleza física, sino
Royal y Kisa se besaron profundamente, como si el tiempo se hubiera detenido solo para ellos. Sus labios se encontraron en una danza apasionada, uniendo sus corazones y cuerpos en un acto de pura conexión. Kisa, en un impulso natural, rodeó con sus brazos la cintura de Royal, atrayéndolo aún más cerca, como si quisiera fusionarse completamente con él. Sus cuerpos se apretaron el uno contra el otro, buscando más intimidad en cada movimiento, en cada suspiro.El calor de sus besos se intensificaba, convirtiéndose en una necesidad urgente, en un deseo incontrolable que los consumía a ambos. Royal, sin dejar de besarla, empezó a moverse con lentitud, guiando a Kisa hacia atrás con suavidad. Cada paso que daban juntos era una promesa silenciosa, un acuerdo tácito de lo que estaba por venir. Sin separarse ni un instante, sus labios siguieron entrelazados, como si se alimentaran del aliento del otro. Royal continuó guiándola y sus cuerpos se movieron en perfecta armonía hasta que Kisa sinti
Katherine estaba sentada en una pequeña mesa de la cafetería frente a la empresa donde Royal estaba trabajando. Desde ahí, podía ver la ventana de su oficina, el cual se encontraba varios pisos arriba. Era difícil que él la notara a ella desde su posición, pero llevaba más de una hora removiendo con el cucharón el café que se había enfriado hacía mucho rato. Sus ojos permanecían clavados en la ventana, esperando ver algún movimiento, alguna señal de que él se encontraba allí dentro. Sabía que había llegado temprano esa mañana porque lo había visto entrar al edificio, impecable como siempre, con ese aire confiado que tanto la había atraído desde el principio.Katherine no tenía una razón real para estar ahí. No había un encuentro planificado, ni siquiera un mensaje previo. Pero algo en su interior le impedía moverse, como si una fuerza invisible la mantuviera anclada en ese lugar.«No puedo simplemente irme» pensaba mientras sus dedos jugaban con el borde de la taza. Su mente estaba ll
Katherine apretó el teléfono con fuerza en sus manos, leyendo y releyendo la respuesta de Royal, sintiendo un dolor punzante en el pecho que no la dejaba respirar con normalidad. Había pasado toda la noche componiendo un mensaje que le pareciera lo suficientemente razonable como para apelar a la parte más sensible de Royal, pero su respuesta había sido devastadora, como si cada palabra fuera una daga directa a su corazón.El mensaje que había enviado era claro:"Royal, me duele mucho que no respondas. ¿Acaso estás molesto por lo que pasó el otro día? Solo fue un beso, no tienes por qué enojarte tanto. No quiero que las cosas terminen así entre nosotros. No quiero que nos distanciemos tanto, porque recuerda que tenemos a nuestra hija en medio. Ella sufriría mucho si su padre y su madre pelean constantemente y, además, se vuelven muy lejanos. Por favor, no marques distancia por algo tan tonto como un beso."La respuesta de Royal llegó rápido, casi como si estuviera esperando su mensaje