En la tranquilidad de su habitación, Royal y Kisa comenzaron una conversación seria sobre la presencia de Katherine en sus vidas. Royal, con un semblante pensativo, expresó su inquietud.—A decir verdad, Kisa, no estoy cómodo con la idea de que Katherine esté cerca de Coral. Siento, de algún modo, que podría ser una influencia negativa para mi hija. Ya no conozco a Katherine. Lo único que tengo claro es que se casó conmigo bajo la presión de su familia, y luego decidió huir, llevándose una considerable suma de dinero. No es que el dinero me importe realmente, lo que me preocupa es el impacto que todo esto pueda tener en Coral. No quiero que mi hija crezca con una imagen distorsionada de su madre y que esto afecte en su personalidad. Además, la Katherine de ahora es una completa desconocida para mí. No la he visto en siete años, y ambos hemos cambiado mucho en ese tiempo. Por eso, la idea de tener a alguien que ya no reconozco cerca de Coral me aterra. No sé cuáles son sus intenciones
Royal se encontraba en la oficina de su casa, siendo una tarde en la que había decidido quedarse porque esperaba la llegada de Katherine. Hacía unos días, optó por llamar a la familia de ella, ya que, a pesar de que habían pasado los años, aún conservaban el mismo número de contacto.Sin embargo, al responder, le informaron que Katherine ya no vivía con ellos y que no sabían exactamente dónde se encontraba viviendo en ese momento. Ante esta situación, Royal decidió recurrir a Marshall, su abogado, para que se encargara de localizarla. Al poco tiempo, Marshall logró ponerse en contacto con Katherine y, en nombre de Royal, le solicitó que se presentara en la mansión para una conversación importante.Mientras Royal la esperaba, miraba por la ventana de su oficina que daba al patio, en donde podía ver a Coral y a Kisa jugando juntas. Sabía que la conversación que estaba por tener con Katherine no sería fácil. Había mucho en juego y él no estaba dispuesto a ceder en lo que consideraba fund
Katherine descendió las escaleras con una expresión sombría, pues la conversación con Royal en su oficina no había ido como esperaba. Al llegar al último escalón, vio a Regina en el vestíbulo con un rostro de sorpresa. —¿Katherine? —pronunció la señora, acercándose a ella—. No esperaba verte por aquí tan pronto.—Señora Regina —articuló la rubia—. Royal me ha pedido que viniera para hablar de Coral.—¿De verdad? —levantó ambas cejas—. ¿Y cómo te fue? —No muy bien —replicó—. Digo, Royal me permitirá visitar a Coral, pero con la condición de que siempre estemos bajo supervisión. Es ridículo.Regina miró a sus costados, para luego acercarse a Katherine.—Ven conmigo —murmuró, dirigiéndose hacia un rincón más privado del vestíbulo, asegurándose de que nadie pudiera escuchar su conversación.Una vez que estuvieron lejos de oídos curiosos, Regina se giró hacia Katherine.—Bien, dices que ahora podrás ver a Coral, ¿no?—Sí, pero con la compañía de alguien. —¿Y eso te molesta?—¡Por supues
Kisa estaba en la habitación de Coral, ayudándola a prepararse para el encuentro con su madre biológica, Katherine. La reunión se había fijado para ese día y se llevaría a cabo en la mansión. Era un momento importante, y aunque Royal y Kisa habían acordado que Katherine podría pasar tiempo con Coral, siempre habría alguien presente. Esta vez, sería Kisa quien estaría vigilando todo, asegurándose de que la experiencia fuera segura y cómoda para Coral.Mientras ajustaba el vestido de Coral, Kisa notó la expresión de preocupación en el rostro de la niña. Coral se veía claramente angustiada, con su frente arrugada y los ojos inquietos.—¿Qué pasa, Cori? —preguntó Kisa suavemente, inclinándose para estar a la altura de la niña.Coral bajó la mirada, evitando el contacto visual.—No quiero ver a esa señora. No quiero pasar tiempo con ella —declaró.Kisa suspiró, comprendiendo el dilema de Coral. Luego, se arrodilló frente a ella, tomando sus pequeñas manos entre las suyas.—Cori, sé que est
Kisa permaneció en silencio, entendiendo el mensaje implícito en las palabras de Katherine. Aunque sentía la incomodidad de ser tratada con desdén, sabía que lo importante en ese momento era la relación entre Coral y Katherine. No respondió, simplemente asintió levemente, dejando claro que comprendía la petición.Sin embargo, cuando Katherine intentó avanzar nuevamente, Coral no se movió. La niña se quedó quieta, sin querer seguir el paso de su madre biológica.Katherine quedó visiblemente sorprendida al notar que Coral no quería moverse ni dar un paso más. La niña se mantuvo firme en su lugar, negándose a caminar junto a ella. Extrañada, Katherine se giró hacia Coral, aún sosteniendo su pequeña mano con delicadeza.—Coral, mi amor, ¿qué sucede? —le preguntó con suavidad, buscando entender qué estaba pasando por la mente de la niña.Coral, en lugar de responder de inmediato, movió su manito con la clara intención de soltarse del agarre de Katherine. Finalmente, logró liberarse y dejó
Después de aquel incómodo encuentro, Katherine decidió que era momento de intentar conectar con Coral de alguna manera. No podía ignorar lo evidente: Coral no estaba cómoda, pero eso no significaba que Katherine se rendiría tan fácilmente. Respiró profundamente, recuperando un poco de compostura, y se acercó de nuevo a la niña, esta vez con una sonrisa más serena y relajada.—¿Qué te parece si vamos al jardín? —propuso Katherine con suavidad, intentando sonar animada—. Es un lugar muy bonito y podríamos disfrutar del aire fresco.Coral asintió ligeramente, sin decir una palabra, y tomó la mano de Kisa como si buscara un ancla en medio de aquella situación que claramente no disfrutaba. Katherine, aunque algo herida por la falta de entusiasmo, se adelantó para ir hacia el jardín. Kisa caminó junto a Coral, manteniendo un contacto suave pero constante, como un recordatorio de que estaba ahí para apoyarla.El jardín de la mansión era amplio y estaba meticulosamente cuidado, con flores de
El día amaneció con una suave brisa y un cielo despejado que prometía un clima perfecto para una salida en familia. Katherine se encontraba en la sala, ajustando su saco mientras observaba a Coral, quien se mostraba alegre. La pequeña estaba emocionada porque su padre, Royal, había decidido acompañarlas en esta ocasión. No sería una visita dentro de la mansión, sino que esta vez saldrían juntos los tres.Royal había sugerido que Kisa también se uniera a la salida, pero ella había decidido no hacerlo.—Creo que es mejor que Coral pase tiempo contigo y con su madre —le había dicho Kisa a Royal—. En su primera visita, Coral estuvo todo el tiempo pegada a mí. Eso no es bueno, pues de esa forma nunca podrá conectar realmente con Katherine —reveló. Aunque la decisión de Kisa era lógica, para Katherine representaba una oportunidad de oro para acercarse a su hija, y a Royal.El hombre entró en la sala, vistiendo ropa casual: unos jeans oscuros, una camiseta ajustada de color gris y una chaque
—Creo que, aun si me quedaba, Coral sería más apegada a ti que a mí —comentó Katherine con una sonrisa—. Es bello ver a un hombre tan cariñoso con su hija.—Eso no podemos saberlo, no hay manera. —Sí, porque me fui, ¿no? —resaltó Katherine—. ¿En verdad lo estarás sacando a flote a cada rato? —Si no quieres escuchar, no digas tantas estupideces —impuso Royal—. Pero ¿sabes?, tal vez, al final, que te hayas ido fue lo mejor. Gracias a eso, Kisa llegó a mi vida. Ella se ha convertido en una verdadera madre para Coral y una verdadera esposa para mí.Katherine sintió una punzada en el pecho. Cada palabra de Royal era un recordatorio de su decisión de dejarlo. Aun así, Katherine no podía evitar hacer esos comentarios insinuantes, buscando alguna chispa de conexión, algún indicio de que todavía existía algo entre ellos.Después de la comida, Coral se quedó dormida en los brazos de Royal mientras caminaban de regreso al coche. Katherine los observaba en todo momento y no podía evitar pensar