Royal no tenía reparos en decirle a Katherine todo lo que pensaba. Había pasado años sin poder verla ni hablar con ella, y no tuvo más opción que tragarse todas sus preguntas, sus dudas y su enojo, todo aquello que surgió cuando se marchó. Por esa razón, aquella ira que había reprimido por tanto tiempo salía sin poder contenerla. Regina, al ver el estado alterado de Royal y que no estaba queriendo ceder, trató de intervenir de nuevo.—Royal —pronunció—. No puedes prohibirle a Katherine que vea a Coral. Ella está intentando hacer las cosas de la manera correcta, de la forma más diplomática posible. Y tú deberías hacer lo mismo. No puedes reaccionar de esta manera, con tanta agresividad.Royal, con la frustración reflejada en cada línea de su rostro, respondió sin dudar.—¿Agresividad? —replicó, notablemente ofendido—. Yo no he hecho absolutamente nada agresivo. Al contrario, le he dicho de la mejor manera posible que no quiero que se acerque a mi hija. No quiero verla, y eso es todo.
Royal la escuchó con atención, entendiendo su punto.—Tienes razón en parte —admitió—. Pero creo que hay algo más. Coral no quiere que estemos separados tú y yo. No quiere perder lo que tenemos ahora, contigo. Para ella, tú eres su madre, yo soy su padre. Ya tiene la familia con la que soñó.Kisa evitó su mirada, jugando nerviosamente con sus manos.—No estoy segura de eso… —murmuró, insegura—. Después de todo, eso no depende solo de mí —acotó, a lo que Royal la miró con extrañeza y dio un paso hacia ella.—Por supuesto que depende de ti, Kisa. Es decir, depende de ambos, de ti y de mí —dijo con seriedad, buscando sus ojos. Kisa, por su parte, parpadeó, evitando aquellas pupilas que la buscaban de manera insistente—. ¿Acaso sigues dudando? —agregó Royal—. ¿Sigues pensando que en algún momento cambiaré de opinión y querré estar con Katherine?Kisa se mordió el labio, realizando gestos y teniendo comportamientos que demostraban que la incertudimbre la estaban consumiendo.—Es que… sería
Katherine, aún de pie en el umbral de la puerta, estaba agradecida porque Regina prometió apoyarla en su lucha. Sin embargo, aunque apreciaba su apoyo, no podía evitar cuestionar los motivos detrás de tanta amabilidad.—Le agradezco mucho que esté de mi lado, señora Regina, pero necesito saber algo —expuso Katherine, con el propósito de encontrar una respuesta clara que explicara la generosidad de su exsuegra—. ¿Por qué me está ayudando realmente? ¿Hay algo que quiera a cambio? Me gustaría que fuera honesta conmigo.Regina, por su parte, la miró con una expresión calculadora.—Katherine, mi ayuda no viene con condiciones ocultas —comentó—. Lo hago simplemente porque considero que tú eres infinitamente mejor que esa mujer con la que mi hijo se casó. No hay comparación.Katherine parpadeó, sorprendida por la manera en que Regina se expresaba de su actual nuera.—¿Se refiere a Kisa? —preguntó, sin poder ocultar su asombro y curiosidad.Regina movió la cabeza de arriba a abajo en señal de
En la tranquilidad de su habitación, Royal y Kisa comenzaron una conversación seria sobre la presencia de Katherine en sus vidas. Royal, con un semblante pensativo, expresó su inquietud.—A decir verdad, Kisa, no estoy cómodo con la idea de que Katherine esté cerca de Coral. Siento, de algún modo, que podría ser una influencia negativa para mi hija. Ya no conozco a Katherine. Lo único que tengo claro es que se casó conmigo bajo la presión de su familia, y luego decidió huir, llevándose una considerable suma de dinero. No es que el dinero me importe realmente, lo que me preocupa es el impacto que todo esto pueda tener en Coral. No quiero que mi hija crezca con una imagen distorsionada de su madre y que esto afecte en su personalidad. Además, la Katherine de ahora es una completa desconocida para mí. No la he visto en siete años, y ambos hemos cambiado mucho en ese tiempo. Por eso, la idea de tener a alguien que ya no reconozco cerca de Coral me aterra. No sé cuáles son sus intenciones
Royal se encontraba en la oficina de su casa, siendo una tarde en la que había decidido quedarse porque esperaba la llegada de Katherine. Hacía unos días, optó por llamar a la familia de ella, ya que, a pesar de que habían pasado los años, aún conservaban el mismo número de contacto.Sin embargo, al responder, le informaron que Katherine ya no vivía con ellos y que no sabían exactamente dónde se encontraba viviendo en ese momento. Ante esta situación, Royal decidió recurrir a Marshall, su abogado, para que se encargara de localizarla. Al poco tiempo, Marshall logró ponerse en contacto con Katherine y, en nombre de Royal, le solicitó que se presentara en la mansión para una conversación importante.Mientras Royal la esperaba, miraba por la ventana de su oficina que daba al patio, en donde podía ver a Coral y a Kisa jugando juntas. Sabía que la conversación que estaba por tener con Katherine no sería fácil. Había mucho en juego y él no estaba dispuesto a ceder en lo que consideraba fund
Katherine descendió las escaleras con una expresión sombría, pues la conversación con Royal en su oficina no había ido como esperaba. Al llegar al último escalón, vio a Regina en el vestíbulo con un rostro de sorpresa. —¿Katherine? —pronunció la señora, acercándose a ella—. No esperaba verte por aquí tan pronto.—Señora Regina —articuló la rubia—. Royal me ha pedido que viniera para hablar de Coral.—¿De verdad? —levantó ambas cejas—. ¿Y cómo te fue? —No muy bien —replicó—. Digo, Royal me permitirá visitar a Coral, pero con la condición de que siempre estemos bajo supervisión. Es ridículo.Regina miró a sus costados, para luego acercarse a Katherine.—Ven conmigo —murmuró, dirigiéndose hacia un rincón más privado del vestíbulo, asegurándose de que nadie pudiera escuchar su conversación.Una vez que estuvieron lejos de oídos curiosos, Regina se giró hacia Katherine.—Bien, dices que ahora podrás ver a Coral, ¿no?—Sí, pero con la compañía de alguien. —¿Y eso te molesta?—¡Por supues
Kisa estaba en la habitación de Coral, ayudándola a prepararse para el encuentro con su madre biológica, Katherine. La reunión se había fijado para ese día y se llevaría a cabo en la mansión. Era un momento importante, y aunque Royal y Kisa habían acordado que Katherine podría pasar tiempo con Coral, siempre habría alguien presente. Esta vez, sería Kisa quien estaría vigilando todo, asegurándose de que la experiencia fuera segura y cómoda para Coral.Mientras ajustaba el vestido de Coral, Kisa notó la expresión de preocupación en el rostro de la niña. Coral se veía claramente angustiada, con su frente arrugada y los ojos inquietos.—¿Qué pasa, Cori? —preguntó Kisa suavemente, inclinándose para estar a la altura de la niña.Coral bajó la mirada, evitando el contacto visual.—No quiero ver a esa señora. No quiero pasar tiempo con ella —declaró.Kisa suspiró, comprendiendo el dilema de Coral. Luego, se arrodilló frente a ella, tomando sus pequeñas manos entre las suyas.—Cori, sé que est
Kisa permaneció en silencio, entendiendo el mensaje implícito en las palabras de Katherine. Aunque sentía la incomodidad de ser tratada con desdén, sabía que lo importante en ese momento era la relación entre Coral y Katherine. No respondió, simplemente asintió levemente, dejando claro que comprendía la petición.Sin embargo, cuando Katherine intentó avanzar nuevamente, Coral no se movió. La niña se quedó quieta, sin querer seguir el paso de su madre biológica.Katherine quedó visiblemente sorprendida al notar que Coral no quería moverse ni dar un paso más. La niña se mantuvo firme en su lugar, negándose a caminar junto a ella. Extrañada, Katherine se giró hacia Coral, aún sosteniendo su pequeña mano con delicadeza.—Coral, mi amor, ¿qué sucede? —le preguntó con suavidad, buscando entender qué estaba pasando por la mente de la niña.Coral, en lugar de responder de inmediato, movió su manito con la clara intención de soltarse del agarre de Katherine. Finalmente, logró liberarse y dejó