Coral corrió hacia Kisa, quien la tomó en brazos y la alzó. La niña se aferró al hombro de Kisa, mientras esta le acariciaba la espalda.Katherine se levantó de mala gana con una postura rígida que reflejaba el descontento que sintió frente a aquella escena. No pudo disimular su molestia ante la reacción de Coral. Ver a la niña soltarse de su agarre y correr hacia los brazos de Kisa, buscando consuelo en ella, la llenaba de frustración. La idea de que Kisa fuera el refugio de Coral, que la pequeña la llamara "mamá" con tanta naturalidad, era algo que Katherine encontraba profundamente irritante.Sin embargo, en el fondo, una parte de ella entendía la situación. Kisa había estado más presente que Katherine, siendo la figura materna que Coral nunca había tenido, mientras que ella acababa de reaparecer tras una larga ausencia, reclamando un título que Coral no podía aceptar fácilmente.A pesar de su enojo, Katherine se decía a sí misma que las cosas podrían cambiar. Tenía la esperanza de
Aquella súplica salió desde el fondo del corazón de la pequeña. Coral miraba a Kisa con ojos que rogaban y sus lágrimas seguían deslizándose por sus delicadas mejillas mientras continuaba expresando sus sentimientos.—Tú estás con mi papá. ¿Por qué esa señora se quedaría con él? —agregó, invadida por la confusión—. Tú eres mi mamá. No quiero a otra mamá. Por favor, Kisa, no te vayas a ninguna parte. No me dejes con esa señora.Las palabras de Coral eran como puñaladas en el alma de Kisa. La niña estaba aterrorizada ante la posibilidad de perder a la única figura materna que había conocido. El llanto de Coral se intensificó y su pequeño cuerpo temblaba mientras se aferraba a la idea de no dejar ir a Kisa por nada en el mundo.Kisa, conmovida por el dolor de Coral, la abrazó nuevamente, sosteniéndola con firmeza, pues parecía que la niña caería en pedazos en cualquier momento si no la sujetaba con fuerza. Luego, acarició su cabello para brindarle el consuelo que precisaba.—Cori, yo te
Kisa no articuló palabra durante unos segundos, analizando las circunstancias. Aunque era consciente de que no era un asunto que se podía simplemente hacer a un lado e ignorarlo, sabía que no era apropiado tocar un tema tan delicado a través de un celular.—Tal vez deberíamos hablar de esto más a fondo cuando estés aquí —sugirió Kisa—. Es un tema sensible y necesitamos encontrar la mejor manera de manejarlo, por el bien de Coral.—Tienes razón. Esto es importante y necesitamos discutirlo con calma. A decir verdad, agradezco que estés presente en un momento como este. No quiero imaginar qué hubiera pasado conmigo si tuviera que enfrentar esta situación solo, sin tu apoyo —manifestó de repente, con un toque de alivio en su voz—. Iré para allá ahora mismo. No podemos dejar esto para más tarde.Kisa quedó conmovida con lo que Royal le había dicho, por lo que sonrió con timidez, aunque el CEO no pudo verlo.—De acuerdo, te esperaré aquí —respondió.Después de colgar, Kisa se quedó mirando
Royal no tenía reparos en decirle a Katherine todo lo que pensaba. Había pasado años sin poder verla ni hablar con ella, y no tuvo más opción que tragarse todas sus preguntas, sus dudas y su enojo, todo aquello que surgió cuando se marchó. Por esa razón, aquella ira que había reprimido por tanto tiempo salía sin poder contenerla. Regina, al ver el estado alterado de Royal y que no estaba queriendo ceder, trató de intervenir de nuevo.—Royal —pronunció—. No puedes prohibirle a Katherine que vea a Coral. Ella está intentando hacer las cosas de la manera correcta, de la forma más diplomática posible. Y tú deberías hacer lo mismo. No puedes reaccionar de esta manera, con tanta agresividad.Royal, con la frustración reflejada en cada línea de su rostro, respondió sin dudar.—¿Agresividad? —replicó, notablemente ofendido—. Yo no he hecho absolutamente nada agresivo. Al contrario, le he dicho de la mejor manera posible que no quiero que se acerque a mi hija. No quiero verla, y eso es todo.
Royal la escuchó con atención, entendiendo su punto.—Tienes razón en parte —admitió—. Pero creo que hay algo más. Coral no quiere que estemos separados tú y yo. No quiere perder lo que tenemos ahora, contigo. Para ella, tú eres su madre, yo soy su padre. Ya tiene la familia con la que soñó.Kisa evitó su mirada, jugando nerviosamente con sus manos.—No estoy segura de eso… —murmuró, insegura—. Después de todo, eso no depende solo de mí —acotó, a lo que Royal la miró con extrañeza y dio un paso hacia ella.—Por supuesto que depende de ti, Kisa. Es decir, depende de ambos, de ti y de mí —dijo con seriedad, buscando sus ojos. Kisa, por su parte, parpadeó, evitando aquellas pupilas que la buscaban de manera insistente—. ¿Acaso sigues dudando? —agregó Royal—. ¿Sigues pensando que en algún momento cambiaré de opinión y querré estar con Katherine?Kisa se mordió el labio, realizando gestos y teniendo comportamientos que demostraban que la incertudimbre la estaban consumiendo.—Es que… sería
Katherine, aún de pie en el umbral de la puerta, estaba agradecida porque Regina prometió apoyarla en su lucha. Sin embargo, aunque apreciaba su apoyo, no podía evitar cuestionar los motivos detrás de tanta amabilidad.—Le agradezco mucho que esté de mi lado, señora Regina, pero necesito saber algo —expuso Katherine, con el propósito de encontrar una respuesta clara que explicara la generosidad de su exsuegra—. ¿Por qué me está ayudando realmente? ¿Hay algo que quiera a cambio? Me gustaría que fuera honesta conmigo.Regina, por su parte, la miró con una expresión calculadora.—Katherine, mi ayuda no viene con condiciones ocultas —comentó—. Lo hago simplemente porque considero que tú eres infinitamente mejor que esa mujer con la que mi hijo se casó. No hay comparación.Katherine parpadeó, sorprendida por la manera en que Regina se expresaba de su actual nuera.—¿Se refiere a Kisa? —preguntó, sin poder ocultar su asombro y curiosidad.Regina movió la cabeza de arriba a abajo en señal de
En la tranquilidad de su habitación, Royal y Kisa comenzaron una conversación seria sobre la presencia de Katherine en sus vidas. Royal, con un semblante pensativo, expresó su inquietud.—A decir verdad, Kisa, no estoy cómodo con la idea de que Katherine esté cerca de Coral. Siento, de algún modo, que podría ser una influencia negativa para mi hija. Ya no conozco a Katherine. Lo único que tengo claro es que se casó conmigo bajo la presión de su familia, y luego decidió huir, llevándose una considerable suma de dinero. No es que el dinero me importe realmente, lo que me preocupa es el impacto que todo esto pueda tener en Coral. No quiero que mi hija crezca con una imagen distorsionada de su madre y que esto afecte en su personalidad. Además, la Katherine de ahora es una completa desconocida para mí. No la he visto en siete años, y ambos hemos cambiado mucho en ese tiempo. Por eso, la idea de tener a alguien que ya no reconozco cerca de Coral me aterra. No sé cuáles son sus intenciones
Royal se encontraba en la oficina de su casa, siendo una tarde en la que había decidido quedarse porque esperaba la llegada de Katherine. Hacía unos días, optó por llamar a la familia de ella, ya que, a pesar de que habían pasado los años, aún conservaban el mismo número de contacto.Sin embargo, al responder, le informaron que Katherine ya no vivía con ellos y que no sabían exactamente dónde se encontraba viviendo en ese momento. Ante esta situación, Royal decidió recurrir a Marshall, su abogado, para que se encargara de localizarla. Al poco tiempo, Marshall logró ponerse en contacto con Katherine y, en nombre de Royal, le solicitó que se presentara en la mansión para una conversación importante.Mientras Royal la esperaba, miraba por la ventana de su oficina que daba al patio, en donde podía ver a Coral y a Kisa jugando juntas. Sabía que la conversación que estaba por tener con Katherine no sería fácil. Había mucho en juego y él no estaba dispuesto a ceder en lo que consideraba fund