Marfil pestañeó repetidas veces, sorprendida por la reciente revelación que Vanya acababa de hacer.—¡Espera un momento! ¿Cómo que ya tienes novio? —exclamó en tono de reproche—. ¡Nunca me dijiste nada!Vanya sonrió con un leve encogimiento de hombros, como si aquella información no fuera gran cosa.—No es por falta de confianza, Marfil —aclaró—. Simplemente es un secreto.—¿Me estás diciendo que has estado saliendo con alguien a escondidas?Vanya soltó un suspiro y se acomodó un mechón de cabello tras la oreja antes de asentir levemente.—Digamos que, por el momento, sí —hizo una breve pausa—. Ya sabes cómo es mi madre. Ella es extremadamente entrometida. ¡No has visto todo lo que le hizo a Royal! Todo lo que tu hermana tuvo que hacer para poder vivir feliz y en paz con él. No quiero pasar por lo mismo.—A ver, espera —dijo, procesando todo—. ¿Por qué no quieres presentárselo? ¿Acaso es alguien pobre y por eso temes que tu madre no lo acepte?Vanya negó con la cabeza inmediatamente.
Después de mucho pensarlo, Marfil finalmente tomó una decisión y se la comunicó a Vanya.—Está bien, lo haré. Acepto hacerme pasar por ti y conocer a Richard Morgan.Vanya sonrió con satisfacción, casi con orgullo. No podía evitar sentir que su plan avanzaba a la perfección. Sabía que Marfil tenía dudas, pero también estaba segura de que, una vez que la viera transformada y lista para el encuentro, todas sus inseguridades desaparecerían.—¡Sabía que aceptarías! —exclamó Vanya con emoción, sujetando las manos de Marfil—. No te preocupes por nada, yo me encargaré de todo.Lo primero en su lista de pendientes era la transformación completa de Marfil. No podía presentarse como una simple joven de clase baja, tenía que lucir como la hija de una familia influyente y poderosa. Por eso, sin perder tiempo, Vanya llevó a Marfil de compras. Se dirigieron a las boutiques más exclusivas de la ciudad, aquellas donde las telas más finas y los diseños más elegantes se exhibían como obras de arte.Mar
Eran las nueve de la noche cuando Marfil bajó del ostentoso coche de su amiga. Estaba vestida con prendas de marca que solo podría comprárselas si renaciera como la hija de una familia rica, e incluso tenía en su poder la tarjeta de crédito de Vanya. Dijo que la respaldaría, así que esa era su manera de demostrárselo.Entró al lujoso restaurante en donde fue acordada la cita y miró de un lado a otro, buscando al hombre que debía ver. No tenía idea de qué traía puesto ni cómo haría para reconocerlo, pero supuso que debía fijarse en alguien que estuviera sentado solo en una mesa.Luego de haber observado a cada persona presente en el restaurante, notó a un hombre que estaba atento a su celular y parecía estar esperando a alguien. Como era el único hombre que estaba solo, Marfil se animó a aproximarse y a dirigirle unas palabras.—B-Buenas noches. ¿Tú eres... Richard Morgan?El hombre levantó la mirada y la incrustó en ella, permitiéndole una vista más amplia de su rostro.—Así es. Y tú
—Mi madre me ha comentado que tu hermano es el CEO de Fankhauser Aether Motors, la prestigiosa empresa automotriz —expuso Richard.Royal y su familia no eran personas que estuvieran constantemente frente a los medios de comunicación, lo que hacía que sus rostros pasaran desapercibidos para la mayoría. Esta decisión estaba motivada principalmente por el deseo de Royal de proteger a Coral y a los demás miembros de su familia. Exponerse públicamente podía ser riesgoso, ya que no podían prever si sus rivales aprovecharían cualquier oportunidad para hacerles daño. Mantener un bajo perfil les brindaba una capa de seguridad, pues cuanta más información tuvieran sobre ellos, más fácil sería para los enemigos hacer un movimiento en su contra.—Además me dio a conocer tu edad. Tienes veinte años, ¿no? —agregó Richard.—Ahm... sí, pero pronto cumpliré veintiuno —expuso, refiriéndose a la edad de Vanya, ya que Marfil tenía dieciocho años y pronto cumpliría diecinueve—. Y tú tienes veinticinco, ¿c
La operación "conquistar al millonario" comenzó y Vanya era parte de ello. Había platicado con Marfil, quien describió que la cita a ciegas terminó siendo una maravilla. Le había comentado que Richard era un hombre atractivo y muy amable, y que estaba muy interesada en conocerlo más. A pesar de que al principio no estuvo de acuerdo con esconder su identidad, ahora era necesario.Marfil quería que Richard se enamorara de ella creyendo que era Vanya, la hermana de un exitoso empresario. Solo cuando estuviera segura de que él había enloquecido de amor o de deseo por ella, le revelaría su identidad. .Días después, Marfil y Richard planearon otro encuentro. Era el día libre de la muchacha, así que lo estaba esperando en la mansión y usando unas costosas prendas. De pronto, Richard marcó a su celular y le notificó que ya se hallaba frente a la residencia, por lo tanto, se despidió de su amiga y salió rápidamente para acercarse a su coche.Richard, como todo un galán, bajó del vehículo y le
Disfrutaron del paseo durante un par de horas más. Luego, regresaron al muelle. Todo el cabello de Marfil se había hecho un alboroto, así que se dispuso a acomodarlo.—¿Necesitas ayuda? —Richard se aproximó a su rostro y comenzó a arreglarle el pelo.Quería decirle que no tenía que hacerlo, pero su cuerpo se paralizó ante su roce y se dejó llevar por la extraña sensación que le provocó. Sus manos lucían muy varoniles, pero su toque era suave y delicado, nada torpe. Paseó sus dedos por sus mechones de pelo y los dejó en perfecto estado.—El color de tu cabello... me agrada. Me recuerda al sol —articuló de repente.—Significa que te gustan las rubias —indicó Marfil en palabras más directas.—No todas las rubias, tú específicamente —expuso Richard. Dichas palabras la llevaron a mirarlo completamente atónita.¿Qué había sido eso? ¿Debía tomarlo como una especie de declaración? No imaginaba que se lo diría tan pronto.Segundos después, Richard soltó una risa.—Te quedaste muda...—No sé...
Ya había pasado un mes desde que Marfil conoció a Richard e iban por buen camino. Eran muy compatibles y tenían bastante en común, así que fue fácil congeniar.Cada día que pasaba, reflexionaba sobre su situación y llegaba a la conclusión de que quería hacer las cosas bien con él. Sin embargo, siempre que deseaba tomárselo con calma, pensaba en que no quería seguir perdiendo el tiempo. Debía armar un nuevo plan para acelerar la relación.—¿Cómo vas con Richard? ¿Ya han avanzado? —preguntó Vanya con interés, mientras se hallaban en un local de comida rápida.—Sé que le gusto y mi intuición femenina me dice que he logrado conquistarlo, pero aún no me ha entregado su corazón por completo —expuso Marfil, jugueteando con el sorbete de su refresco.—Bueno, la atracción es mutua, pero por lo que me has contado ustedes aún no se han besado. Quizás necesitan más... ¿contacto físico? —planteó.—Quiero que avancemos con más prisa, pero llegar a esos niveles es arriesgado. Podría desencantarse m
Ninguno de los dos había mencionado el noviazgo, pero la atracción era innegable. Sabían que se gustaban aunque no lo expresaran con palabras, bastaba con enviar señales a través de la mirada o demostrarlo mediante el trato.Con respecto al contacto físico, ni siquiera habían pasado por un roce de labios. Solo se habían tomado de las manos, y para Marfil eso estaba bien. Mantener el deseo a flote era complicado y la pasión tendía a ser incluso más fuerte que el amor.«Cuanto menos contacto haya, más grande se hará el deseo», pensaba.Luego de un desfile de botellas de vino, Richard se desplomó sobre la mesa, mientras que Marfil permanecía lúcida. Fingió beber a su ritmo, pero su objetivo era nublar la mente del joven.Pidió la cuenta y pagó con la tarjeta de Vanya. En ese instante, Richard levantó la cabeza.—Vanya... no quiero irme aún, la estoy pasando de maravilla... —arrastró las palabras debido a su estado de ebriedad.—No nos iremos a casa, todavía es temprano. En realidad tengo