Richard mantuvo los ojos cerrados pues aún continuaba mareado debido al alcohol. Sin embargo, tras escuchar su última frase, se esforzó por abrirlos y fijarlos en ella.—¿Mi... mujer? —las comisuras de sus labios se extendieron—. Desde el instante en que te vi entrar en aquel restaurante, tu belleza me cautivó. Te sonará superficial, pero... no puedo negarlo, he quedado deslumbrado por tu apariencia —volvió a cerrar los ojos—. Quería acercarme a ti poco a poco, que me conocieras aún más. Dentro de mí, algo me dice que esto fue muy peligroso, pero al estar frente al documento que nos uniría en matrimonio, no pude echarme para atrás. Quería demostrarte que nunca te he visto como un juego, que ansiaba una relación seria contigo. ¿Pude... transmitirte mis sentimientos?—Por supuesto que sí, los he recibido y los guardé en mi corazón —aferró la mano de Richard a su pecho.—¿Estás segura de que... no te arrepentirás de esto en la mañana? —cuestionó él, denotando temor en su tono de voz.—¿T
Marfil sintió una presión inmediata en su pecho, como si el aire mismo se hubiera espesado, volviéndose casi imposible de respirar. Su mente estaba un caos, incapaz de retener una sola idea coherente mientras sus ojos recorrían sin dirección las sombras a su alrededor. Parpadeó varias veces, buscando en su mente algún tipo de explicación lógica para lo que acababa de escuchar, pero la información seguía deslizándose por entre sus pensamientos, como agua entre los dedos. —No... no entiendo —balbuceó—. ¿Qué significa que no eres Richard Morgan? ¿Es una broma?El hombre frente a ella se pasó una mano por el rostro, claramente atormentado. Aunque el hombre que observaba a Marfil seguía siendo el mismo que había cautivado su corazón, el mismo de la noche pasada, con su apariencia impecable, su encanto arrollador y esa amabilidad que la había envuelto, algo había cambiado en su interior. Ella lo miraba ahora con cierta desilusión. La misma sonrisa cálida, la misma mirada profunda que antes
Marfil se quedó inmóvil, sintiendo cómo el peso de la situación la aplastaba. El papel entre sus dedos se arrugó, como si su rabia quisiera desbordarse a través de él. Cada vez que sus ojos caían sobre el nombre "Lucas Montoya", una sensación punzante la recorría, como si las letras mismas la hirieran. El simple contacto con el acta le causaba una incomodidad terrible, una decepción insoportable que parecía envolverla en un mar de pensamientos confusos.—¡No puedo creerlo! —soltó con una carcajada amarga, tirando el documento sobre la cama como si fuera veneno—. ¡Esto es una broma cruel!Lucas dio un paso adelante, intentando alcanzarla, pero Marfil se apartó como si su proximidad le doliera más que cualquier bofetada.—¡No te atrevas a tocarme! —le advirtió con voz cortante, señalándolo con un dedo tembloroso—. ¡Me mentiste en la cara! ¡Todo este tiempo me hiciste creer que eras alguien más! ¡Eres un maldito farsante! ¡Un don nadie que se atrevió a jugar conmigo!Se giró bruscamente,
El primer día de universidad llegó, pero ni Marfil ni Vanya intercambiaron palabras esa mañana. Vanya no había querido insistir en hablar con ella después de que el día anterior se encerrara en su habitación y rechazara cualquier intento de comunicación. Sabía que Marfil necesitaba su espacio y que, si en algún momento quisiera acercarse a ella, lo haría por su cuenta. Así que, sin más, Vanya se preparó y salió de la mansión, tomando su propio camino.Marfil hizo lo mismo. Ambas partieron hacia la universidad sin cruzarse ni despedirse. No había necesidad de forzar nada.Cuando Vanya llegó al campus, el ambiente ya estaba lleno de movimiento. Estudiantes caminaban de un lado a otro, algunos reencontrándose después de las vacaciones, otros buscando sus nuevas aulas o simplemente poniéndose al día con sus compañeros. La universidad era enorme, exclusiva, repleta de hijos de empresarios, políticos y familias de la más alta sociedad. Como cada año, los alumnos se dividían en turnos de mañ
Vanya ignoró a Richard y avanzó con rapidez por su facultad. La universidad era enorme, dividida en distintas facultades, y Richard había ido hasta la facultad de contaduría para hablar con ella. Pero ahora Vanya se dirigía a la zona del primer año, donde estaban los nuevos estudiantes de la misma carrera, con la intención de encontrar a Marfil.Sin embargo, justo cuando caminaba en esa dirección, se encontró con alguien más.—¿Qué haces aquí? —preguntó una voz masculina con cierta sorpresa.Vanya alzó la vista. Frente a ella, Lucas Montoya estaba de pie y con el ceño fruncido. Pero la mirada del hombre estaba fijada en Richard, ya que el cuestionamiento era dirigido a él.—Vine a hablar con Vanya sobre todo lo que ha pasado —replicó Richard—. Sé que dijiste que no quería que me involucrara, pero yo también tengo algo que ver con que las cosas hayan terminado de esta manera.Lucas endureció su expresión.—Yo... también estoy buscándola —expuso sin rodeos.Richard miró a ambos alternat
Marfil levantó la vista con cierta sorpresa cuando la joven frente a ella le preguntó su nombre.—¿Y cómo te llamas? —quiso saber la chica, con un tono amistoso y curioso.Marfil dudó por un instante, pero finalmente respondió con naturalidad.—Mi nombre es Marfil Maidana.La otra joven sonrió levemente y extendió la mano con confianza.—Mucho gusto, Marfil. Yo me llamo Abigail... —hizo una pequeña pausa—. Abigail Gonzaga. Y, por cierto, no deberías hablar así de ti misma. Eso de que no eres nada ni nadie...Marfil suspiró, sintiendo un peso en el pecho.—Pero es la verdad —declaró con amargura—. No lo sé... En esta universidad, no sé cómo me va a ir. No sé cómo me van a tratar los demás. No pertenezco a este mundo, no vengo de la misma posición social que ustedes. Tal vez cuando se enteren de que mi cuñado es quien está pagando mis estudios porque no tengo ni en dónde caerme muerta, me marginen, me hagan a un lado y me traten como si no existiera.Luego, se encogió de hombros con ind
Marfil mantuvo su postura altiva, aunque en el fondo su estómago se encogía. Se negaba a ceder, a permitir que él se sintiera en lo correcto.—Al menos todo lo que yo te dije fue verdad —agregó Lucas—. Te mentí acerca de mi identidad, sí. Te oculté mi verdadero nombre y mi carrera, lo admito. Pero todo lo demás, Marfil... todo lo que compartí contigo fue genuino. Mis sueños, mi infancia, mis pensamientos... nada de eso fue una mentira. Pero tú... —apretó los labios antes de continuar—. Tú no fuiste capaz de ser honesta conmigo. Solo querías verme humillado. No solo me reprochaste por haberte ocultado mi nombre real, sino que me despreciaste por lo que soy. Me miraste por encima del hombro, como si fueras superior a mí. Me trataste como si no valiera nada, como si fuera menos que tú.Marfil lo contempló con una mirada fría, sin demostrar emoción alguna. No iba a permitir que él la hiciera sentir culpable. Pero entonces, Lucas siguió hablando, y sus siguientes palabras hicieron que su c
—Me emborrachaste. Me embaucaste. Me llevaste hasta ese registro civil porque pensaste que estabas atrapando a un hombre rico en tus redes —agregó Lucas—. No me querías a mí. Querías a Richard. Siempre fue tu propósito, ¿verdad? —sus ojos se oscurecieron—. Desde el principio, tu intención era conquistar al hombre millonario para casarte con él y asegurarte la vida de lujos que tanto deseas. No lo hiciste por amor. Lo hiciste por interés. Solo querías dinero, estabilidad, una vida asegurada. No a mí. Jamás me quisiste a mí.Marfil estaba pasmada por dentro, pero trató de disimularlo. No era que le sorprendiera la acusación en sí, sino el hecho de que Lucas hubiese llegado a esa conclusión con tanta rapidez.Lo subestimó. Creyó que podría mantenerlo enredado en su juego, pero algo en su interior le advertía que el Lucas que tenía enfrente ya no era el mismo que había caído en sus encantos al inicio.—¿De dónde sacas todo eso? —preguntó, fingiendo desconcierto.Lucas esbozó una sonrisa a