Disfrutaron del paseo durante un par de horas más. Luego, regresaron al muelle. Todo el cabello de Marfil se había hecho un alboroto, así que se dispuso a acomodarlo.—¿Necesitas ayuda? —Richard se aproximó a su rostro y comenzó a arreglarle el pelo.Quería decirle que no tenía que hacerlo, pero su cuerpo se paralizó ante su roce y se dejó llevar por la extraña sensación que le provocó. Sus manos lucían muy varoniles, pero su toque era suave y delicado, nada torpe. Paseó sus dedos por sus mechones de pelo y los dejó en perfecto estado.—El color de tu cabello... me agrada. Me recuerda al sol —articuló de repente.—Significa que te gustan las rubias —indicó Marfil en palabras más directas.—No todas las rubias, tú específicamente —expuso Richard. Dichas palabras la llevaron a mirarlo completamente atónita.¿Qué había sido eso? ¿Debía tomarlo como una especie de declaración? No imaginaba que se lo diría tan pronto.Segundos después, Richard soltó una risa.—Te quedaste muda...—No sé...
Ya había pasado un mes desde que Marfil conoció a Richard e iban por buen camino. Eran muy compatibles y tenían bastante en común, así que fue fácil congeniar.Cada día que pasaba, reflexionaba sobre su situación y llegaba a la conclusión de que quería hacer las cosas bien con él. Sin embargo, siempre que deseaba tomárselo con calma, pensaba en que no quería seguir perdiendo el tiempo. Debía armar un nuevo plan para acelerar la relación.—¿Cómo vas con Richard? ¿Ya han avanzado? —preguntó Vanya con interés, mientras se hallaban en un local de comida rápida.—Sé que le gusto y mi intuición femenina me dice que he logrado conquistarlo, pero aún no me ha entregado su corazón por completo —expuso Marfil, jugueteando con el sorbete de su refresco.—Bueno, la atracción es mutua, pero por lo que me has contado ustedes aún no se han besado. Quizás necesitan más... ¿contacto físico? —planteó.—Quiero que avancemos con más prisa, pero llegar a esos niveles es arriesgado. Podría desencantarse m
Ninguno de los dos había mencionado el noviazgo, pero la atracción era innegable. Sabían que se gustaban aunque no lo expresaran con palabras, bastaba con enviar señales a través de la mirada o demostrarlo mediante el trato.Con respecto al contacto físico, ni siquiera habían pasado por un roce de labios. Solo se habían tomado de las manos, y para Marfil eso estaba bien. Mantener el deseo a flote era complicado y la pasión tendía a ser incluso más fuerte que el amor.«Cuanto menos contacto haya, más grande se hará el deseo», pensaba.Luego de un desfile de botellas de vino, Richard se desplomó sobre la mesa, mientras que Marfil permanecía lúcida. Fingió beber a su ritmo, pero su objetivo era nublar la mente del joven.Pidió la cuenta y pagó con la tarjeta de Vanya. En ese instante, Richard levantó la cabeza.—Vanya... no quiero irme aún, la estoy pasando de maravilla... —arrastró las palabras debido a su estado de ebriedad.—No nos iremos a casa, todavía es temprano. En realidad tengo
Richard mantuvo los ojos cerrados pues aún continuaba mareado debido al alcohol. Sin embargo, tras escuchar su última frase, se esforzó por abrirlos y fijarlos en ella.—¿Mi... mujer? —las comisuras de sus labios se extendieron—. Desde el instante en que te vi entrar en aquel restaurante, tu belleza me cautivó. Te sonará superficial, pero... no puedo negarlo, he quedado deslumbrado por tu apariencia —volvió a cerrar los ojos—. Quería acercarme a ti poco a poco, que me conocieras aún más. Dentro de mí, algo me dice que esto fue muy peligroso, pero al estar frente al documento que nos uniría en matrimonio, no pude echarme para atrás. Quería demostrarte que nunca te he visto como un juego, que ansiaba una relación seria contigo. ¿Pude... transmitirte mis sentimientos?—Por supuesto que sí, los he recibido y los guardé en mi corazón —aferró la mano de Richard a su pecho.—¿Estás segura de que... no te arrepentirás de esto en la mañana? —cuestionó él, denotando temor en su tono de voz.—¿T
Marfil sintió una presión inmediata en su pecho, como si el aire mismo se hubiera espesado, volviéndose casi imposible de respirar. Su mente estaba un caos, incapaz de retener una sola idea coherente mientras sus ojos recorrían sin dirección las sombras a su alrededor. Parpadeó varias veces, buscando en su mente algún tipo de explicación lógica para lo que acababa de escuchar, pero la información seguía deslizándose por entre sus pensamientos, como agua entre los dedos. —No... no entiendo —balbuceó—. ¿Qué significa que no eres Richard Morgan? ¿Es una broma?El hombre frente a ella se pasó una mano por el rostro, claramente atormentado. Aunque el hombre que observaba a Marfil seguía siendo el mismo que había cautivado su corazón, el mismo de la noche pasada, con su apariencia impecable, su encanto arrollador y esa amabilidad que la había envuelto, algo había cambiado en su interior. Ella lo miraba ahora con cierta desilusión. La misma sonrisa cálida, la misma mirada profunda que antes
Marfil se quedó inmóvil, sintiendo cómo el peso de la situación la aplastaba. El papel entre sus dedos se arrugó, como si su rabia quisiera desbordarse a través de él. Cada vez que sus ojos caían sobre el nombre "Lucas Montoya", una sensación punzante la recorría, como si las letras mismas la hirieran. El simple contacto con el acta le causaba una incomodidad terrible, una decepción insoportable que parecía envolverla en un mar de pensamientos confusos.—¡No puedo creerlo! —soltó con una carcajada amarga, tirando el documento sobre la cama como si fuera veneno—. ¡Esto es una broma cruel!Lucas dio un paso adelante, intentando alcanzarla, pero Marfil se apartó como si su proximidad le doliera más que cualquier bofetada.—¡No te atrevas a tocarme! —le advirtió con voz cortante, señalándolo con un dedo tembloroso—. ¡Me mentiste en la cara! ¡Todo este tiempo me hiciste creer que eras alguien más! ¡Eres un maldito farsante! ¡Un don nadie que se atrevió a jugar conmigo!Se giró bruscamente,
El primer día de universidad llegó, pero ni Marfil ni Vanya intercambiaron palabras esa mañana. Vanya no había querido insistir en hablar con ella después de que el día anterior se encerrara en su habitación y rechazara cualquier intento de comunicación. Sabía que Marfil necesitaba su espacio y que, si en algún momento quisiera acercarse a ella, lo haría por su cuenta. Así que, sin más, Vanya se preparó y salió de la mansión, tomando su propio camino.Marfil hizo lo mismo. Ambas partieron hacia la universidad sin cruzarse ni despedirse. No había necesidad de forzar nada.Cuando Vanya llegó al campus, el ambiente ya estaba lleno de movimiento. Estudiantes caminaban de un lado a otro, algunos reencontrándose después de las vacaciones, otros buscando sus nuevas aulas o simplemente poniéndose al día con sus compañeros. La universidad era enorme, exclusiva, repleta de hijos de empresarios, políticos y familias de la más alta sociedad. Como cada año, los alumnos se dividían en turnos de mañ
Vanya ignoró a Richard y avanzó con rapidez por su facultad. La universidad era enorme, dividida en distintas facultades, y Richard había ido hasta la facultad de contaduría para hablar con ella. Pero ahora Vanya se dirigía a la zona del primer año, donde estaban los nuevos estudiantes de la misma carrera, con la intención de encontrar a Marfil.Sin embargo, justo cuando caminaba en esa dirección, se encontró con alguien más.—¿Qué haces aquí? —preguntó una voz masculina con cierta sorpresa.Vanya alzó la vista. Frente a ella, Lucas Montoya estaba de pie y con el ceño fruncido. Pero la mirada del hombre estaba fijada en Richard, ya que el cuestionamiento era dirigido a él.—Vine a hablar con Vanya sobre todo lo que ha pasado —replicó Richard—. Sé que dijiste que no quería que me involucrara, pero yo también tengo algo que ver con que las cosas hayan terminado de esta manera.Lucas endureció su expresión.—Yo... también estoy buscándola —expuso sin rodeos.Richard miró a ambos alternat