Realmente no tenía idea sobre qué era lo que sentía por el hombre sobre mí, pero si está segura que no estaba teniendo relaciones sexuales con él por lástima u obligación. Habíamos llegado a este punto, porque ambos así lo habíamos decidido y eso me gustaba.Me sentía segura, aunque sabía que no era solo un encuentro sexual y eso, era lo que me mantenía relajada en sus brazos, en esos donde, aunque él aseguraba ser inexperto, mostraba con cada toque seguro que sabía lo que hacía.Cada cierto tiempo, se alejaba de los abrazos que me daban mientras me hacía suya y me recordaba que amaba incluso mis marcas, al darles besos a estas sin algún tipo de asco o lástima en su mirada.— Curthwulf… — susurro abrumada por las sensaciones y ello hace que él se acerque a mis labios satisfecho y retomando lo que nos daba placer a ambos, me besara con delicadeza.— Aquí estoy. Siempre lo estaré — susurra y puedo vislumbrar una promesa que me hace feliz escuchar.Nuestros movimientos ocurren más rápido
Narrador omnipresenteCurthwulf salió rápidamente de la habitación y sonriendo, corrió hasta la suya, donde cerrando todas las ventanas, entró al baño casi del mismo grande que la habitación y deseando hacerla sentir feliz, tomo todo tipo de esencias relajantes que tenía y preparo la tina, con una sola cosa en mente: hacerla feliz.No sabía su pasado totalmente. Creía que, si lo sabía, pero, al ver sus heridas ahora, sabía que se había perdido de una gran parte y muy importante de su vida. Una que se había prometido investigar. Justo cuando terminó de arreglar todo, corrió a ver a Charlotte y la vio tan frágil, que no lo pensó dos veces y colocó sus manos sobre sus mejillas, le dio un beso, deseando transmitirle toda la seguridad que aquellos antes de él, les había faltado darle.— ¿Qué sucede?— Sucede que te amo, Charlotte y quiero demostrártelo de todas las maneras posibles — susurra Curthwulf para después tomarla en sus brazos, causando que ella ahogue un grito de sorpresa.— ¿Qu
Charlotte intenta escapar por la declaración, pero Curthwulf que anticipa sus movimientos, se lanza al cuerpo de ella, sonriéndole con malicia, mientras sus ojos completamente azules claro, se tornan rojos como si fuera magia, una que hipnotiza a Charlotte, quien reacciona cuando es besada.— Un momento — dice Charlotte intentando apartar a Curthwulf de su cuerpo, pero, él solo se aleja unos pocos centímetros.— ¿Sucede algo? —Pregunta Curthwulf confundido.— Esto es parte de tu juego, me seduces y después debo tomar la responsabilidad. No es justo.— Bueno, para que sea justo, yo también voy a tomar mi responsabilidad contigo. Así que, ahora mismo mandaré a hacer un anillo de compromiso. Así, los humanos sabrán que hay un hombre haciéndose responsable por ti.— ¿No te basta que todos los lobos lo sepan?— No. Nunca es suficiente si es para informar que eres mía y yo soy tuyo. — dice Curthwulf volviendo a besarla y atraer a Charlotte tanto a él que ella siente la dureza que amenaza co
El deseo había causado que, en la tina, se besaban de tal forma que las caricias no llegaban a su fin. Las dudas que siempre estaban alimentando las inseguridades, no podían tocarlos. Porque ni siquiera el dolor de las heridas, eran suficiente para detener los toques entre ellos. Charlotte, sabiendo que lo deseaba, pero, dudando de cuánto iba a durar esto o si sería algo serio, se dejaba acariciar mientras los gemidos inundaban el baño y el agua caía al suelo. Aun con su cuerpo doliendo del único encuentro sexual que hasta ahora habían tenido, ella no iba a detenerse.Fue entre tantos movimientos que terminaron completamente bañados y entre sonrisas, Charlotte fue tomada por Curthwulf de sus glúteos y deslizándose en su interior, volvió a sentir esa sensación increíble que sólo se sentía cuando ellos estaban conectados de esa forma. — Dios…— susurra Charlotte mientras se recupera del hormigueo que la conexión le produce. Curthwulf, la abraza y besa, deseando prolongar más las sensa
Narra CharlotteUnos fuertes brazos y un cuerpo demasiado cálido para mí, hace que me despierte. Confundida y desorientada, miro a mi alrededor, descubriendo con el olor, que estoy en la habitación del señor Holftmann.¿Seguirás llamándolo así después de haber entrado profundamente en ti? — pregunta mi mente y yo me avergüenzo al recordar todo lo que hicimos.Dios mío, ¿Cómo fue que no me mantuve calmada? ¿Cómo fue que llegamos tan lejos si no podía siquiera verme por las heridas? — me preguntó mentalmente.Él tiene ese poder en ti. Te ayuda a olvidar incluso lo que, con todo tu esfuerzo, no podías hacer. Ese es el poder que le estás dando. El poder de destruirte si lo desea. — responde mi mente y yo temo. Angustiada, alejó un poco su brazo de mí, mientras lucho por no quejarme, aunque me duele demasiado el cuerpo. Pero, él hombre acostado a mi lado, me acerca más a su cuerpo, que mis labios besan su pecho sin poderlo evitar. Con mi corazón latiendo tan fuerte que lo siento en mis o
Narrador omnipresenteCurthwulf, estaba preocupado por Charlotte, aunque él no había pensado en las consecuencias de no cuidarse al momento de tener relaciones, porque en su mundo, la esposa que tuviera, estaría preparada para su papel de concebir en la manada, entendía a Charlotte.Aun deseando tener una familia, sabía que debía respetar los deseos de la persona que quiere, por lo que, de inmediato, preparó todo para que le dieran alternativas para cuidarse en un futuro.Además, averiguo como se encontraba su hermana y Zaid, para no llevarse sorpresas. Teniendo en cuenta que el peligro había disminuido, pero, como tal, debía estar alerta, se vistió completamente y mientras Charlotte, salía de su perturbación, comenzó a dar órdenes de como quería las cosas.— Voy a estar bien. Nada va a suceder por un pequeño desliz, ¿verdad? — se pregunta Charlotte en un hilo de voz y ello, de inmediato, lo escucho Curthwulf.Su oído agudo escucha la respiración agitada de Charlotte y como mueve su p
Charlotte y Curthwulf llegaron a Inglaterra sonriendo. La felicidad de regresar a su tierra, era una sensación agradable para ambos. Por lo que, ignorando la conversación que tienen pendiente, bajan del avión sonriendo y respirando profundo el aire inglés.— Jamás pensé que volvería — susurra Charlotte.— Volverías. Yo me iba a encargar de ello, pero si ibas a volver. — susurra Curthwulf mientras suben al auto— Gracias por regresarme a salvo.— Si tú no volvías, yo tampoco podría hacerlo, ¿no notas que antes de siquiera nacer, ya estaba destinada a mí? Morir no era algo que podría permitirlo — confiesa Curthwulf y Charlotte se sonroja.— Señor Holftmann, no debería decir eso.— No me llames señor Holftmann, hemos avanzado lo suficiente para que sigas llamándome con tanto respeto.— Pero, señor…— Si no te gustaría llamarme por mi nombre, llámame, cariño o esposo.— No somos esposos — le recuerda Charlotte.— Eso puede cambiar ahora mismo, si lo deseas. — dice Curthwulf de inmediato y
Los dos agradecieron el recibimiento y los dos se marchan, cuando suben al segundo piso, Charlotte sigue a Curthwulf deseando que le diga donde va a quedarse a descansar, pero, Curthwulf camina directamente a su habitación, por lo que, Charlotte se detiene en el umbral de la puerta al reconocerla.— ¿Qué sucede?— ¿Por qué estamos en su habitación? ¿Aquí es donde dormiré o debo buscar una por mi cuenta?— Bueno, puedes dormir aquí, por eso, te he traído a este lugar — dice Curthwulf.— Pero, esta es tu habitación.— ¿Por qué tan segura?— A usted le gusta mucho el color negro y plateado. En todas las habitaciones que he visto de usted, siempre esta esa decoración, una que es bastante distinta a la mansión que solo tiene colores como el oro y el blanco.— Que observadora. — dice Curthwulf sonriendo.— En fin, ¿Dónde voy a dormir, señor Holftmann?— Si sigues llamándome así, Charlotte, voy a tener que darte unas buenas nalgadas — le advierte y Charlotte se cruza de brazos con una mirada