Tres días despuésNuevamente, nos mudábamos, pero esta vez, no había lobos persiguiéndonos. Por lo que, podíamos movernos con tranquilidad. Zaid, estaba terminando la clase con profesores particulares, mientras yo terminaba la maleta para marcharnos. Aunque lo único que me llevaba era las cosas de aseo y ropa que ya había usado, para no tener que seguir usando la ropa nueva que preparan para mí. Ya que, después de haber rechazado la suplica del señor Holftmann, no puedo estar tomando todo lo que ponen a mi disposiciónSi pudiera marcharme sin correr peligro de que un psicópata me haga daño. Habría regresado a casa con Zaid y así, no me vería como una abusiva que no sabe retribuir lo que le han dado. Aunque, bueno, una retribución sexual, suena más a prostitución o algo peor. — me digo mentalmente.— Señora, ya nos vamos — informa Retmus marchándose de inmediato.En el pasado. Me ayudaban a llevar las cosas. Pero, desde que tanto él como el señor Holftmann me pidieron tener sexo con é
Aquí me encontraba, mostrando lo que desde hace días me ha atormentado y por lo que siempre he llorado; mis inseguridades. Siempre estaba ese problema en mí y mi hermana, era quien ahuyentaba esos malos pensamientos constantemente, pero, ahora ella no puede ayudarme y eso, me deja sin alguna defensa. — Charlotte, ¿Qué te hace pensar eso?— Siempre lo he pensado, no he tenido buenas experiencias amorosas y siempre he sido la chica que no es interesante. Era invisible para todos los demás, excepto mi hermana y si antes era así sin marcas, ahora… — suspiro profundo al no saber siquiera como llamarme.Estaba agotada, la presión que sentía en mi pecho, era grande. En mi vida, había experimentado esa presión constantemente. Nunca usaba vestidos pegados a mi cuerpo, porque no sentía que mi cuerpo era agradable y por ello, todos mis deseos de sentirme y verme hermosa, se resumían a lencería sexy que solo yo podía ver.El señor Holftmann si era mi tipo, solo que me esforzaba en verlo como alg
El temor que mis pensamientos, que he alimentado por años, me muestran que es doblemente más grande que yo y que a diferencia de mí, no le da temor mostrarse, aunque sea algo horrible.Ojalá pudiera mostrarme así sin preocuparme por lo que puedan hacerme o decir de mí — me digo mentalmente.— Aun así, les debo una disculpa. Pero, a ti te debo más que eso. He sido egoísta, lo reconozco. Yo te marque sin tu consentimiento y como lo dijiste, eso era un abuso. Pero, además de haberte abusado, por hacer algo egoísta, también te he arrastrado a un mundo donde las reglas no se pueden romper y son tan estrictas que incluso para nosotros es difícil cumplir.>> Lamento tanto haberte arrastrado a esto y presionarte de una u otra manera a que vivieras un mundo violento que no debías ver. Pero, lo que más lamento, Charlotte, es haber llegado tarde a ti. Porque eso me impido protegerte como debía, lo siento. Lamento haberte dejado sola tanto tiempo. — dice el señor Holftmann y ello me sorprende.¿E
La seguridad de su mirada, era algo sorprendente. Algo que siempre he querido tener, pero no he podido conseguir. No tengo la fuerza para tener esa seguridad que debe venir de cada parte de tu cuerpo. Pero, él lo hace ver tan fácil de lograr.Es sorprendente, ¿será por qué es hombre? ¿por eso es tan fácil para él mostrar tantas marcas sin sentir que está quedando demasiado expuesto? —me pregunto mentalmente.— Puedes tocarlas cuando lo desees, Charlotte.— Has matado a tantas personas… — susurro.— Tengo un pasado un poco oscuro en el ejército. Uno del que temí amostrarte porque pensarías que soy una mala persona. Además, no quería que me juzgaras por el pasado, porque allá no pertenezco. >> Tócame, Charlotte y debes darte cuenta de que no eres la única con marcas y eso, está bien. Porque eso demuestra que, aun teniendo momentos difíciles, nos mantenemos en pie. Necesito que recuerdes eso cuando yo no este ni nadie que pueda repetirte lo que tu misma debes recordarte.— Señor Holftma
No sabía que deseaba en mi vida, ni cuánto tiempo podría mantenerme dependiendo de alguien más para poder tener seguridad. Pero, en estos momentos, no podía pensar más allá de estas dudas y ello era porque estaba hipnotizada por unos ojos rojos que me he esforzado hasta ahora en no sucumbir a la tentaciónPero, me era imposible detenerme, menos, cuando su labios recorrían mi hombro hasta el cuello, haciéndome cerrar los ojos cada tanto. Sus caricias no me dejaban concentrar en mis miedos y preocupaciones.— Puedes hacerlo — dice el señor Holftmann y cuando estoy por responder da un leve pellizco en mi pezón izquierdo que envía una descarga eléctrica que llega a mi entrada.Por las sensaciones, abro mis ojos y lo miro suplicante, pero, nada de eso hace que él haga algo distinto, por ello, lentamente, bajo mi mirada y apenas veo una de las marcas que tengo, retrocedo asustada. Pero, ello hace que mi trasero choque con algo duro que hace que gimotee, olvidando porque retrocedí.— Yo…— ¿
Los besos aumentaban la intensidad y todas las dudas fueron despejadas. Era como si hubiese encontrado matemáticamente el valor de X y con ello, todo problema de mi vida, incluyendo mis inseguridades, llegaran a una solución que tenía en mis manos, bueno, en este caso, sobre mí.Por eso, dejándome llevar y sin pensar en las consecuencias, sigo su beso, mientras acaricio las cicatrices que están en su espalda y brazos, deseando besarlas también. Su mano, llega a mi muslo y bajando un poco más hasta la parte trasera de mi rodilla, levanta mi pierna causando que pueda deslizar su mano por toma mi pierna doblada, mientras su miembro se relaja en mi pierna estirada.La tensión sexual aumenta y las ganas ya no se ponen en duda. Por lo que, segura de lo que quiero, llevo mi mano a su pecho y empujándolo levemente, lo hago acostarse sobre las sábanas, mientras yo me subo a su cuerpo y beso sus labios.Aun sintiendo miedo de complicar todo, bajo mis labios a su mentón que beso y lentamente baj
Realmente no tenía idea sobre qué era lo que sentía por el hombre sobre mí, pero si está segura que no estaba teniendo relaciones sexuales con él por lástima u obligación. Habíamos llegado a este punto, porque ambos así lo habíamos decidido y eso me gustaba.Me sentía segura, aunque sabía que no era solo un encuentro sexual y eso, era lo que me mantenía relajada en sus brazos, en esos donde, aunque él aseguraba ser inexperto, mostraba con cada toque seguro que sabía lo que hacía.Cada cierto tiempo, se alejaba de los abrazos que me daban mientras me hacía suya y me recordaba que amaba incluso mis marcas, al darles besos a estas sin algún tipo de asco o lástima en su mirada.— Curthwulf… — susurro abrumada por las sensaciones y ello hace que él se acerque a mis labios satisfecho y retomando lo que nos daba placer a ambos, me besara con delicadeza.— Aquí estoy. Siempre lo estaré — susurra y puedo vislumbrar una promesa que me hace feliz escuchar.Nuestros movimientos ocurren más rápido
Narrador omnipresenteCurthwulf salió rápidamente de la habitación y sonriendo, corrió hasta la suya, donde cerrando todas las ventanas, entró al baño casi del mismo grande que la habitación y deseando hacerla sentir feliz, tomo todo tipo de esencias relajantes que tenía y preparo la tina, con una sola cosa en mente: hacerla feliz.No sabía su pasado totalmente. Creía que, si lo sabía, pero, al ver sus heridas ahora, sabía que se había perdido de una gran parte y muy importante de su vida. Una que se había prometido investigar. Justo cuando terminó de arreglar todo, corrió a ver a Charlotte y la vio tan frágil, que no lo pensó dos veces y colocó sus manos sobre sus mejillas, le dio un beso, deseando transmitirle toda la seguridad que aquellos antes de él, les había faltado darle.— ¿Qué sucede?— Sucede que te amo, Charlotte y quiero demostrártelo de todas las maneras posibles — susurra Curthwulf para después tomarla en sus brazos, causando que ella ahogue un grito de sorpresa.— ¿Qu