Charlotte asiente tranquila y con ayuda de Curthwulf, se sienta en uno de los muebles con un arma en la mano, que le entrega Curthwulf.— Iré a revisar la casa. Quizás aun este ese desgraciado aquí.— Déjame ir contigo.— Debes estar agotada — dice Curthwulf.— Con todo lo que he vivido, no podría quedarme aquí sola, tengo miedo, llévame contigo — pide Charlotte y Curthwulf asiente.Los dos se marchan y bajo las indicaciones de una mujer que corrió por toda la casa, llegan a la puerta que esta abierta, con un cuerpo que impide que se cierre. Charlotte cierra los ojos y con angustia señala el lugar.— Allí tuvimos todo este tiempo. — informa Charlotte.— Entraré por si consigo una pista de Gustav — dice Curthwulf y Charlotte asiente.— Ve tú solo, no creo que pueda entrar allí otra vez. — susurra Charlotte y Curthwulf asiente.Sabiendo que no puede presionar a Charlotte, entra a la habitación donde están los rastros de una habitación desastrosa donde las cadenas con las que ataban a Ch
Una semana despuésLa búsqueda no había salido como esperaban. Nada en si estaba saliendo así. Solo habían escuchado más de lo que Curthwulf había hecho en ese mes y es que, mientras Curthwulf ignoraba que Charlotte estaba secuestrada, tres lobos alfas habían ido hasta donde estaba siguiendo su aroma y estos habían sido asesinados por Gustav sin mucha molestia.Encontrarlo, siempre era complicado, porque la habitación donde se encontraba, en realidad, era un contenedor del que solo necesitaban conectar a un camión y marcharse a cualquier lugar de suiza, donde sus rastros eran borrados por un aliado, uno que Curthwulf quería encontrar.— Señor…— Si no tienen algún dato de Gustav o quien lo ayudó en esto, pueden largarse.— La señora sigue llorando y no come. — informa Retmus.no había un solo lobo que no supiera lo que ella había soportado por la tortura que Gustav le había hecho solo por sacarle información de la manada y por ello, todos estaban atentos a lo que pasaba entre ellos.L
Los cuatro se marcharon en helicóptero hasta el aeropuerto y allí, se embarcaron en un avión que los llevaría a la ciudad de Turquía. Curthwulf, deseando pasar más tiempo con la que consideraba su familia, pensó que antes de morir, sería bueno darle calidad de tiempo.Charlotte, está pasando por un momento difícil y bastante abrumador. Lo mejor es que mantenga su mente ocupada — dice Curthwulf mentalmente.Durante el recorrido, Charlotte no piensa más que en cuanto ha cambiado su vida desde que supo de la existencia de los lobos y aunque quiere mostrarse fuerte, no es posible porque solo en ese momento que estaba asimilando lo que había experimentado, era que todo le superaba.Apenas habían llegado, cuando Charlotte, preguntó por su habitación y se marchó, aislándose nuevamente, sin darles una sola oportunidad para que conocieran el lugar o se divirtieran juntos.— ¿Cómo vamos a levantar el ánimo de mamá? ¿Hay alguna manera en que podamos hacerla sentir mejor? — pregunta Zaid y Curthw
Charlotte quería confiar, había comprobado que le importaba al ir a buscarla. Pero, seguía herida. No le era posible confiar completamente en Curthwulf o nadie. Había pasado por mucho y la verdad, era eso lo que la tenía demasiado agotada.Curthwulf notó su agotamiento y se marchó, no quería presionarla demasiado. Decepcionado por no haber podido levantar el ánimo de la mujer que amaba, salió hacia su habitación donde se sentó en su cama frustrado.— Que decepción, Curthwulf. Solo has llegado a su vida a causar dolor. — dice Curthwulf con tristeza.Observando todo lo que había pasado desde que había tomado la decisión de hacerla su esposa, se sintió muy mal al saber que Charlotte tenía razón al temer de ellos, porque básicamente eso era lo que había visto y aunque para él era normal luchar por territorios o respeto, para Charlotte, no era así.— Ha soportado mucho por mi culpa. No debí traerla a un mundo de manera abrupta. Es eso lo que la tiene así. La he dañado — dice Curthwulf angu
Tres días después Narra CharlottePocas eran las veces que era visitada por el señor Holftmann, pero, Zaid, era un pequeño que no salía de mi habitación, no sé qué se había propuesto, pero, el pequeño venia con todo tipo de juegos, que en su mayoría jugaba solo, mientras me contaba anécdotas que recuerda de su vida familiar. Lowell, si no había regresado más y aunque me preocupaba que estuviera herido, no era capaz de decirle que viniera o ir donde estaba. En mi estado, era más daño que cura y por eso, era mejor sanar, para acércame a otros.— Entonces, me pareció que sería bueno que vayamos a la playa. — dice Zaid, regresándome a la realidad.— ¿Qué has dicho, Zaid?— Tía — dice aferrándose a mi brazo — vamos a playa, por favor.— No podemos, no tengo dinero y no es bueno que le generemos más gastos a ellos. Cuando regresemos a casa con tu mamá, podremos ir a playa. Ahora no.— Pero, estamos en un nuevo país. Por favor, vayamos allá. — pide Zaid aferrándose cada vez más a mi brazos
Como lo había ordenado el señor Holftmann, nos marchamos los tres y por petición de Zaid, vamos al mar, aunque ya hemos almorzado. Algo que, sin duda, a Zaid le emociona mucho ver el mar y por ello, apenas llegamos, se desviste y corre a la orilla donde juega con las olas. Observo el lugar y cuando sonrío, los recuerdos de la última vez que estuvimos en el mar aparecen y el temor hace que mire a mi alrededor en busca de una persona sospechosa, mientras vigilo a Zaid que se encuentre bien.— Estamos seguros. Mi gente ha creado un anillo de seguridad y por eso, están alertas a las personas que deseen acercarse a nosotros — dice el señor Holftmann y yo sonrío avergonzada. — Lamento ser paranoica, pero…— No necesitas explicar, es más que normal que tú te sientas así con todo lo que ha pasado. No necesitas preocuparte por tu seguridad, yo siempre estaré pendiente de ella, mientras regreso poco a poco la vida tranquila que tenías antes de conocerme.— ¿En serio podrá ser eso posible? — p
La respuesta del señor Holftmann, se sentía bastante irreal para mí, pero, ver como tosía, me decía que no mentía. Realmente, no haber tenido sexo con él, había causado todo ese problema de salud que lo atormentaba.— No puede ser posible… — murmuro en un hilo de voz.— Esta es mi realidad, Charlotte. Los lobos somos feroces y despiadados en la guerra, pero el amor nos vuelve como campanita, donde si me rechaza la persona que he intentado conectar, solo voy a adelantar mi momento de muerte. — dice el señor Holftmann molesto y yo retrocedo, sin saber que decir.No estoy lista para esto, ni siquiera he podido superar lo que me sucede. Para estar en esto. Por lo que, no puedo ayudarlo. No puedo ayudarme siquiera yo, para ayudar a alguien más.— Esta es mi realidad, Charlotte. Estoy muriendo porque me conecte a una persona que no me quiere. No es tu culpa que, en mi mundo, un rechazo amoroso sea tan grave.— ¡Señor Holftmann! — grita Retmus corriendo hacia nosotros.— ¿Qué sucede ahora?—
Manejo rápidamente, mientras el señor Holftmann suplica que me detenga. Pero en realidad, no lo hago. He estado pasando por mucho y solo hacer algo que despeje mi mente como esto, me va a calmar.El pequeño Zaid aplaude emocionado mientras conduzco como si fuera un cohete y yo agradezco que mi hermana no esté cerca o me mataría, sonriendo genuinamente. Los recuerdos que no me dejaban mantenerme tranquila, no vienen a mi mente y yo sonrío por sentirme libre.— Si no se detiene ahora, saltaré del auto — dice el señor Holftmann y yo lo observo levemente, para darme cuenta de que esta como un gato asustadizo.— ¿Qué le sucede? Saltar desde su puesto, podría causarle daños en su cuerpo. Además, recuerde que estamos escapando de lobos y por ser muy rápidos, lo mejor es que maneje de la misma forma.— No, yo no puedo seguir así. Necesito bajarme— Tranquilo, el GPS, me dice como es la carretera que estoy por recorrer y como esto es un área que, al parecer, es poco transitada, no hay problema