Los cuatro se marcharon en helicóptero hasta el aeropuerto y allí, se embarcaron en un avión que los llevaría a la ciudad de Turquía. Curthwulf, deseando pasar más tiempo con la que consideraba su familia, pensó que antes de morir, sería bueno darle calidad de tiempo.Charlotte, está pasando por un momento difícil y bastante abrumador. Lo mejor es que mantenga su mente ocupada — dice Curthwulf mentalmente.Durante el recorrido, Charlotte no piensa más que en cuanto ha cambiado su vida desde que supo de la existencia de los lobos y aunque quiere mostrarse fuerte, no es posible porque solo en ese momento que estaba asimilando lo que había experimentado, era que todo le superaba.Apenas habían llegado, cuando Charlotte, preguntó por su habitación y se marchó, aislándose nuevamente, sin darles una sola oportunidad para que conocieran el lugar o se divirtieran juntos.— ¿Cómo vamos a levantar el ánimo de mamá? ¿Hay alguna manera en que podamos hacerla sentir mejor? — pregunta Zaid y Curthw
Charlotte quería confiar, había comprobado que le importaba al ir a buscarla. Pero, seguía herida. No le era posible confiar completamente en Curthwulf o nadie. Había pasado por mucho y la verdad, era eso lo que la tenía demasiado agotada.Curthwulf notó su agotamiento y se marchó, no quería presionarla demasiado. Decepcionado por no haber podido levantar el ánimo de la mujer que amaba, salió hacia su habitación donde se sentó en su cama frustrado.— Que decepción, Curthwulf. Solo has llegado a su vida a causar dolor. — dice Curthwulf con tristeza.Observando todo lo que había pasado desde que había tomado la decisión de hacerla su esposa, se sintió muy mal al saber que Charlotte tenía razón al temer de ellos, porque básicamente eso era lo que había visto y aunque para él era normal luchar por territorios o respeto, para Charlotte, no era así.— Ha soportado mucho por mi culpa. No debí traerla a un mundo de manera abrupta. Es eso lo que la tiene así. La he dañado — dice Curthwulf angu
Tres días después Narra CharlottePocas eran las veces que era visitada por el señor Holftmann, pero, Zaid, era un pequeño que no salía de mi habitación, no sé qué se había propuesto, pero, el pequeño venia con todo tipo de juegos, que en su mayoría jugaba solo, mientras me contaba anécdotas que recuerda de su vida familiar. Lowell, si no había regresado más y aunque me preocupaba que estuviera herido, no era capaz de decirle que viniera o ir donde estaba. En mi estado, era más daño que cura y por eso, era mejor sanar, para acércame a otros.— Entonces, me pareció que sería bueno que vayamos a la playa. — dice Zaid, regresándome a la realidad.— ¿Qué has dicho, Zaid?— Tía — dice aferrándose a mi brazo — vamos a playa, por favor.— No podemos, no tengo dinero y no es bueno que le generemos más gastos a ellos. Cuando regresemos a casa con tu mamá, podremos ir a playa. Ahora no.— Pero, estamos en un nuevo país. Por favor, vayamos allá. — pide Zaid aferrándose cada vez más a mi brazos
Como lo había ordenado el señor Holftmann, nos marchamos los tres y por petición de Zaid, vamos al mar, aunque ya hemos almorzado. Algo que, sin duda, a Zaid le emociona mucho ver el mar y por ello, apenas llegamos, se desviste y corre a la orilla donde juega con las olas. Observo el lugar y cuando sonrío, los recuerdos de la última vez que estuvimos en el mar aparecen y el temor hace que mire a mi alrededor en busca de una persona sospechosa, mientras vigilo a Zaid que se encuentre bien.— Estamos seguros. Mi gente ha creado un anillo de seguridad y por eso, están alertas a las personas que deseen acercarse a nosotros — dice el señor Holftmann y yo sonrío avergonzada. — Lamento ser paranoica, pero…— No necesitas explicar, es más que normal que tú te sientas así con todo lo que ha pasado. No necesitas preocuparte por tu seguridad, yo siempre estaré pendiente de ella, mientras regreso poco a poco la vida tranquila que tenías antes de conocerme.— ¿En serio podrá ser eso posible? — p
La respuesta del señor Holftmann, se sentía bastante irreal para mí, pero, ver como tosía, me decía que no mentía. Realmente, no haber tenido sexo con él, había causado todo ese problema de salud que lo atormentaba.— No puede ser posible… — murmuro en un hilo de voz.— Esta es mi realidad, Charlotte. Los lobos somos feroces y despiadados en la guerra, pero el amor nos vuelve como campanita, donde si me rechaza la persona que he intentado conectar, solo voy a adelantar mi momento de muerte. — dice el señor Holftmann molesto y yo retrocedo, sin saber que decir.No estoy lista para esto, ni siquiera he podido superar lo que me sucede. Para estar en esto. Por lo que, no puedo ayudarlo. No puedo ayudarme siquiera yo, para ayudar a alguien más.— Esta es mi realidad, Charlotte. Estoy muriendo porque me conecte a una persona que no me quiere. No es tu culpa que, en mi mundo, un rechazo amoroso sea tan grave.— ¡Señor Holftmann! — grita Retmus corriendo hacia nosotros.— ¿Qué sucede ahora?—
Manejo rápidamente, mientras el señor Holftmann suplica que me detenga. Pero en realidad, no lo hago. He estado pasando por mucho y solo hacer algo que despeje mi mente como esto, me va a calmar.El pequeño Zaid aplaude emocionado mientras conduzco como si fuera un cohete y yo agradezco que mi hermana no esté cerca o me mataría, sonriendo genuinamente. Los recuerdos que no me dejaban mantenerme tranquila, no vienen a mi mente y yo sonrío por sentirme libre.— Si no se detiene ahora, saltaré del auto — dice el señor Holftmann y yo lo observo levemente, para darme cuenta de que esta como un gato asustadizo.— ¿Qué le sucede? Saltar desde su puesto, podría causarle daños en su cuerpo. Además, recuerde que estamos escapando de lobos y por ser muy rápidos, lo mejor es que maneje de la misma forma.— No, yo no puedo seguir así. Necesito bajarme— Tranquilo, el GPS, me dice como es la carretera que estoy por recorrer y como esto es un área que, al parecer, es poco transitada, no hay problema
Sabía que un hombre como el señor Holftmann pesaría, su altura y musculatura, me lo decía, pero, comprobar esto por mi cuenta, hace que mis sospechas, me hagan doler el cuerpo. Bueno, en realidad es la confirmación de eso pensamientos que asustan a Zaid.— ¡Tía! — grita el pequeño que ve como por tratar de impedir que el señor Holftmann se golpee, termino siendo el amortiguador de su cuerpo.— ¡Señora! — gritan los hombres que de inmediato, me quitan el cuerpo del señor Holftmann.Al no sentir la presión que me hacia sentir su peso, recupero el aliento mientras todo mi cuerpo duele. Sin poder moverme, me ayudan a levantar de inmediato me revisan, mientras Zaid me pregunta una y otra vez si me encuentro bien.— Mamá, por favor, no mueras. Tú no puedes quedarte profundamente dormida como mi mamá o morir como mi papá — dice Zaid con lágrimas corriendo por sus mejillas y eso hace que mi corazón se encoja. — Estoy bien, cariño. Me encuentro bien — digo fingiendo que estoy bien.— ¿En seri
Quería ayudar, deseaba ayudar a la persona que tanto se ha preocupado por mí. Pero, no podía. No me sentía en la capacidad de hacerlo, pero, tampoco quería que muriera. Era algo que me tenía estresada. Habían pasado tantas cosas entre nosotros, que no podía hacerlo. Nosotros, hemos llegado a un punto que dudo, sea algo beneficioso complicar las cosas conectando con alguien que no creo poder amar.— La vida de los hombres lobos es tan complicada — comento molesta.Había tantas normas que no entendía, seguía sin estar de acuerdo en que solo la esposa del alfa pudiera tener hijos y que los demás, solo podían ser padres por medio de una adopción bastante retorcida.Pero, eso además que era preocupante, no era lo único que me preocupaba. Porque, sabía que, así como eso era horrible para mí y para ellos era normal, habría muchas cosas así que, sin duda, me superaría.Estaba en medio de un problema que no había como salir. Quería ayudar, pero no así. No podría hacerlo y sé que, si realmente