Realmente no tenía ni la más remota idea de lo que estaba haciendo y por el latir frenético de mi corazón, no podía seguir confundiéndome. Después de todo, si lo hacía, no solo podía herir los sentimientos del señor Holftmann, sino, todos los que lo rodean.— Señor Holftmann, creí que había dicho que no quería dar una opinión equivocada al ser nuestra primera cita — murmuro al sentirme demasiado bien con sus toques.Es en ese momento que él suspira profundo y a regañadientes, aceptas alejarse de mi cuello que estaba acariciando.— Tienes tanta razón, pero si seguimos con provocaciones, no podre controlarme. Soy más animal que hombre en ese aspecto y es por ello por lo que, detenerme me resulta bastante difícil. — murmura el señor Holftmann y yo trago duro.Su mirada, cargada de deseo y como se ve bien sobre mí, con las olas refrescando nuestros cuerpos, lo hacía ver demasiado bien. Pero, debía mantenerme fuerte. No podía sucumbir a los deseos carnales de mi cuerpo traidor, por algo qu
Mi cuerpo temblaba y la sonrisa de esa persona que se acercaba a nosotros, me decía que no fue sabio de mi parte, haber decidido distraerlo. Los pequeños con temor en mis brazos, me lo decía.— Intenten huir, mamá. Yo me encargaré de él. — dice Lowell en un acto de valentía y yo niego.Sonrío agradecida y le doy un beso en la frente. — No, mi amor. Quédate con tu hermano, a él es que necesito que cuides y él te va a cuidar a ti.— Mamá…— Llévese a los niños a un lugar seguro, yo haré lo posible por ganarles tiempo — digo intentando alejar a Zaid de mi cuerpo, pero él esta tan aferrado a mi cuello, que no puedo alejarlo de mí.— Señora, no es buena idea. — dice Rolf.Exacto, ¿Cómo vas a ganar tiempo si tú eres una simple humana? — pregunta mi mente, claramente preocupada de lo que mi acto de valentía, pueda causar, — Llévese a los niños. Yo me haré cargo — digo al ver como el cuerpo del señor Holftmann, flota en la superficie sin algún movimiento.Mi corazón dolía por ello, pero, er
Su mirada, completamente azul, me observa con un deseo de derramar mi sangre y su mano en mi cuello, me confirma que quiere acabar todo rápido, mientras yo intento tomar ventaja, disparando un arma que no dispara.— Caliente — susurra sonriente, mientras yo busco algo en el arma que le impida disparar. Es allí cuando me doy cuenta de que tiene un bloqueo y al quitarlo, disparo justo en el abdomen de mi atacante. Deseando acabar con él, antes que me mate, descargo el arma en su humanidad, sin sentirme mal por acabar la vida de alguien.Sin embargo, cuando creo que me va a soltar, no lo hace, sino que aprieta más fuerte, como si estuviera molesto.— Vas a morir y no sabes cuanto voy a disfrutarlo. Mucho más que cuando mate a la estúpida esposa de Curthwulf — dice y mi corazón se encoje al recordar como conocí a Lowell y su mirada cargada de dolor por ser él el asesino de su madre.— Malnacido — digo pateando sus heridas hasta que la falta de aire comienza a darme mareo.¿Es así como vo
Confundida por lo que me habían dicho, niego ante sus palabras y ello hace que, con respeto, coloquen una de sus rodillas en el suelo y con sumo respeto me saluden al unísono, tan perfectamente que se nota que lo han hecho muchas veces.— La saludamos, jefa y le agradecemos por lo que ha hecho por nosotros — dicen todos.— Yo no…— ¡Charlotte, ven rápido! — grita el señor Holftmann y yo me marcho— Nos vemos después.— Nos despedimos de usted, jefa — dicen y yo me marcho aturdida.Salgo de la casa y busco al señor Holftmann, sin embargo, es él quien me encuentra y como un simio, baja de un gran árbol aterrizando como solo los super héroes lo hacen, solo que además de verse sexy, se ve cabreado.Debe estar molesto por lo que acabe de hacer sin pensar — digo mentalmente.Pero antes de pensar algo más, su mano se acerca a mi cabello que aleja de mi cuello y con su ceño fruncido, revisa mis heridas.— ¿Te duele? — pregunta cuando toca levemente mi cuello
Narrador omnipresenteLas palabras de Lowell habían impactado con fuerza a Curthwulf, realmente, había llegado a un punto donde no podía imaginarse a Charlotte con alguien más sin sentir dolor y por ello, en sus pensamiento s no estaban que ella se quedara con alguien más.— Lowell, no seas así con tu padre. Recuerda que debes respetarlo — dice Charlotte y Curthwulf asiente.¿Quieres que te castigue, pequeño mocoso? — pregunta Curthwulf enojado.— Tu madre tiene razón,— ¿Cómo puedes ser tan grosero con tu padre? — pregunta Curthwulf.— Mamá, me está amenazando — lo acusa Lowell.Te estas ganando un castigo fuerte, Lowell — le dice Curthwulf mentalmente.— Lowell, tu padre solo está diciendo las cosas como son. Debes ser un niño respetuoso.— Pero…Si m
Tres días después.Ginebra, Suiza.La calma había regresado en la vida de los niños y Charlotte, pero Curthwulf, vivía en constante preocupación. Seguía sin saber quién era Theodora y mucho menos Gustav, por lo que, no sabía cómo relacionar el ataque que el cambia formas le había mostrado como personal.Tampoco, había una sola señal de él y saber que ese hombre había podido escaparse de una isla de la que él tenía absoluto poder, era preocupante. Porque ya había violado los dos lugares que él creía más seguros; su casa y su isla.— ¿Por qué se me quedan mirando sin decir o pensar algo? — pregunta Curthwulf molesto.— Tenemos dos problemas grandes que enfrentar y lamentablemente, se ha escuchado rumores que lobos alfas que quieren tener a la señora, están buscando la ayuda del cambia formas — anuncia Retmus en la video llamada.— ¿Por qué meterían a un hombre que no está relacionado con la disputa que tenemos?— En el tiempo de antes, según lo que escuché, había lobos alfas que se alia
Narra CharlotteLa angustia me invade por completo. El temor que lo que sucedió en el barco se repita, me preocupa y de inmediato, tomo al pequeño Zaid y angustiada, me levanto con él, lista para marcharme. Pero uno de los lobos, salta y queda frente a mí impidiendo que avance.Asustada, tomo a Lowell y con los dos pequeños, retrocedo, mientras el lobo blanco se transforma en un chico con cabello del mismo color. La sonrisa cuadrada y su aura encantadora, resulta un contraste fuerte al lobo que gruñía hace pocos segundos.— Pero mira que tenemos aquí, la hermosa chica cuyo aroma es tan… embriagador — dice respirando profundo cerca de Charlotte.— Aléjate de nosotros — digo decidida.— Vaya, sí que eres muy valiente al hablarme así, siendo solo una humana. — dice el hombre de cabello blanco, mientras intenta acercarse a mí.— Deja de jugar con ella, Corneth. Vas a asustarla — dice un lobo que se trasforma en un chico de más de dos metros.— Es que me resulta curioso, Brashley. ¿Cómo es
Sabía que ser la Luna de una manada, no debía ser fácil. No tenía punto de referencia para saber ello, pero, lo sospechaba. Después de todo, no era normal ser la esposa del lobo más fuerte de la manada y quedarse en casa a tejer.Pero, la tensión del señor Holftmann, no era algo normal. Lo que decía ese lobo era algo delicado, tan delicado que me ha mantenido en la ignorancia. Dios, más normas que asfixian.— ¿A qué te refieres? — pregunto confundida.— ¿No te lo ha dicho? — pregunta el chico en tono burlón.— ¿Qué sucede? ¿Qué no me ha dicho?— Entra a la mansión, Charlotte. Yo me haré cargo. — dice el señor Holftmann.— ¿Qué sucede, Curthwulf? ¿Tienes miedo de que se vaya con uno de nosotros después de saber la verdad?— En tus sueños pasará eso — dice el señor Holftmann y yo me alejo de su protección para ver al lobo ajeno a mi aroma.— ¿Qué es lo que no me ha dicho?— Como Luna, solo tú puedes traer nuevos miembros a la manada básicamente, en cada temporada fértil, tendrás la obli