Capítulo 11: Castigo

Los últimos días han pasado en cámara lenta. Desde que le di el cepillo de dientes a Marisella, y espero ese resultado positivo de ADN, no me he podido contactar con ella. No sé nada de esta. Lo único que sé es que Damián sigue haciendo mi vida imposible.

El último capricho de mi jefe ha sido mandarme a agrupar una pila de facturas en orden cronológico. Cabe destacar que son facturas de sus gastos personales, nada de la empresa. Los dedos me están doliendo mientras pongo el clip metálico en las facturas del mes de julio.

—¿Cómo vas con las facturas, Leonor? — pregunta burlón Damián desde su escritorio.

Es imposible ya que este hombre tenga casi un mes trabajando conmigo, teniéndome en sus narices aquí en su oficina semi secuestrada, y no sepa mi nombre. Lo hace a propósito.

—Bien. Voy por julio — digo ignorando sus ganas de buscarme pelea.

—¿Crees que llegarás a julio en esta empresa al ritmo que vamos? — me vuelve a retar.

Cuando digo que Damián es un hombre malévolo, es porque es un
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