No dormí en toda la noche, y tampoco planeo moverme del frente de la oficina del señor Rowan hasta que tenga una explicación de lo que está pasando. Es tan temprano que su oficina está cerrada, y ni su secretaria ha llegado, pero aquí estoy. Cuando su secretaria llega, se sorprende al verme. Me dirijo hacia ella.—Tengo que hablar con el señor Rowan — digo.—El señor Rowan no ha llegado todavía — menciona mientras se quita la cartera — Puedo avisarte cuando tenga un tiempo libre en su agenda.—No lo comprende. Esto es una urgencia. No puedo esperar a tener una cita — pido desesperada — Llámelo y diga que Leonora Brown quiere hablar con él.—Le dejaré un mensaje, pero no sé si lo llegué a responder. Está ocupado con los preparativos de su fiesta de cumpleaños — informa confundida con mi actitud.Lo agradezco y me quedo esperando, y esperando por Rowan. La gente va y vine con el pasar de las horas. Ni me preocupo por irle a trabajar a Damián, y él tampoco se preocupa por saber de mi pa
Hemos sido los protagonistas de la fiesta de cumpleaños de Rowan, y no hay nadie más complacido que él. No se nos ha separado en toda la noche, tal cual como si nos estuviese amenazando a los dos. A mí, ya sabía con qué me estaba extorsionando, a Damián, ya ni lo quiero saber.Pero los dos actuamos como títeres ante su plática y mentiras. Rowan es el que presume ante sus invitados que nos conocemos de mucho antes en realidad, que Damián y él compraron juntos el anillo para entregármelo. Incluso habla de cómo fue “la propuesta”. Los novios, que seriamos nosotros, sólo nos quedamos callados y atentos hacia cómo cuenta “nuestra historia”.Sonrío como lo he hecho toda la noche, aunque ante la última mentira el cuerpo de Damián se pone duro como una roca. Lo sé porque estoy sujetada de su brazo. Está a punto de estallar.—Sí, es como le digo a mi nieto — presume Rowan ante un grupo de sus invitados — Se necesita a alguien muy especial para amarnos después de todo lo que hemos hecho…Rowan
Tras una noche de pesadillas violentas sobre cómo la desgracia caía sobre nuestra familia, me levantó asustada de mi cama al escuchar los toques a la puerta. Mi cabeza me duele a más no poder, por lo que acaricio mi cien.—Pasa. Estoy despierta… — digo.Mi prima pasa con una sonrisa cansada, pero es una que se le cae al ver lo que llevo puesto. Cuando llegué no me quité el vestido de gala, ni el maquillaje, ni el peinado con una lata de fijador. Sólo me tiré en la cama y perdí el conocimiento.—¿Qué estabas haciendo anoche? ¿No te habías quedado trabajando? No me pude contactar contigo en todo el día — menciona sentándose en mi cama.—Es una historia muy larga. ¿Qué te han dicho de mi padre?Amy se emociona con ello, me da una sonrisa muy grande a pesar de que sus ojos están agotados.—Se ha acabado el tiempo para que presenten las pruebas claves. Lo van a liberar esta tarde — comunica.Un gran alivio se apodera de mí, pero es inevitable que esta presión en mi pecho siga martirizándom
Mi familia está como si nada hubiese pasado. Hay una calma tan pulcra que a mí me grita que es fingida, especialmente de parte de mi padre. Terminé quedándome un día extra para compartir con ellos, y ese pensamiento queda incrustado en mí. Si mi padre no es capaz de abrirse conmigo, quizás con mi mamá sea eso más sencillo.Justamente la puedo tener para mí sola por fin mientras está terminando de escribir en su computadora en su habitación. Toco a la puerta abierta, y ese solo toque hace que ella salte del susto.—Hija… — se toca el pecho — Me has asustado.Otro detalle raro es que mi madre no está así de calmada como mi padre. Está igual de nerviosa y extraña desde ayer. Aun con su esposo en casa y “absuelto”. No lo puede esconder con tanta maestría.—Ay mamá. ¿Cuál susto te di? ¿Qué haces? — finjo una sonrisa cuando la veo cerrar recelosa su laptop, y peinarse con nervios.—Tonterías. ¿A ti cómo te va en el trabajo? Háblame de cuáles han sido las tareas que te han asignado — ella me
Estar almorzando en el departamento de mi jefe gruñón no es donde quisiera estar. Él está en aquel extremo masticando en silencio su comida, y yo estoy en este extremo comiendo de mi plato. Ver a sus empleadas en la cocina preparando los siguientes platillos, no es lo más cómodo tampoco por el extremo silencio. Esa cocina parece una profesional por la sincronización del personal.—La comida está exquisita — elogio para romper el hielo.Damián me da una mirada de reojo y se limpia la boca.—Sí, está exquisita — responde sin ser particularmente odioso o simpático.Desde que llegamos está mira que me mira. Como si no supiese cómo tratarme o qué hacer conmigo a continuación. Yo sí sabía que hacer más o menos.—Puedo preguntarte… ¿dónde está el bebé?—¿Dónde más va a estar? Con su nana, en la habitación de arriba — responde.—¿Lo tienes viviendo contigo? — me sorprende ese hecho tan común — ¿Has llegado a hacer una conexión con él?—¿Me ves cómo alguien capaz de hacer conexiones con bebés?
El problema de mi jefe era mucho más complejo de lo que puede llegar a imaginar. Sabía que tenía problemas de ira e impulsividad, también que era un odioso de primera categoría, pero saber que sufre de una condición como esa y que nadie quiere hablar de ello, es tremendamente triste.No quiero sentir lástima por el idiota de Damián.—¿Quién pidió que esto fuera un secreto? ¿El propio Damián o Rowan? ¿No has pensado que él puede ser un peligro para sí mismo y los demás? — exijo saber.Remedios me ve como si no estuviese entendiéndola como debía hacerlo, cuando era lo contrario.—Todos los que hemos trabajado para él nos hemos ido dando cuenta, y recomendando entre nosotros no hablar de ello. La vida de nuestro jefe, no es de nuestra incumbencia. Tampoco hemos estado en peligro con el señor Damián. Más allá de un mal temperamento, él sería incapaz de dañarnos — afirma con vehemencia.—¿Si segura? Porque yo no lo estoy. ¿Cuánto llevas trabajando para él? — pregunto de brazos cruzados.—C
No he parado de reír por las sandeces que ha contado Damián, digo Dan, durante el largo rato que llevamos hablando en la cama. En resumen, me ha contado muchas historias de cómo los problemas lo buscan a él, no él a ellos. Aunque por sus comportamientos no estaría del todo de acuerdo con éste.—Ese fue el tercer strike. Desde allí no me han dejado salir de esta prisión. ¿Por qué? ¿Quién no tiene sus desencuentros con la policía? ¿No estamos en un país que aboga por nuestras libertades? — se queja.—¿Negarte a dar tus documentos a la policía y creer que estabas en una película de carreras? ¿A eso se le puede llamar un tipo de libertad? — más me quejo yo.Él hace un sonido de cansancio extremo. Y yo sólo puedo quedar cautivada por sus expresiones. ¿Es posible parecer más joven de lo que eres por cómo gesticulas tu rostro? He analizado su cuerpo, se ve tan relajado, nada tenso y sonriente.—¿Pero qué mal estaba haciendo yo, princesa? ¿Has ido a mi closet? ¡Tengo como mil de estos relojes
¿Quién diría que estaría acompañada de mi jefe amargado en un banco de este famoso parque? ¿Comiendo ambos cannolis y bombolinis rellenos? Sólo, que no es él por completo. Los dos devoramos los dulces italianos con gusto.—Esto está mundial. Prometo que te pagaré lo que gastaste. Cuando me paguen, lo haré. Estoy quebrado — asegura.Me tengo que reír por el disparate que acaba de decir. Damián Goldstein no está quebrado ni a los golpes. Le sigo el juego.—¿Seguro que lo estás? He visto donde vives, y cómo vistes.Él rueda los ojos.—Lo sé, lo sé — menciona y muerde de su bombolini — Pero es un problema usar tarjetas. Todas tienen un montón de claves raras. ¿Viste todas las claves que tuve que introducir para salir?No me extrañaría que Damián tomase medidas de seguridad extra para proteger sus finanzas de su otra personalidad. Para nada.—¿Cómo sabías las contraseñas para salir del edificio de ser así?—Soy bueno reteniendo información — se toca la frente — Pregúntame lo que sea me hay