Ni puedo cerrar los ojos ante el beso que me está dando Damián. Este tampoco es que dure mucho, el abogado se mete entre nosotros para separarnos. Recibimos muchas miradas desaprobatorias y otras de burla de los policías que vienen y van.—No es un momento adecuado para esto Dan — dice el abogado.—Sí, sí, sí. Me debo comportar mejor — responde él en una burla animada.Después hace otra cosa que me desconcierta, enlaza su mano con la mía. Al ver esta extraña conexión frunzo mi ceño y subo el rostro para verlo, él más me sonríe.—Vamos al auto, se está haciendo tarde — pide el hombre empujando con su mano en la espalda a Damián.Él no se impacienta, ni molesta por el contacto. Avanza arrastrándome a mí mientras estamos tomados de la mano. Cuando nos acercamos al auto del abogado, Damián se apresura a abrirme la puerta del asiento trasero. Me monto en éste en un estado absoluto de desconcierto, que se prolonga al Damián sentarse a mi lado, no en el puesto de copiloto como suponía haría.
Doy un buen mordisco al croissant que estoy desayunando mientras camino al lado de Amy. Hoy a las dos nos dio pereza hacer desayuno, y lo compramos en su lugar. —La comida casera está sobrevalorada — afirmo — Deberíamos comer de este restaurante, todas las mañanas.—Qué no te escuché mi mamá. Es la hater número uno de las harinas — bromea Amy — Si cuando le dije que me mudaría a América casi le da un ataque al corazón, al saber que soy amante de la bollería, le da el segundo.Me río con la boca llena de comida. Nos falta una calle para llegar al trabajo.—¿No me vas a decir qué le pasó el jefe ayer? ¿Por qué llegaste a esas horas? — cuestiona ella.—Si tienes dos millones para pagar la sanción del contrato de confidencialidad extra que me hicieron firmar ayer, te puedo dar todos los detalles — expreso.—¿¡DOS MILLONES!? ¡Es una cantidad absurda! ¿Qué pudiste ver para que te lo hicieran firmar? — exclama asombrada.Estoy de acuerdo con Amy, es una cantidad absurda y sospechosa. Pero
La desesperación no me deja razonar muy bien. Pido más explicaciones a mi hermana, pero la llamada se corta. Vuelvo a marcar a esta, y no me contesta. Cambio el piso al que quiero ir, y me encamino al puesto de trabajo de Amy para pedirle que me ayude a saber qué pasa.Al caminar hacia éste, no puedo pedirle ayuda porque está de espalda charlando con alguien al celular. El resto de los empleados, están yéndose o preparando para salir de su trabajo.—Sí tía. La cuidaré, no dejaré que cometa una locura — habla Amy.Me doy cuenta de inmediato que está hablando con mi madre. Al voltearse Amy, ella se da cuenta que sé lo de mi padre.—¿Quién te lo contó? — pregunta ella preocupada bajando el celular.—¿Quién me lo contó? ¡¿Es lo que más te preocupa?! — exclamo.Amy ve a los lados para asegurarse de que nadie nos escuche. Se acerca mucho a mí para charlar en el mayor silencio posible.—Escucha bien, no tienes que perder la calma. Si perdemos la calma, lo perdemos todo.—¿Cómo no quieres que
No dormí en toda la noche, y tampoco planeo moverme del frente de la oficina del señor Rowan hasta que tenga una explicación de lo que está pasando. Es tan temprano que su oficina está cerrada, y ni su secretaria ha llegado, pero aquí estoy. Cuando su secretaria llega, se sorprende al verme. Me dirijo hacia ella.—Tengo que hablar con el señor Rowan — digo.—El señor Rowan no ha llegado todavía — menciona mientras se quita la cartera — Puedo avisarte cuando tenga un tiempo libre en su agenda.—No lo comprende. Esto es una urgencia. No puedo esperar a tener una cita — pido desesperada — Llámelo y diga que Leonora Brown quiere hablar con él.—Le dejaré un mensaje, pero no sé si lo llegué a responder. Está ocupado con los preparativos de su fiesta de cumpleaños — informa confundida con mi actitud.Lo agradezco y me quedo esperando, y esperando por Rowan. La gente va y vine con el pasar de las horas. Ni me preocupo por irle a trabajar a Damián, y él tampoco se preocupa por saber de mi pa
Hemos sido los protagonistas de la fiesta de cumpleaños de Rowan, y no hay nadie más complacido que él. No se nos ha separado en toda la noche, tal cual como si nos estuviese amenazando a los dos. A mí, ya sabía con qué me estaba extorsionando, a Damián, ya ni lo quiero saber.Pero los dos actuamos como títeres ante su plática y mentiras. Rowan es el que presume ante sus invitados que nos conocemos de mucho antes en realidad, que Damián y él compraron juntos el anillo para entregármelo. Incluso habla de cómo fue “la propuesta”. Los novios, que seriamos nosotros, sólo nos quedamos callados y atentos hacia cómo cuenta “nuestra historia”.Sonrío como lo he hecho toda la noche, aunque ante la última mentira el cuerpo de Damián se pone duro como una roca. Lo sé porque estoy sujetada de su brazo. Está a punto de estallar.—Sí, es como le digo a mi nieto — presume Rowan ante un grupo de sus invitados — Se necesita a alguien muy especial para amarnos después de todo lo que hemos hecho…Rowan
Tras una noche de pesadillas violentas sobre cómo la desgracia caía sobre nuestra familia, me levantó asustada de mi cama al escuchar los toques a la puerta. Mi cabeza me duele a más no poder, por lo que acaricio mi cien.—Pasa. Estoy despierta… — digo.Mi prima pasa con una sonrisa cansada, pero es una que se le cae al ver lo que llevo puesto. Cuando llegué no me quité el vestido de gala, ni el maquillaje, ni el peinado con una lata de fijador. Sólo me tiré en la cama y perdí el conocimiento.—¿Qué estabas haciendo anoche? ¿No te habías quedado trabajando? No me pude contactar contigo en todo el día — menciona sentándose en mi cama.—Es una historia muy larga. ¿Qué te han dicho de mi padre?Amy se emociona con ello, me da una sonrisa muy grande a pesar de que sus ojos están agotados.—Se ha acabado el tiempo para que presenten las pruebas claves. Lo van a liberar esta tarde — comunica.Un gran alivio se apodera de mí, pero es inevitable que esta presión en mi pecho siga martirizándom
Mi familia está como si nada hubiese pasado. Hay una calma tan pulcra que a mí me grita que es fingida, especialmente de parte de mi padre. Terminé quedándome un día extra para compartir con ellos, y ese pensamiento queda incrustado en mí. Si mi padre no es capaz de abrirse conmigo, quizás con mi mamá sea eso más sencillo.Justamente la puedo tener para mí sola por fin mientras está terminando de escribir en su computadora en su habitación. Toco a la puerta abierta, y ese solo toque hace que ella salte del susto.—Hija… — se toca el pecho — Me has asustado.Otro detalle raro es que mi madre no está así de calmada como mi padre. Está igual de nerviosa y extraña desde ayer. Aun con su esposo en casa y “absuelto”. No lo puede esconder con tanta maestría.—Ay mamá. ¿Cuál susto te di? ¿Qué haces? — finjo una sonrisa cuando la veo cerrar recelosa su laptop, y peinarse con nervios.—Tonterías. ¿A ti cómo te va en el trabajo? Háblame de cuáles han sido las tareas que te han asignado — ella me
Estar almorzando en el departamento de mi jefe gruñón no es donde quisiera estar. Él está en aquel extremo masticando en silencio su comida, y yo estoy en este extremo comiendo de mi plato. Ver a sus empleadas en la cocina preparando los siguientes platillos, no es lo más cómodo tampoco por el extremo silencio. Esa cocina parece una profesional por la sincronización del personal.—La comida está exquisita — elogio para romper el hielo.Damián me da una mirada de reojo y se limpia la boca.—Sí, está exquisita — responde sin ser particularmente odioso o simpático.Desde que llegamos está mira que me mira. Como si no supiese cómo tratarme o qué hacer conmigo a continuación. Yo sí sabía que hacer más o menos.—Puedo preguntarte… ¿dónde está el bebé?—¿Dónde más va a estar? Con su nana, en la habitación de arriba — responde.—¿Lo tienes viviendo contigo? — me sorprende ese hecho tan común — ¿Has llegado a hacer una conexión con él?—¿Me ves cómo alguien capaz de hacer conexiones con bebés?