Allison suspiró profundamente y se pasó la mano por la cabeza, tratando de calmar las emociones que la invadían. Frente a ella, Rocío, con su mirada penetrante, parecía explorar más allá de lo visible, como si tratara de leer los secretos ocultos detrás de esos ojos inquietos. —Está bien, admito que soy alguien nuevo en la vida de Dante, alguien que entró por un extraño motivo en esta casa —dijo Allison, con voz queda pero clara. Rocío, impulsada por su curiosidad y su talento innato para ver más allá de lo aparente, se levantó de la silla y fijó su mirada en los ojos de Allison. Los ojos de Rocío no eran comunes; eran espejos del alma capaces de reflejar los hilos futuros que tejían el destino de quienes los cruzaban. Mientras seguía observando, vio destellos de felicidad al final de un túnel sinuoso, un rayo de luz en un camino que escondía más sombras de las que Allison podía imaginar. Allison notó el cambio en la expresión de Rocío, que permanecía fija y profunda, y sintió un l
—Querido mío, es solamente una pregunta sencilla, no creo que vayas a presión por responder algo mínimo, como saber por qué Dante es tan difícil de llevar, no creo que eso sea un delito —replicó ella con naturalidad mientras jugueteaba con la taza de café. Observó cómo Nathaniel fruncía el ceño, consciente de que el interrogante era, si bien no delito, un acertijo complicado cuando Dante era el tema. El hombre soltó un suspiro, sopesando las palabras antes de liberarlas al aire cargado de expectativas de Karrie.—Él es así porque perdió un familiar no hace mucho, y está pasando su luto. Él es así cuando fallece un familiar de él —explicó Nathaniel, sabiendo que su respuesta no calmaría la curiosidad de Karrie, quien impaciente tamborileaba los dedos contra la mesa. Con un gesto de asentimiento, disimuló su descontento pero mentalmente lo agregó a su lista negra, tachando el nombre de Nathaniel con un trazo invisible. —¡Un familiar! —exclamó, teatralizando una conmiseración que no sen
—Mujer, ¿no te vas a cansar? —inquirió Ámbar con una presunción que resultaba innegable. Ella era hermosa, una belleza tan impactante como enigmática, aunque su esencia contrastara con la inocencia que solía emanar su hermana, Allison. Brittany se levantó, enfrentándose a la provocativa Ámbar con firmeza. —Retírate del estudio ahora mismo —ordenó, su voz firme y autoritaria, aunque a Ámbar solo le arrancó una nueva risa despectiva.—No, no lo haré. Ya deja al pobre hombre en paz —dijo Ámbar con desdén juguetón —. ¿Quién va a perder su tiempo con una mocosa como Allison? ¿Acaso no ves que el Señor Parker es un hombre de negocios importante? Bien podría tener tantas mujeres como desee. Y dime, Dante, ¿cómo va a fijarse en alguien tan ingenua como mi hermana? Dante observó a Ámbar con una mezcla de intriga y análisis. Sabía perfectamente cuán diferente era Allison de su hermana mayor, y no podía evitar reconocer que, a su modo, Allison emanaba una sinceridad y dulzura que Ámbar transfo
Horas más tarde, Rocío y Allison habían terminado de preparar la cena con esmero. Ambas se movían con habilidad por la cocina, intentando que la comida quedara perfecta para la hora de comer. A pesar de la sencillez del menú, sus esfuerzos estaban llenos de dedicación. Allison, en particular, estaba emocionada de preparar un omelet de jamón y queso que su padre le había enseñado a cocinar cuando aún vivía.—Se ve deliciosa —susurró Rocío, mientras extendía una mano tentadora hacia el omelet humeante que parecía llamar su nombre. Sin embargo, Allison fue rápida en su movimiento, dio un pequeño golpe con la espátula en la mano de Rocío y la miró con una expresión tranquila pero definitivamente recelosa.—Deja —respondió Allison, entrecerrando los ojos—. Puedes meterte con cualquier cosa en esta mesa, pero no con mi omelet —dijo con una seriedad que no admitía discusión alguna.En ese preciso momento, Dante, con la mente aún nublada por los eventos ocurridos más temprano en la mansión Sw
Minutos más tarde, fue la voz de Rocío la que llenó la habitación, resquebrajando el sueño de Allison. Rocío, siempre puntual y llena de energía, se acercó a Allison con una sonrisa. —¿Rocío? —murmuró Allison somnolienta, aún refugiada bajo las suaves sábanas de algodón. Con un suspiro entre soñador y exasperado, trató de ignorar la sacudida del día que venía. —Es hora de levantarse, dormilona —sonrió Rocío, con la frescura de quien lleva horas despierta. Allison resopló, pero no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa en señal de rendición. Se incorporó lentamente, notando cómo el edredón se deslizaba a un lado, hábilmente doblado por su amiga. —Si no fueras mi amiga, ya te hubiera sacado de aquí hace rato —bromeó Allison, mientras sus pies tocaban el frío suelo. Rocío rió, esa risa cristalina que siempre iluminaba sus arduas jornadas. —Menos mal que lo soy, porque de lo contrario, tus amenazas tendrían peso —rió, sacudiendo la cabeza. Allison se dirigió al baño, pensando en lo
—¿De verdad crees que soy amiga de Allison por su dinero? ¿No es absurdo? No soy su amiga por su riqueza —replicó Grace, con voz firme y mirada firme. Palmer se rió entre dientes, un sonido carente de humor. —¡Por tu culpa, todos los de este club estamos metidos en este lío! Si no hubieras elegido ayudar a esa maldita idiota, ahora estaríamos bien —escupió Palmer, con su furia apenas contenida. Grace suspiró, comprendiendo la fuente de la ira de Palmer. Celos, crudos y no disimulados. —¿Te duele que hayan encontrado un mejor reemplazo? Porque aunque Allison es una "niña", como dices, sabía cómo manejar a ese hombre. Ella sabe cómo complacerlo en la cama —afirmó Grace, con una sutil sonrisa en los labios. Observó cómo el rostro de Palmer se sonrojaba de rabia. Palmer se abalanzó hacia delante, apuntando a Grace para abofetearla, pero dos corpulentos guardias de seguridad se materializaron, con sus armas desenvainadas, interceptando rápidamente el ataque. La escena se congeló, en ese
—No sé si estoy loca o celosa —dijo con un bufido, sintiendo que las palabras flotaban pesadas entre ambas. Allison, con el semblante sereno, envolvió a su amiga en un cálido abrazo. Sabía que Rocío era más que una amiga; era parte de su familia, una hermana.—Tú también eres parte de mi familia, Rocío —respondió Allison, apretándola con fuerza.Después de unos momentos de silencio compartido, ambas decidieron dirigirse a la habitación para distraerse con una película. Querían dejar sus preocupaciones a un lado, aunque sea por un rato. La oscuridad de la habitación les pareció el refugio perfecto, y en poco tiempo, se sumergieron en el entramado de una historia que las mantenía al borde del asiento.Una hora más tarde, cuando la tensión de la película había alcanzado su punto álgido, Dante, intrigado por el silencio, subió sigilosamente las escaleras. Al abrir la puerta, la luz iluminó la habitación de golpe, provocando un grito al unísono de las mujeres que miraban absortas la pantal
—Ahora, ¿qué quieres, Amador? —respondió con cierto fastidio al notar la cercanía de su hermano. Sus ojos expresaban impaciencia, aunque también cierto desafío. —Dime qué sucedió contigo y Giuseppe, ¿por qué salió con la mejilla golpeada? —inquirió Amador. Sabía que la pregunta podría desatar la ira de su hermana, pero no podía simplemente ignorar lo que había presenciado. Ámbar, cruzando los brazos y mostrando una expresión de indiferencia, respondió. —Hermano mío, el muy imbécil se quiso pasar de listo conmigo y yo solo me estaba defendiendo —mintió Ámbar descaradamente mientras Amador la observaba con una ceja alzada, una mueca de incredulidad dibujada en su rostro. —No te creo, Ámbar. Te conozco demasiado bien como para caer en tus engaños. Sé que lo hiciste a propósito. Giuseppe es amigo de Alessandro, y ambos son nuestra mejor apuesta para evitar que la vieja Regina nos deje sin nada. Despierta, Ámbar, pronto nos echarán de aquí, y terminaremos en la calle. Tienes que disculp