En el hospital, Regina yacía acostada su salud se deterioraba con cada momento que pasaba. Brittany, su fiel asistente, observaba con preocupación cómo su jefa miraba por la ventana, con un profundo suspiro escapando de sus labios. Los ojos de Brittany se llenaron de una mezcla de tristeza y determinación mientras luchaba con el peso de una verdad no dicha. Sabía que no podía cargar a Regina con el conocimiento de que Allison, su amada nieta, había caído bajo la siniestra influencia de Dante Parker, un hombre cuyo solo nombre le provocaba escalofríos en la columna vertebral. —Buenas tardes, señora Regina —pronunció Brittany, con voz suave mientras se acercaba a su jefa. La mirada de Regina se desvió hacia ella, con un destello de preocupación evidente en sus ojos cansados. —¿Alguna novedad? —preguntó, con voz frágil. Brittany respiró profundamente, su actitud era seria y tranquilizadora a la vez. —Nada todavía, pero he estado visitando la mansión Swift regularmente —respondió—. S
—Discutiremos esto mañana, señorita Durand. Por favor, informe a mi asistente en consecuencia —dijo secamente. Mientras colgaba, dejó escapar un profundo suspiro. ¡Maldita sea Merav! Juro que la mataré cuando llegue a la oficina mañana -exclamó Dante, con la voz cargada de furia gélida. Rocío y Allison intercambiaron miradas de sorpresa. —¿Ves? Te lo dije. No seré la única que salga viva de este lugar —murmuró Rocío, con una mirada de preocupación grabada en su rostro. Allison frunció el ceño, su curiosidad despertó. —¿Quién es Merav? —preguntó, con voz seria. Rocío suspiró profundamente, su mente se remontaba a los acontecimientos del pasado. —Es la asistente de Dante, una completa cabeza hueca que constantemente arruina su trabajo. Y lo peor de todo, está perdidamente enamorada del tipo de Recursos Inhumanos —susurró, sus palabras destilando desdén. Allison enarcó una ceja, una leve sonrisa burlona jugando en sus labios. —¿Recursos Inumanos? —preguntó, su voz llena de divert
La inocencia de Allison y su rostro que ahora reflejaba una mezcla de sorpresa y culpabilidad eran un recordatorio constante de por qué había caído tan profundamente enamorado de ella. —No te preocupes —respondió Dante con ternura—. Sé que no fue tu intención hacerlo. Solo dime cuando algo no ande bien; esa no es la manera más correcta de hacer las cosas. Allison sonrió levemente, su corazón reconfortado por la comprensión de Dante. Él la tomó entre sus brazos, y en un gesto espontáneo que ni siquiera él sabía que podía hacer, comenzó a acariciar su cabello. La llevó hacia la cama y con un cepillo que encontró en el tocador, comenzó a peinarla. Era la primera vez que Dante hacía algo así, pero Allison lo había llevado sin darse cuenta a un terreno donde las acciones hablaban más que las palabras. Cada movimiento se llenaba de significado, de una promesa silenciosa de cambio y de compenetración. —¡Mira las cosas que me haces hacer, Allison, pequeña traviesa! —exclamó Dante con
Allison suspiró profundamente y se pasó la mano por la cabeza, tratando de calmar las emociones que la invadían. Frente a ella, Rocío, con su mirada penetrante, parecía explorar más allá de lo visible, como si tratara de leer los secretos ocultos detrás de esos ojos inquietos. —Está bien, admito que soy alguien nuevo en la vida de Dante, alguien que entró por un extraño motivo en esta casa —dijo Allison, con voz queda pero clara. Rocío, impulsada por su curiosidad y su talento innato para ver más allá de lo aparente, se levantó de la silla y fijó su mirada en los ojos de Allison. Los ojos de Rocío no eran comunes; eran espejos del alma capaces de reflejar los hilos futuros que tejían el destino de quienes los cruzaban. Mientras seguía observando, vio destellos de felicidad al final de un túnel sinuoso, un rayo de luz en un camino que escondía más sombras de las que Allison podía imaginar. Allison notó el cambio en la expresión de Rocío, que permanecía fija y profunda, y sintió un l
—Querido mío, es solamente una pregunta sencilla, no creo que vayas a presión por responder algo mínimo, como saber por qué Dante es tan difícil de llevar, no creo que eso sea un delito —replicó ella con naturalidad mientras jugueteaba con la taza de café. Observó cómo Nathaniel fruncía el ceño, consciente de que el interrogante era, si bien no delito, un acertijo complicado cuando Dante era el tema. El hombre soltó un suspiro, sopesando las palabras antes de liberarlas al aire cargado de expectativas de Karrie.—Él es así porque perdió un familiar no hace mucho, y está pasando su luto. Él es así cuando fallece un familiar de él —explicó Nathaniel, sabiendo que su respuesta no calmaría la curiosidad de Karrie, quien impaciente tamborileaba los dedos contra la mesa. Con un gesto de asentimiento, disimuló su descontento pero mentalmente lo agregó a su lista negra, tachando el nombre de Nathaniel con un trazo invisible. —¡Un familiar! —exclamó, teatralizando una conmiseración que no sen
—Mujer, ¿no te vas a cansar? —inquirió Ámbar con una presunción que resultaba innegable. Ella era hermosa, una belleza tan impactante como enigmática, aunque su esencia contrastara con la inocencia que solía emanar su hermana, Allison. Brittany se levantó, enfrentándose a la provocativa Ámbar con firmeza. —Retírate del estudio ahora mismo —ordenó, su voz firme y autoritaria, aunque a Ámbar solo le arrancó una nueva risa despectiva.—No, no lo haré. Ya deja al pobre hombre en paz —dijo Ámbar con desdén juguetón —. ¿Quién va a perder su tiempo con una mocosa como Allison? ¿Acaso no ves que el Señor Parker es un hombre de negocios importante? Bien podría tener tantas mujeres como desee. Y dime, Dante, ¿cómo va a fijarse en alguien tan ingenua como mi hermana? Dante observó a Ámbar con una mezcla de intriga y análisis. Sabía perfectamente cuán diferente era Allison de su hermana mayor, y no podía evitar reconocer que, a su modo, Allison emanaba una sinceridad y dulzura que Ámbar transfo
Horas más tarde, Rocío y Allison habían terminado de preparar la cena con esmero. Ambas se movían con habilidad por la cocina, intentando que la comida quedara perfecta para la hora de comer. A pesar de la sencillez del menú, sus esfuerzos estaban llenos de dedicación. Allison, en particular, estaba emocionada de preparar un omelet de jamón y queso que su padre le había enseñado a cocinar cuando aún vivía.—Se ve deliciosa —susurró Rocío, mientras extendía una mano tentadora hacia el omelet humeante que parecía llamar su nombre. Sin embargo, Allison fue rápida en su movimiento, dio un pequeño golpe con la espátula en la mano de Rocío y la miró con una expresión tranquila pero definitivamente recelosa.—Deja —respondió Allison, entrecerrando los ojos—. Puedes meterte con cualquier cosa en esta mesa, pero no con mi omelet —dijo con una seriedad que no admitía discusión alguna.En ese preciso momento, Dante, con la mente aún nublada por los eventos ocurridos más temprano en la mansión Sw
Minutos más tarde, fue la voz de Rocío la que llenó la habitación, resquebrajando el sueño de Allison. Rocío, siempre puntual y llena de energía, se acercó a Allison con una sonrisa. —¿Rocío? —murmuró Allison somnolienta, aún refugiada bajo las suaves sábanas de algodón. Con un suspiro entre soñador y exasperado, trató de ignorar la sacudida del día que venía. —Es hora de levantarse, dormilona —sonrió Rocío, con la frescura de quien lleva horas despierta. Allison resopló, pero no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa en señal de rendición. Se incorporó lentamente, notando cómo el edredón se deslizaba a un lado, hábilmente doblado por su amiga. —Si no fueras mi amiga, ya te hubiera sacado de aquí hace rato —bromeó Allison, mientras sus pies tocaban el frío suelo. Rocío rió, esa risa cristalina que siempre iluminaba sus arduas jornadas. —Menos mal que lo soy, porque de lo contrario, tus amenazas tendrían peso —rió, sacudiendo la cabeza. Allison se dirigió al baño, pensando en lo