Nerea abordó la lujosa camioneta negra en compañía de su marido. Él se concentró en una llamada del trabajo, ella en mirar por la ventanilla mientras el vehículo se ponía en marcha.La hembra alfa trataba de apaciguar la culpa, después de todo… ¿cómo iba a saber que aquella inocente conversación podría ser el presagio de algo terrible?Cornelia no había dicho nada que, probablemente, muchos no pensaran; incluida Nerea en algún momento de su juventud. Sólo fue una plática inocente; sin embargo, la hembra alfa supo que la subestimó como de seguro todos hacían y la consideraron sólo una loba guapa, olvidaron la gran científica que era.Las imágenes volvieron solas a aquella tarde en la mansión; tenía tanto tiempo. Gianna existía, pero lejos de ellos y hacía mucho que ni siquiera la veían o reparaban en ella. Nerea, como madre, siempre notó que su hijo tuvo un interés particular en la omega, pero que no se acercaba por la diferencia en jerarquías; nunca creyó que tuviera que preocuparse
Por la noche, Gianna estaba recuperada de sus heridas, pero el agotamiento no se iba. Creía que jamás se había sentido tan casada en su vida y hasta abandonar el sofá, para ir por agua, le parecía la tarea más titánica a la que se había enfrentado.Darragh se adelantó y fue primero por el agua, el vínculo cada vez era más cómodo entre ellos; sólo fluía. Gianna agradeció con una sonrisa, bebió un sorbo y escuchó el susurro de Beth, sentada a su lado.—¿Qué? —preguntó Gia.—Es que me encanta verlos juntos. —Volvió a suspirar la loba rubia—. Y tú, vaya, te ves tan chiquita y frágil pero dejaste sin un ojo a Cornelia.Gianna casi escupió el agua por la repentina risa que le ocasionó el comentario y el tonito ilusionado de su amiga, pero logró contenerse. Aleksi, en el otro sofá con Darragh, esbozó una sonrisa divertida.—Es probable que su ojo ya se encuentre bien —dijo Gia.—Lo cual es una verdadera lástima —agregó Beth—. Ya me desagradaba y pues es obvio que es el enemigo, pero, además
El anochecer bañaba las transitadas calles de Manhattan.Darragh iba en el asiento del copiloto en la camioneta mientras Aleksi conducía. No le gustaba que su hermano mediano fuera al volante de su preciado vehículo, pero Harry se había quedado a cuidar a Gianna y Beth porque su Luna se sentía muy agotada. Él no era tonto, quizá un poco despistado a ingenuo en temas del «amor», pero su relación con Gianna lo había «sensibilizado» o eso quería creer. No se opuso a Aleksi como chofer porque notó que el lobo necesitaba algo para distraerse, ya que reconoció perfectamente su incomodidad cuando ordenó a Harry quedarse en el penthouse con las lobas, en específico con Beth; supuso que al conducir se distraería en algo más que en pensar qué hacían Beth y Harry.—Es un alivio que William esta vez eligió un hotel, no una fábrica abandonada en medio de la nada —dijo Darragh.«Mhm», fue toda la respuesta de Aleksi.Darragh lo miró de soslayo.«¿Estás bien?».—Sí.El futuro alfa enarcó ambas ceja
Los lobos se mantuvieron tensos ante el espectáculo de William bebiendo de la indefensa mucama. No la iba a matar, era evidente, pero no quitaba lo grotesco y desagradable.William puso los ojos en blanco. Los lobos ante él podían cerrar por completo su mente, pero sus expresiones eran un par de libros abiertos.El vampiro retiró los colmillos del cuello de la mujer, se pinchó el dedo con uno de éstos y colocó la sangre sobre las incisiones que acababa de hacer. Entonces dijo algo en una lengua extraña y las tres mucamas se marcharon sin decir más.—¿Cómo pueden entenderte? —inquirió Aleksi cuando se encontraron a solas.—Es magia —bromeó el vampiro. Los lobos entendieron que no revelaría el secreto—. ¿Está bien el whisky?—¿Qué descubriste? —inquirió Darragh; quería conocer de una vez por todas la magnitud del enemigo.William sonrió, hizo un asentimiento y se incorporó para dirigirse al minibar por su propio whisky. Aleksi bebió un poco para tragar esa horrible «corazonada» que habí
—Aleksi, hola —saludó Beth con tono nervioso, pero el lobo no contestó—. ¿Estás ahí?Aleksi tragó duro. El semáforo pasó a verde. El lobo avanzó en la camioneta y, tras aclararse la voz, habló:—Hola, Elizabeth, ¿sucede algo?—No, no, nada, todo está bien. —Se apresuró a responder—. Darragh nos ha contado muy rápidamente sobre lo que hablaron con William, me parece terrible.—Lo es, pero… encontraremos la forma de defendernos, no tienes que preocuparte.—Gracias —musitó ella—. O sea, igual debo entrenar un poco, creo, no sé, ¿debería?—Siempre es bueno saber pelear, pero puedo defenderte.Aleksi se mordió la punta de la lengua, ¿en serio dijo eso? Parecía un lobo faldero, ¡hasta se imaginó del tamaño de un perrito chihuahua corriendo alrededor de Beth!Beth demoró en responder. Aleksi quería pisar el acelerador y conducir hasta Groenlandia para escapar de la vergüenza, no podía saber que, al otro lado de la línea, Beth parecía más un tomate que un licántropo.—Oh, gracias, de nuevo, sí
—¡Te extrañé mucho, amor! —exclamó la misteriosa mujer ante un desconcertado Aleksi.La mujer se apresuró hasta él, tiró de su mano y señaló la habitación. El lobo estaba congelado.»Te tengo preparada una sorpresa muy mojada, ¿quieres ver?«Oh, carajo», pensó Aleksi.—Beth, no…Pero Beth colgó sin pensarlo dos veces.¡No podía ser posible! ¡¿Por qué esa mujer estaba en su casa?! ¡Es decir! Claro que sabía por qué estaba en su casa, formaba parte de su equipo de seguridad y a veces se acostaban, ¡¿pero por qué en lencería?! ¡¿Por qué en ese preciso momento?!¡¿Por qué estaba gritando «amor»?!Aleksi se zafó del agarre de la mujer y se apresuró a escribir un mensaje a Beth.Aleksi: No es lo que piensas.Beth: No quiero causarte problemas con tu novia.Aleksi: Ella no es mi novia. No tengo novia.Beth: Y ahora la niegas, qué horror.Y, como buena loba orgullosa, procedió a bloquearlo de su celular y probablemente hasta de su vida.Aleksi dejó caer la quijada. Él sabía Muay Thai, pero no
Beth depositó un beso suave en la mejilla de Harry, se apartó y esbozó una sonrisa tímida. Era todo lo que se atrevía a hacer, aunque quisiera mucho más. En primera porque sólo eran amigos, no estaba demasiado segura de lo que sentía y todavía le dolía saber de la novia de Aleksi.—Gracias, buenas noches —musitó ella y rompió todo contacto para abrir la puerta.Harry reaccionó y se apresuró a salir de la camioneta para correr a ayudarla a bajar.Beth salió del automóvil con el agarre fuerte de Harry en su mano, levantó la mirada y agradeció con otra sonrisa.Entonces Harry tomó otra decisión. Si lo castigaban con latigazos, que valiera la pena, que fuera por robarle un beso a una mujer como Beth.Harry soltó la mano de Beth, sujetó con delicadeza su rostro. Ella supo lo que pasaría, que podía detenerlo, pero… quería que sucediera, así que cerró los ojos. Harry aceptó la invitación y sus labios acariciaron los de ella en un beso sutil que revolvió cada rincón en el cuerpo de Beth. La
Darragh no rompió el vínculo visual cuando lamió a su Luna en medio de los pliegues humedecidos por la excitación. Ella se aferró al sofá con una mano hasta que sus garras —que ni supo cuándo se asomaron— se enterraron en el mueble; con la otra aprovechó abrir el sujetador que tenía el broche en el medio y sus pechos rebotaron con el movimiento.El lobo la encontraba hermosa, cada noche más bella que la anterior. Su erección dolía de lo apretujada que estaba en el interior de su pantalón, pero no quería perder ni un segundo de las reacciones de su Luna y de darle todo el placer que pudiera para ayudarla a relajarse; eso implicaba concentrarse por completo en besarla en ese sitio que nadie había tocado nunca, penetrarla con la lengua, los dedos, chuparla, besarla y no parar hasta verla arquearse de placer en el sofá como si fuera a desmayarse. Su vínculo intensificaba las sensaciones. Darragh era capaz de sentir sobre su piel lo mucho que disfrutaba Gianna, había aprendido exactamente