Capítulo 31

Cornelia se recargó en el escritorio del estudio. Darragh caminó hasta la ventana y observó la luz encendida en la habitación de Gianna; se encontraban al otro lado de la mansión.

—Toma —dijo ella y extendió el sobre.

Darragh se apartó de la ventana para tomarlo.

Cornelia ocupó el sitio del lobo al lado de la ventana y arrugó el ceño cuando notó que la única ventana con la luz encendida era la de Gianna, ¿acaso su ex prometido estaba mirando hacia allá y pensando en ella?

El lobo abrió rápido el sobre, desdobló la carta y leyó en silencio.

Todos sus miedos se esfumaron; de pronto sintió una enorme paz y quiso hasta sonreír, pero se controló.

Su mayor miedo no era verdad.

—Todo está en orden —reconoció él—. Los dos somos fértiles… Podemos tener descendencia.

—Sí, así es —murmuró Cornelia y volvió a mirarlo—. No entiendo por qué no pude embarazarme antes.

Darragh volvió a guardar la carta en el sobre y dijo:

—Tal vez no era el destino…

Cornelia dibujó una mueca de desilusión.

—¿Por qu
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