Hannah consoló a su hija, pero esta insistió en volver al abrazo de un Andrew que no se negó, y ambos, escoltados por un par de aquellos hombres vestidos como miembros del SWAT, salieron al camino, al encuentro de gente del personal de la escuela y padres que corrían en busca del origen del disparo, y quienes respiraron aliviados al ver que la niña estaba viva y bien.Volvieron al campamento, y solo entonces llegó la policía.—Mis hombres se harán cargo del par de tipos, pero sería prudente apoyarlos de cara al público —dijo con calma.El policía que lo entrevistaba asintió y se marchó, y una risita resonó desde su pecho, donde la carita de la curiosa Ali brilló.—Ji, ji, ji… eres como un super agente secreto, papi. ¡Eso fue genial! Te lanzaste sobre ellos y, ¡pum, pam! ¡Derrotados! —Alzó los brazos y soltó una risita, ante la relajada mirada ajena. Entonces, sus ojitos brillaron y sus labios se curvaron en una preciosa sonrisa—. Gracias por salvarme, papi. —Se acercó, le dio un besit
—Llévame al centro —declaró Andrew a su chofer en cuando el vehículo se movió.De camino, miró por la ventana y reflexionó sobre lo sucedido.Él era un hombre de negocios en diferentes ámbitos, y eso naturalmente le traería problemas; sin embargo, ¿y si era algo más? Seguía con la idea de que solo alguien que hubiera escuchado a la niña llamarlo papá, y tuviera algo en su contra, iría a por ella; sin embargo, ¿no parecía eso demasiado simple?Resopló y cerró los ojos, pensando en el momento que vivió antes, y unos orbes aguamarina centellearon en sus pensamientos, recuerdo de un momento de debilidad que experimentó.¿Debilidad? ¿Él?<
Alana Cook era la madre de Andy. Con sesenta y pocos, se desempeñaba como la Presidenta del Grupo Seele, aunque le dejaba casi todas las gestiones a su hijo a fin de disfrutar todo lo posible de su retiro en buenas condiciones.Cuando el muchacho llegó a su casa, pasaban de las seis de la tarde. Su chofer aparcó y se fue con los demás empleados, en tanto él entró a la casa.Apenas poner un pie dentro, se escucharon unos pasos cortos, y una vocecita chilló:—¡Tío Andyyyyy!Un muchachito rubio corrió hacia él a todo lo que le daban sus pies y se le fue encima. Andrew, sorprendido ante este gesto, reaccionó con rapidez y lo cargó, disfrutando de las risas del nene, aunque confuso por las mismas.Miró m&aa
Las cosas no salieron como esperaba, pero Emma no iba a rendirse. Tras recibir una llamada de uno de los sujetos que conocía a los secuestradores, anunciando que el plan falló, se molestó y tiró objetos por todas partes, pero se serenó y replanteó lo que haría de ahora en adelante.Sin embargo, una llamada de su padre lo alteró todo.—¡Emma Becker, qué demonios hiciste! —gritó el hombre al otro lado de la línea.Ella, sobresaltada en su habitación, frunció el ceño.—¿De qué hablas, papá?—¡Los Cook están retirando todas las sociedades que tenían con nuestra familia, y cuando pregunté una razón, me dijeron que alguien de la familia ofendió a Andrew! ¡Y la única que se me viene a la mente eres tú! ¡¿Qué hiciste?! ¡¿Tienes idea del duro golpe que esto significa para nuestra familia?!La ira del hombre era audible, y el pánico se cimentó en una Emma que se quedó tiesa.¿Andrew se había enterado? ¿Cómo, si ella le pagó al emisario de un emisario? ¿Cómo demonios pudo llegar hasta su apellido
Emma abrió los ojos como platos, consternada al oír semejantes palabras.¿Ella? ¿Arrodillarse ante una insulsa perra de clase baja porque quisieron matarle a su bastarda? ¡Jamás! Frunció el ceño y miró a la castaña con evidente desprecio.Hannah, con gesto resuelto, se limitó a comentarle a su jefe.—Señor Cook, ¿tiene las pruebas que demuestran sus palabras?El varón volteó hacia ella y asintió con la cabeza.—Por supuesto, señorita Roth. La señorita Becker no es tan inteligente como cree; fue muy fácil dar con ella.Aquellas palabras calaron en la pelirroja, haciéndola sentirse ofendida, pero se mordió el labio y se tragó sus protestas, porque sabía que ahora nada dependía de ella.—Entonces, me gustaría que fuera a prisión lo más pronto posible.—Perfecto. Me encargaré de eso ahora mismo.Andrew sacó su celular, listo para llamar a la policía, pero unos pasos presurosos lo interrumpieron.—¡No, detente, no lo hagas! ¡Mi padre me matará si termino en la cárcel!Ella estiró los brazos
Y vaya que Alisson lo disfrutaba.Cuando su madre la fue a buscar a la escuela en compañía de Andrew, salió corriendo, no directo hacia ella, sino hacia un varón que no dudó en tomarla en brazos y alzarla.—¡Mami, trajiste a papi! —Se inclinó la niña y le dio un beso a su madre—. Eres fantástica, mami. —Rio divertida.Los tres subieron al auto, y la emoción de la niña no hizo más que crecer al saber que irían a comer juntos.Andrew escogió un restaurante tranquilo y de ambiente familiar para que ambas se sintieran cómodas, y ordenaron.—La recomendación se ve bien —murmuró Hannah, viendo que se trataba de espagueti al sésamo.—Debe serlo, pero no puedo comerlo —contestó Andrew con calma.Alisson, absorta en su menú, era ajena a su intercambio.—¿En serio?—Soy alérgico al sésamo —contestó él con serenidad—. Voy a pedir fideos de huevo y estofado.Era una combinación curiosa, pero Hannah sonrió.—¡Yo también quiero eso! —clamó Alisson, bajando su menú—. Quiero comer lo mismo que papi. A
Hannah abrió los ojos de par en par mientras veía como aquel hombre, antinaturalmente alto y pelinegro, con traje casual, llegaba a la planta baja sonriente y enseguida le estrechaba la mano a su jefe y ambos se fundían en un abrazo cariñoso.—Cameron, qué bueno volver a verte. Veo que te estás cuidando bien. —Andrew sonrió y le dio unas palmaditas en el brazo al otro, que le sacaba al menos veinte centímetros de estatura.—Hago lo que puedo, Cookie. Sabes que tengo un viaje importante pronto y… tengo que prepararlo todo bien.El castaño sonrió y miró a su acompañante.—Quiero presentarte a la señorita Roth, mi nueva secretaria.Los orbes jade del más alto brillaron al encontrarse con Hannah, una presencia desconocida para él hasta ahora.—Señorita Roth, es un placer conocerla —pronunció él, y solo hasta ahora Hannah se dio cuenta de que hablaba en fluido alemán—. Espero que Cookie no le esté dando muchos problemas. Puede ser cansado a veces, pero es buen tipo.Él le extendió la mano,
Un leve olor a cítricos inundó la nariz de Hannah, y puso las manos a los costados, aferrándose por un momento a su camisa. Estar entre esos brazos se sentía tan… bien.Pero, tan pronto como llegó, Andrew la separó y, mirándola preocupado, inquirió:—¿Estás bien?Ella alzó la cara y asintió con la cabeza sin poder decir mucho. Algunos mechones de su cabello le tapaban, pero él, tras ayudarla a estabilizarse, se los acomodó tras la oreja con tiento, con cada roce produciéndole unas cosquillas que la estremecían por dentro y, de pronto, quiso seguir sintiéndolo.Dios mío, ¿eso no era una locura?—Estoy bien… muchas gracias. Habría caíd