Y vaya que Alisson lo disfrutaba.Cuando su madre la fue a buscar a la escuela en compañía de Andrew, salió corriendo, no directo hacia ella, sino hacia un varón que no dudó en tomarla en brazos y alzarla.—¡Mami, trajiste a papi! —Se inclinó la niña y le dio un beso a su madre—. Eres fantástica, mami. —Rio divertida.Los tres subieron al auto, y la emoción de la niña no hizo más que crecer al saber que irían a comer juntos.Andrew escogió un restaurante tranquilo y de ambiente familiar para que ambas se sintieran cómodas, y ordenaron.—La recomendación se ve bien —murmuró Hannah, viendo que se trataba de espagueti al sésamo.—Debe serlo, pero no puedo comerlo —contestó Andrew con calma.Alisson, absorta en su menú, era ajena a su intercambio.—¿En serio?—Soy alérgico al sésamo —contestó él con serenidad—. Voy a pedir fideos de huevo y estofado.Era una combinación curiosa, pero Hannah sonrió.—¡Yo también quiero eso! —clamó Alisson, bajando su menú—. Quiero comer lo mismo que papi. A
Hannah abrió los ojos de par en par mientras veía como aquel hombre, antinaturalmente alto y pelinegro, con traje casual, llegaba a la planta baja sonriente y enseguida le estrechaba la mano a su jefe y ambos se fundían en un abrazo cariñoso.—Cameron, qué bueno volver a verte. Veo que te estás cuidando bien. —Andrew sonrió y le dio unas palmaditas en el brazo al otro, que le sacaba al menos veinte centímetros de estatura.—Hago lo que puedo, Cookie. Sabes que tengo un viaje importante pronto y… tengo que prepararlo todo bien.El castaño sonrió y miró a su acompañante.—Quiero presentarte a la señorita Roth, mi nueva secretaria.Los orbes jade del más alto brillaron al encontrarse con Hannah, una presencia desconocida para él hasta ahora.—Señorita Roth, es un placer conocerla —pronunció él, y solo hasta ahora Hannah se dio cuenta de que hablaba en fluido alemán—. Espero que Cookie no le esté dando muchos problemas. Puede ser cansado a veces, pero es buen tipo.Él le extendió la mano,
Un leve olor a cítricos inundó la nariz de Hannah, y puso las manos a los costados, aferrándose por un momento a su camisa. Estar entre esos brazos se sentía tan… bien.Pero, tan pronto como llegó, Andrew la separó y, mirándola preocupado, inquirió:—¿Estás bien?Ella alzó la cara y asintió con la cabeza sin poder decir mucho. Algunos mechones de su cabello le tapaban, pero él, tras ayudarla a estabilizarse, se los acomodó tras la oreja con tiento, con cada roce produciéndole unas cosquillas que la estremecían por dentro y, de pronto, quiso seguir sintiéndolo.Dios mío, ¿eso no era una locura?—Estoy bien… muchas gracias. Habría caíd
«Oye, ven aquí, vamos a ver el cielo».Tras recibir ese mensaje de Cameron, Andrew se puso una sudadera, salió de la habitación y del área de invitados para entrar al ala principal del palacio.Por ahí encontró a un guardia y le enseñó el mensaje para que lo dejara subir al tercer piso, a donde llegó en cuestión de nada. La puerta estaba abierta, por lo que pasó y recorrió todas las estancias hasta llegar a una puerta conocida. La abrió y descubrió unas escaleras que lo llevaron a la azotea del gran palacio, donde la brisa soplaba helada, y un particular inquilino observaba por su telescopio mientras tomaba notas de algo en su tablet.—¿Estás haciendo un nuevo proyecto, Cameron?—Dom quiere que participe en esto y… ¿quién soy yo para decirle que no, si me fascina? Hace dos semanas que no duermo más de dos horas, pero creo que vale completamente la pena.El castaño soltó una risita y negó con la cabeza mientras lo veía ajustar algo con su tablet. La dejó sobre la mesita y vino hasta él
La cara de Lenna se puso blanca como un papel al escuchar la voz ronca, y al voltear encontró un rostro que la miraba con dureza, y a su lado una señora con ojos acusadores que negaba con la cabeza.—Querida, se supone que eres una dama, ¿qué clase de formas y comportamientos son esos? Tal parece que necesitas algunas lecciones más de etiqueta y comportamiento.La voz de Alana caló en Lenna y la hizo tiritar. La señora, elegante como siempre aquella mañana, no necesitó decir nada más, ni alzar la voz, para imponer su presencia en el lugar, y aquello impresionó a una Hannah que, al ver a su jefe junto a la señora supo enseguida que se trataba de su madre, pues ambos irradiaban auras similares.—Señor Cook, señora Cook, buenos días —saludó con prisas la muchacha, ganándose una mínima sonrisa por parte de ambos.Sin embargo, Andrew, engalanado con un traje en cerrado negro y una expresión turbia, se acercó a una Lenna que justo ahora deseaba que se la tragara la tierra y la escupiera en
Tras una rara jornada de trabajo, Hannah fue a buscar a su hija a la escuela y volvió a la casa de sus padres.Después de la cena, Ali insistió mucho en leer ella sola un libro que le había comprado recientemente, así que la mayor se sentó con su madre a ver la televisión.—Han pasado un par de meses desde que empezaste a trabajar en esa empresa, ¿cómo te sientes?—Estoy bien… Andrew es un buen jefe y nos llevamos bien. Aunque… hoy estaba muy raro.—¿Raro? —Su madre volteó a verla con curiosidad.—Sí… se notaba distraído. Él nunca es así, pero hoy incluso se equivocó en la redacción de unos documentos, y parecía ausente.Algo que no le dijo a su madre fue que Andrew evitaba su mirada cada vez que sus ojos se encontraban, cosa que no había pasado ni siquiera después del beso en Hiraeth.¿Acaso…?En eso, escuchó que su celular sonaba con una llamada, y le sorprendió ver el nombre de Finn ahí, por lo que no dudó en contestar.—Hola, Finn… ¿sucede algo?—Hmm… sí, señorita Roth, lamento mo
¡Así que por eso evitó su mirada todo el día!La claridad iluminó a Hannah al mismo tiempo que sus primeras palabras la tiraron con todo contra la tierra.Espera un momento… ¿él acababa de decir que ella le gustaba?Se echó hacia atrás sin poder evitarlo y lo miró con los ojos bien abiertos. El corazón se le aceleró y empezó a escuchar sus latidos en los oídos y un zumbido en la cabeza. ¿Cómo que…?Bueno, compartieron un beso, un buen beso, pero desde entonces todo había ido normal entre ambos, como si ese momento casual apenas hubiera existido. Ella trató de no darle tanta importancia al ver que él no lo hacía, en especial porque, como dijo antes, ambos eran adultos. Un beso entre do
Hannah lo miró sorprendida, sin entender a qué se refería, pero Andrew siguió hablando, sin darle la oportunidad de decir nada.—Nosotros discutíamos… yo iba al volante del auto y, de repente, un camión nos chocó desde su costado. Perdí el control y me estrellé contra las defensas, y el vehículo salió volando al otro lado, dio muchas vueltas, y cuando por fin se detuvo, vi en su dirección y ella… tenía la cabeza llena de sangre. Y en cuanto quise alcanzarla… todo se volvió negro. Lo siguiente que recuerdo es despertar en el hospital y… ella ya no estaba, y nuestra hija tampoco.Un fuerte resoplido se escuchó, y Andrew apretó las manos contra su cara. Su respiración se volvió un poco irregular, y su pecho subió y bajó con fuerza algunas veces.La culpa… esa era la peor de las torturas que un ser humano podía darse a sí mismo. ¿Cómo podías combatir contra algo que venía de ti? Era complicado.Hannah no pudo evitar compadecerse de él, pero no en el mal sentido. Es solo que… debió haber s