Bueno cariñitos, me disculpo por no subir, pero estaba bastante enfermita. Ya estoy mejor asì que les traigo su capìtulo!
¿Cachorro? La palabra se estaba repitiendo en la mente de Sofía como si de un mantra se tratara, pero por más que lo intentaba su mente parecía negarse a darle sentido a sus palabras y fue por eso que lo único coherente que pudo decir fue un simple: —¿Q-Qué? Vio como el hombre, pareciendo desesperado gruñía y caminaba de un lado a otro en la habitación mientras que de sus manos las garras salían y entraban como si no pudiera controlarse como si le estuviera costando mantenerse en su forma humana y eso lo único que hizo fue aumentar su angustia. —Gabriel, ¿qué es lo que está pasando?— pregunto entonces, tratando de mostrarse más calmada, aunque lo cierto era que el corazón se le quería salir del pecho—Por favor, si tienes un mínimo de decencia te pido que me expliques que es lo que ocurre y porqué estoy aquí y dices que tengo a tu cachorro. Gabriel sabía que no debía haber abierto la boca, lo sabía y aún así no había podido controlarse. Es que verla llorar. Ver la rabia y la desespe
—Mientes. La palabra salió como un gruñido, casi tan salvaje como los del mismo Gabriel, mientras que Sofía lo miraba con todo el miedo y la rabia que podía. Sin embargo, nada de aquello iba a servirle en esos momentos, pues por más que él mismo quisiera, no era una mentira. Ella estaba embarazada. —Tienes poco más de un mes, pequeña fiera. Y aunque no tengas síntomas aún, yo puedo sentir al cachorro dentro de tí y ese cachorro es mío, de la misma manera en que tu lo eres, así que no se te ocurra ninguna locura. Esto no podía estar pasando. Ese era el único pensamiento que Sofía tenía en su mente en esos momentos mientras que inconscientemente sus manos se iban directo a su abdomen plano. Ahí donde el hombre aseguraba que estaba llevando un… un cachorro. Y es que Dios, ¡todo era una m*****a locura! Él era su captor, era el hombre detrás de un montón de crímenes, pues aunque dijera lo contrario para ella seguía siendo el único sospechoso y ahora le dice que es el padre de su hijo n
Gabriel, no pudo hacer más que mirar fijamente a la mujer enfrente de él y aunque sabía que lo más sensato era dejarla escondida en la habitación, tenía que admitir que sus conocimientos serían de muchísima ayuda y que tal vez, trabajando juntos podrían resolver el maldito tema de los asesinatos más rápido.Por eso a regañadientes, aceptó llevar a Sofía con él, dejando a Blake y Sven desconcertados, ya que el plan inicial era mantenerla oculta. Estaban a punto de adentrarse de lleno al pueblo cuando Blake ya no pudo contenerse más y simplemente lo dejó salir:—¿En serio vas a llevarla contigo, alfa? —el beta se ganó una mirada furibunda de parte de Gabriel, pero él ya estaba acostumbrado a aquello, por lo que soltando un suspiro agregó—Creí que no querías que la manada la viera. En especial tú madre.Gabriel tenía que admitir que se había olvidado momentáneamente de su madre. Entre el encuentro que tuvo anoche con Sofía y la discusión de esa mañana la presencia de su madre había pasad
Benjamin estaba a punto de contestarle que ellos no tenían algo como una morgue, porque nunca lo habían necesitado, cuando el aroma de su madre llegó hasta él e instintivamente se acercó más a Sofía, segundos antes de que la voz engañosamente suave de su madre llegara hasta él.—Vaya, vaya, pero mira nada más lo que tenemos aquí— dijo la mujer con los ojos fijos en Sofía y Gabriel rogó porque no sintiera al cachorro dentro de ella—Parece que tenemos un lindo conejito perdido en la manada.Las palabras de su madre hicieron que todos los presentes dejaran salir risitas burlonas a su alrededor al tiempo que comenzaban a acercarse peligrosamente a donde Sofía se encontraba, pues la presencia de la antigua Luna seguía siendo fuerte entre la gente.Pero todos olvidaban algo y eso era que el maldito alfa, el rey de todo, era él y no iba a permitir que nadie, incluida su madre, llegara a intentar pasarse su autoridad por delante.—Este lindo conejito es mi invitada y ni tu ni nadie va a pone
Las palabras habían salido de sus labios antes de poder contenerse. Pues lo cierto era que Gabriel no tenía intenciones de que la fierecilla supiera la verdad, en especial porque él no pensaba reclamarla. No podía.Ella no era… No era suficiente. Nada más pensar aquello, sintió como todo su cuerpo se tensaba y su bestia interna arañaba desde adentro como si quisiera hacerle saber que no estaba de acuerdo con él.Sin embargo, no tuvo tiempo de pensar demasiado en aquello, porque la voz afectada e impresionada de Sofía llegó hasta él y fue solo entonces en sus ojos volvieron a centrarse en la hermosa mujer que tenía enfrente de él.—¿Qué…? ¿T-Tú… ¿Tú compañera? ¡Qué se supone que significa eso!Podía notar que la frustración estaba empezando a jugarle una mala pasada a Sofía y lo entendía, él podía entender que no era fácil simplemente despertar un día y darse cuenta que existe todo un mundo sobrenatural y mucho menos que ahora estás en medio de este sin poder escapar.Sin embargo, él s
Sofía llevaba al menos un par de horas examinando el cadáver y cada cosa que encontraba se le hacía más perturbadora que el anterior y es que, en todos los años que llevaba ejerciendo su profesión nunca había visto algo tan atroz como aquello. El joven, porque no podía tener más de 16 años le habían, no solo sacado los ojos, sino que además a diferencia de los demás, le habían mutilado los dedos de las manos y los dientes. En su pecho y espalda había más de esos antiguos símbolos y Sofía no dudó en anotarlos todos. Luego le diría a Gabriel que, si quería que lo ayudara, debía darle acceso a su computadora, esa que sabía que él tenía guardada en algún lugar porque ella la llevaba consigo cuando la atacaron. Sin embargo, a pesar de la distracción, del trabajo y de lo intrigante del caso, había algo que ella no conseguía sacarse de la cabeza y esas eran las palabras de la madre de Gabriel. Esas palabras resonaban en la mente de Sofía mientras continuaba con su trabajo forense. "La p
En la oscura comodidad de su habitación, Alexandra estaba caminando como un león enjaulado mientras esperaba la llegada de la persona que podría ayudarla. Y es que ella no era estúpida, sabía que el hecho de que su hijo se hubiese llevado a la cama a una humana. Un gruñido lleno de coraje salió de ella mientras se debatía entre la ira y la frustración. La escena en la morgue no había salido como lo planeó. Había subestimado a la humana y su habilidad para resistir sus provocaciones. —Maldita humana insolente. ¿Cómo se atreve a desafiarme de esa manera? —murmuró para sí misma, sus puños apretados con furia. Es que en los más de doscientos años que tenía, nunca, humanos ni lobos, se habían atrevido a enfrentarla. Ella era la luna más temida de todo el maldito reino, había marcado un precedente y aunque luego de la guerra que se llevó a su esposo y primogénito, ya su lugar no fuera ese, seguía siendo respetada. Temida. Sus pensamientos se volvieron entonces hacia su hijo. Gabriel, se
Sofía se aferraba fuertemente al cuerpo de Gabriel mientras la velocidad los llevaba a través del bosque. La noche se volvía un borrón oscuro, y ella sentía la presión del viento en su rostro. A pesar de la situación tensa y las revelaciones perturbadoras, una extraña emoción se mezclaba en su interior. La proximidad con el imponente alfa no era algo que pudiera ignorar fácilmente. Finalmente, Gabriel frenó en seco, dejando a Sofía desorientada. Se encontraban en un claro, rodeados por altos árboles. La mansión de los lobos podía verse a lo lejos, iluminada por la luz de la luna. —Esta… Esta no es la mansión— dijo Sofía recomponiendose, mientras veía todo el lugar a su alrededor y debía aceptar que era hermosísimo, como todo el pueblo. —No, pero es un lugar tranquilo y tú y yo necesitamos hablar —dijo Gabriel, su tono serio indicando la gravedad de la conversación que se avecinaba. Sofía se separó de él, sintiendo la repentina ausencia de su calor. Se miraron el uno al otro, y ella