Vanessa ayudó a Rose a sentarse en una de las sillas de la cafetería, y luego ella hizo lo mismo, de inmediato uno de los meseros se acercó. —¿Qué desean ordenar? —indagó el joven con amabilidad. —Yo un expreso sin azúcar —solicitó Rose. —Para mí un capuchino —pidió Vanessa. —¿Algo más? —preguntó el joven. —Yo sí deseo una tarta de zanahoria —dijo Vanne. —¿Y usted? —preguntó a Rose. —Yo desde hace mucho que dejé el azúcar y las harinas, es una cuestión de salud, cuando tengas mi edad lo comprenderás. Vanessa sonrió. —Es todo. El joven asintió y se retiró con el pedido. —Bien Vanessa, quise que habláramos fuera de la empresa porque como sabrás Ryan es mi único nieto, y por ende el heredero de la inmensa fortuna que tenemos los Knight —expuso sin más preámbulo. —Señora Rose, yo no estoy con Ryan por dinero, como le dije yo firmaré cualquier documento renunciando a sus bienes, yo amo en verdad a su nieto, así no fuera millonario —expresó con sinceridad. Rose se aclaró la garg
Vanessa llegó del trabajo a su apartamento, saludó con las niñas, y miró a su mamá en la cocina finalizando la cena, cantando muy alegre. —¿Cómo están? —averiguó Vanessa, mientras besaba la frente de ambas. —Bien mami, terminamos pronto las tareas, y tenemos que hacer una maqueta, pero nuestro papá no llega. —Ava frunció el ceño. —Ryan fue a visitar a la señora Rose, me pidió que les dijera que no iba a demorar, que tuvieran las cosas listas. —advirtió. —Bueno ya empezamos a diseñarla —avisó Hope y señaló a la mesa. Vanessa abrió sus ojos, sonrió complacida, y se acercó a mirar lo que ya habían elaborado. —Veo que cuando seas grande seguirás los pasos de tu papá, serás una muy buena arquitecta —comentó y le acarició la mejilla—, está quedando muy bien, sigan trabajando, me lavo las manos, me quito esta ropa y las ayudo. Las pequeñas sonrieron y volvieron a la mesa. Vanessa se acercó a la cocina, saludó a su mamá. —Veo que te fue muy bien en esos asuntos, hasta estás cantando.
—Sí, por supuesto —contestó Caroline para no delatarse, se puso de pie, le arrebató la escoba a su hija y recogió los vidrios, con una actitud bastante extraña. En cambio, Jordan no dejaba de sonreír, triunfante. —Deja de reír como idiota —recriminó Ryan a su amigo en voz baja. —¿Qué haces aquí?—No sabía que ahora debía anunciarme para visitar a mi mejor amigo —reclamó—, vine a verte para salir a tomar un trago, claro siempre y cuando Vanessa te dé permiso. —Ladeó los labios. —Estoy algo cansado —refirió y miró a su novia—, solo deseo un masaje y dormir. —Además, Ryan no necesita mi permiso —informó Vanessa y ayudó a su mamá a finalizar de colocar la vajilla—. Más bien quédate a cenar con nosotros, mi madre siempre hace comida como para un batallón. Caroline frunció los labios, resopló. —Hija, no creo que este muchacho se haya vestido así para quedarse a cenar con nosotras, es evidente que el plan que tienen en mente es otro. —Lo miró a los ojos con atención. —Sepa señora Caro
Ryan pensó con rapidez, y observó a los ojos a Vanessa. —Fue un decir, no imaginé que en verdad te metieras a esas páginas —comunicó con tranquilidad. Vanessa frunció los labios, la explicación de él, no le sonó convincente, pero no se iban a poner a discutir por eso. —Lo hice una vez, y ya. —Encogió los hombros—, en fin, enviaré a tirar esas flores.Ryan observó el arreglo era muy hermoso, y rememoró que con tanto contratiempo no había tenido un detalle con Vanessa, ni siquiera le había dado un anillo de compromiso, se reprochó mentalmente. —Es solo un arreglo, y es normal que una mujer como tú, tenga admiradores. —Se aproximó a ella, la agarró por la cintura y la pegó a su cuerpo—, pero muy pronto todos esos caballeros sabrán que me perteneces. Vanessa colocó sus brazos alrededor del cuello de Ryan, lo miró a los ojos. —No necesitas un papel, yo soy solo tuya —enfatizó con sinceridad, sintiendo como su corazón se agitaba. —Te amo, tanto —dijo Ryan antes de besarla. —Y yo a t
—¿Qué te ocurre? —preguntó Jordan ingresando a la oficina de su amigo, sin anunciarse. Ryan enseguida cerró su laptop, y negó con la cabeza. —Problemas con la empresa, el gobierno nos está investigando —comunicó. Jordan miró con atención a su amigo, notó su semblante descompuesto, se veía contrariado. —¿Es solo eso? —cuestionó, arqueando una de sus cejas. —¿Te parece poco? Podemos perderlo todo —enfatizó. Jordan se sentó en una de las sillas, frunció los labios. —Antes no te importaba esta empresa, y ahora sí. ¿Qué ocurrió? —preguntó con curiosidad. Ryan inhaló profundo, se puso de pie y fue hasta la mesa en la cual tenía la cafetera, sirvió en dos tazas café y le entregó una a Jordan. —Las cosas con mi abuela han mejorado, y ella ha confiado en mí, debo salvar la empresa. —Lo comprendo —respondió Jordan—, debes tomar medidas para proteger el patrimonio —expresó, dejó a un lado su taza con café, y en ese momento el móvil de Ryan sonó, y mientras su amigo respondía la llamada
Como era de esperarse Vanessa demoró más de la cuenta, y Caroline al ver que Hope se frotaba los ojos, le pidió a Ava que le prestara un pijama, y se acostaran juntas. —Sé que esto es incómodo para ambas, pero muy pronto vivirán juntas, y todo será diferente. —No hay problema —respondió Hope—, nosotros entendemos que nuestros padres están enamorados, y necesitan privacidad. —Nunca ha visto a mi mamá tan feliz —dijo Ava—, además anda de buen humor y ya no me regaña, ni castiga. —Sonrió. —Porque tu comportamiento ha cambiado mucho con tu mamá —expresó Caroline, la acusó con el dedo—, me da gusto que sean unas niñas comprensivas. —Mientras nuestros padres estén juntos, seremos comprensivas, pero si mi papá llegara a cambiar de novia, me enojaré mucho. —Frunció el ceño Hope. —Y si mamá quiere que Ryan no sea mi papá, sino otro, volveré a ser rebelde —enfatizó y cruzó sus brazos a la altura del pecho. —Pero bueno, me salieron conspiradoras las dos. —Caroline las miró con atención—,
Ryan la contempló, la miró a los ojos. —Ahora es mi turno —mencionó, la tomó por las caderas y dio vuelta con ella, Vanessa quedó boca arriba sobre el lecho, y él aprovechó que tenía a mano la corbata que minutos antes iba a usar y le amarró las manos. —Vaya, parece que te gusta jugar a las cincuenta sombras —bromeó divertida. Ryan se inclinó sobre ella, la miró con atención. —Yo puedo ser mucho mejor —aseguró con orgullo. —Bueno a mí esas cosas del sadomasoquismo no me agradan —explicó con sinceridad. Ryan carcajeó divertido. —Tranquila, no pienso darte latigazos, pero sí otras cosas más. —La calló con sus besos, mientras sus manos palpaban cada centímetro de su piel. La boca de Ryan abandonó los labios de Vanessa, y fue dejando un camino de besos por el cuello, sus firmes senos, su abdomen plano, y llegó hasta el sitio tan esperado. Vanessa arqueó su espalda, sintió un corrientazo cuando el cálido aliento de él sopló por encima de la ropa interior. —¿Qué vas a hacer? —preg
—Estoy más cuerdo que nunca —contestó, y miró a Vanessa a los ojos—, eres la única persona en la cual confió, sé que los bienes estarán en buenas manos. Vanessa se llevó la mano a la frente, negó con la cabeza. —¡Es una locura! —insistió—, tu abuela pondrá el grito en el cielo, y con más razón pensará lo peor de mí. —Resopló—, no, no quiero, ni puedo aceptar algo así. Ryan sintió la garganta seca, bufó, por un lado, comprendía a Vanessa, pero por el otro, ella era la única persona de confianza a más de Jordan. —No te preocupes, no te forzaré a hacerlo. —Se puso de pie y se dirigió al baño. Vanessa notó su evidente molestia, y sintió una punzada en el pecho, pero para ella esa propuesta era demasiado arriesgada, además de los problemas que le iba a generar. Suspiró desanimada, entonces escuchó que él abrió la regadera. Enseguida ella salió de la cama, tomó su ropa, se vistió y bajó a su apartamento. Cuando entró, miró a su madre en el comedor con el tarot sobre la mesa. —Sabía q