—Sí, por supuesto —contestó Caroline para no delatarse, se puso de pie, le arrebató la escoba a su hija y recogió los vidrios, con una actitud bastante extraña. En cambio, Jordan no dejaba de sonreír, triunfante. —Deja de reír como idiota —recriminó Ryan a su amigo en voz baja. —¿Qué haces aquí?—No sabía que ahora debía anunciarme para visitar a mi mejor amigo —reclamó—, vine a verte para salir a tomar un trago, claro siempre y cuando Vanessa te dé permiso. —Ladeó los labios. —Estoy algo cansado —refirió y miró a su novia—, solo deseo un masaje y dormir. —Además, Ryan no necesita mi permiso —informó Vanessa y ayudó a su mamá a finalizar de colocar la vajilla—. Más bien quédate a cenar con nosotros, mi madre siempre hace comida como para un batallón. Caroline frunció los labios, resopló. —Hija, no creo que este muchacho se haya vestido así para quedarse a cenar con nosotras, es evidente que el plan que tienen en mente es otro. —Lo miró a los ojos con atención. —Sepa señora Caro
Ryan pensó con rapidez, y observó a los ojos a Vanessa. —Fue un decir, no imaginé que en verdad te metieras a esas páginas —comunicó con tranquilidad. Vanessa frunció los labios, la explicación de él, no le sonó convincente, pero no se iban a poner a discutir por eso. —Lo hice una vez, y ya. —Encogió los hombros—, en fin, enviaré a tirar esas flores.Ryan observó el arreglo era muy hermoso, y rememoró que con tanto contratiempo no había tenido un detalle con Vanessa, ni siquiera le había dado un anillo de compromiso, se reprochó mentalmente. —Es solo un arreglo, y es normal que una mujer como tú, tenga admiradores. —Se aproximó a ella, la agarró por la cintura y la pegó a su cuerpo—, pero muy pronto todos esos caballeros sabrán que me perteneces. Vanessa colocó sus brazos alrededor del cuello de Ryan, lo miró a los ojos. —No necesitas un papel, yo soy solo tuya —enfatizó con sinceridad, sintiendo como su corazón se agitaba. —Te amo, tanto —dijo Ryan antes de besarla. —Y yo a t
—¿Qué te ocurre? —preguntó Jordan ingresando a la oficina de su amigo, sin anunciarse. Ryan enseguida cerró su laptop, y negó con la cabeza. —Problemas con la empresa, el gobierno nos está investigando —comunicó. Jordan miró con atención a su amigo, notó su semblante descompuesto, se veía contrariado. —¿Es solo eso? —cuestionó, arqueando una de sus cejas. —¿Te parece poco? Podemos perderlo todo —enfatizó. Jordan se sentó en una de las sillas, frunció los labios. —Antes no te importaba esta empresa, y ahora sí. ¿Qué ocurrió? —preguntó con curiosidad. Ryan inhaló profundo, se puso de pie y fue hasta la mesa en la cual tenía la cafetera, sirvió en dos tazas café y le entregó una a Jordan. —Las cosas con mi abuela han mejorado, y ella ha confiado en mí, debo salvar la empresa. —Lo comprendo —respondió Jordan—, debes tomar medidas para proteger el patrimonio —expresó, dejó a un lado su taza con café, y en ese momento el móvil de Ryan sonó, y mientras su amigo respondía la llamada
Como era de esperarse Vanessa demoró más de la cuenta, y Caroline al ver que Hope se frotaba los ojos, le pidió a Ava que le prestara un pijama, y se acostaran juntas. —Sé que esto es incómodo para ambas, pero muy pronto vivirán juntas, y todo será diferente. —No hay problema —respondió Hope—, nosotros entendemos que nuestros padres están enamorados, y necesitan privacidad. —Nunca ha visto a mi mamá tan feliz —dijo Ava—, además anda de buen humor y ya no me regaña, ni castiga. —Sonrió. —Porque tu comportamiento ha cambiado mucho con tu mamá —expresó Caroline, la acusó con el dedo—, me da gusto que sean unas niñas comprensivas. —Mientras nuestros padres estén juntos, seremos comprensivas, pero si mi papá llegara a cambiar de novia, me enojaré mucho. —Frunció el ceño Hope. —Y si mamá quiere que Ryan no sea mi papá, sino otro, volveré a ser rebelde —enfatizó y cruzó sus brazos a la altura del pecho. —Pero bueno, me salieron conspiradoras las dos. —Caroline las miró con atención—,
Ryan la contempló, la miró a los ojos. —Ahora es mi turno —mencionó, la tomó por las caderas y dio vuelta con ella, Vanessa quedó boca arriba sobre el lecho, y él aprovechó que tenía a mano la corbata que minutos antes iba a usar y le amarró las manos. —Vaya, parece que te gusta jugar a las cincuenta sombras —bromeó divertida. Ryan se inclinó sobre ella, la miró con atención. —Yo puedo ser mucho mejor —aseguró con orgullo. —Bueno a mí esas cosas del sadomasoquismo no me agradan —explicó con sinceridad. Ryan carcajeó divertido. —Tranquila, no pienso darte latigazos, pero sí otras cosas más. —La calló con sus besos, mientras sus manos palpaban cada centímetro de su piel. La boca de Ryan abandonó los labios de Vanessa, y fue dejando un camino de besos por el cuello, sus firmes senos, su abdomen plano, y llegó hasta el sitio tan esperado. Vanessa arqueó su espalda, sintió un corrientazo cuando el cálido aliento de él sopló por encima de la ropa interior. —¿Qué vas a hacer? —preg
—Estoy más cuerdo que nunca —contestó, y miró a Vanessa a los ojos—, eres la única persona en la cual confió, sé que los bienes estarán en buenas manos. Vanessa se llevó la mano a la frente, negó con la cabeza. —¡Es una locura! —insistió—, tu abuela pondrá el grito en el cielo, y con más razón pensará lo peor de mí. —Resopló—, no, no quiero, ni puedo aceptar algo así. Ryan sintió la garganta seca, bufó, por un lado, comprendía a Vanessa, pero por el otro, ella era la única persona de confianza a más de Jordan. —No te preocupes, no te forzaré a hacerlo. —Se puso de pie y se dirigió al baño. Vanessa notó su evidente molestia, y sintió una punzada en el pecho, pero para ella esa propuesta era demasiado arriesgada, además de los problemas que le iba a generar. Suspiró desanimada, entonces escuchó que él abrió la regadera. Enseguida ella salió de la cama, tomó su ropa, se vistió y bajó a su apartamento. Cuando entró, miró a su madre en el comedor con el tarot sobre la mesa. —Sabía q
En el apartamento de Vanessa, Caroline se preparaba para acostarse, no podía conciliar el sueño, aunque no lo demostraba se hallaba intranquila y angustiada por lo que había visto en el tarot, y las cosas que estaban pasando con respecto a la empresa. De pronto escuchó música en el pasillo, parpadeó pensativa, reconoció la melodía. «Señora de las cuatro décadas, y pisadas de fuego al andar, su figura ya no es la de los quince; pero el tiempo no sabe marchitar, ese toque sensual y esa fuerza volcánica de su mirar»Caroline, sonrió escuchando atenta la canción. —Interesante, pero… no creo que Ryan le esté dedicando esa canción a Vanessa —susurró, y abrió sus ojos con sorpresa—, una serenata, ¿para mí? —se preguntó y saltó de la cama, deseaba conocer qué noble caballero en pleno siglo XXI tenía esos detalles. Entonces antes de salir se arregló el cabello, se colocó la bata encima del camisón, se miró al espejo una vez más, y cuando se acercó al portón observó por la mirilla, vio a jo
Vanessa colocó su mano sobre la de Ryan, él miró a su abuela con seriedad. —¿Estás segura? —cuestionó a la abuela. —Pues, lo secuestraron, y nunca la policía dio con su paradero. —La voz se le cortó—, y lo dieron por muerto, han pasado tantos años. «Podría estar vivo, y ser el jefe de la organización» pensó Ryan en su interior y apretó sus puños. —¡Qué terrible! —comentó Vanessa, miró a Ryan y lo notó pensativo. —¿Y por qué nos cuentas esto, abuela? —preguntó Ryan. —Porque ya me enteré de que nos van a auditar, y por esa razón he tomado una determinación. —Miró a Vanessa—, considero que la única persona de confianza en este momento es tu novia y por eso he decidido cederle los bienes. Vanessa abrió sus ojos con gran amplitud, se puso de pie. —¡Señora, yo no…! —Miró a Ryan, y suspiró profundo—, yo no quiero que piensen mal de mí, les devolveré hasta el último centavo —comunicó. —Lo sabemos, por eso quiero que firmes los documentos de la sucesión —solicitó suplicando con la mir