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Ryan sonrió al escucharla con esa expresión tan seductora, la tomó por la cintura, la apretó a su cuerpo, sus labios hicieron contacto con los de Vanessa, sus lenguas se rozaron, y el fuego empezó a encenderse. Los dedos de Ryan fueron acariciando la piel desnuda de los brazos de Vanessa, provocando que ella vibrara, y que miles de descargas aceleraran su ritmo cardíaco, y que un voraz incendio empezara a quemar su vientre, y provocara que su ropa interior se humedeciera. El beso se volvió cada vez más intenso, los labios de Ryan se posaron en el cuello de Vanessa, y ella sintió que las fuerzas la abandonaban, los hábiles dedos de él, empezaron a desabotonar la blusa. La mirada de Ryan se volvió oscura, se mojó los labios imaginando tener en su boca esos erguidos senos. Entonces otra vez lamió el cuello de Vanessa, guardó en su memoria el sabor de su piel, su lengua bajó desde el mentón hasta la línea de sus senos. La escuchó jadear y él soltó un gruñido, la apretó más a su cuerpo,
—Está bien —respondió Vanessa sin titubear, confiaba en él, sabía que era un caballero—. Dame unos minutos. —Mordió sus labios. —Está bien —contestó él, y se fue a sentar en uno de los sillones a esperarla. Caroline se había ido a dormir también. Vanessa se metió con rapidez a su alcoba, se desmaquilló, se quitó la ropa, se colocó un pijama de seda de dos piezas pantalón y blusa, se calzó sus pantuflas, y volvió a salir. —Estoy lista. —Te ves muy bien. —Sonrió él. Vanessa carcajeó bajito. —No te burles, vamos antes que vuelva a salir mi mamá, y empiece a interrogarnos. —Me empiezo a sentir como un adolescente —bromeó él—, escondiéndonos de la mamá —Será por poco tiempo, mi mamá se va el fin de semana —expresó con tristeza saliendo del apartamento. —Te daré vacaciones para que la puedas visitar —dijo Ryan, mientras se metían al elevador. Entre tanto Caroline había estado atenta desde su alcoba, observando desde la puerta semiabierta como su hija se escapaba con Ryan. Sonrió c
La penumbra aún envolvía la alcoba de Ryan, y el cuerpo de Vanessa se hallaba enredado en el de él, hacía mucho tiempo que no dormía con una mujer. Las relaciones de él era solo sexo, una noche en un bar, una mujer bonita, un cuerpo desnudo en un hotel, y ni siquiera un adiós. Ryan siempre desaparecía antes del amanecer, así no había segundas citas, ni compromisos, ni nada. Sin embargo, la calidez de Vanessa lo hacía percibir cosas distintas, ella le brindaba paz, disfrutó de sentir como ella descansaba profundamente, entonces él encendió la luz tenue de la lámpara, y la contempló. Vanessa era hermosa, tenía el cabello enmarañado alrededor de su bello rostro, su piel era tersa, suave, blanca, deslizó sus dedos por los hombros desnudos de ella. «¡Joder!, ¡cómo anhelaba probar esa piel con sus labios!» Ryan contuvo la respiración cuando ella se removió, y volvió a dormir en su pecho, entonces depositó un beso en el hombro de Vanessa. «¡Dios ese aroma!»La fragancia de ella, tan dulce
Minutos después Ryan llegó al apartamento. Caroline lo recibió con una amplia sonrisa en los labios, y él supo de inmediato que la mujer o era en verdad una adivina, o Vanessa le había contado lo que pasaba entre ellos. —Pasa querido…—Se hizo a un lado—, futuro yerno —susurró en voz baja. —¿Perdón? —cuestionó Ryan arqueó una ceja y se hizo el que no escuchó, pero la había oído con claridad. —Nada, dije que las niñas no tardan, Vanessa las está finalizando de peinar. Ryan asintió inhaló profundo, sentía ansiedad, no sabía cómo estar frente a Hope, y reprimir las ganas de gritar que era su papá. Y justo en ese momento, su hija apareció, Vanessa en la rubia caballera de la niña, le había hecho dos trenzas, a cada lado, la mirada del hombre se iluminó por completo. —¡Qué linda estás! —expresó con la voz entrecortada—, ven salúdame —solicitó. Hope enseguida se aproximó a él, y lo abrazó. El corazón de Ryan palpitaba con fuerza descomunal, aún le parecía increíble creer que tenía una
Ryan palideció por completo, observó a su abuela, y le pareció estar frente a una desconocida, sintió repulsión de llevar su misma sangre. —No te atrevas, no te metas con Vanessa y Ava —expresó con voz firme—, ella es una mujer ejemplar. —Para ti querido que te tiene ciego, pero para los demás no, sabes bien que puedo comprar testimonios, y la niñita esa iría a parar a una casa hogar. ¿Quieres eso?—Eres un monstruo —resopló, todos los músculos de su cuerpo se tensaron, resopló, tomó la revista en sus manos—. Demandaré a la editorial, y quién hizo este artículo. La abuela soltó una risotada. —Querido, la dueña de la editorial soy yo, así que ahí se publica lo que yo ordeno, así que Ryan, ¿qué decides? ¿Dejas a Vanessa y te comprometes con April?****Vanessa se hallaba reunida con el equipo de ventas, ese día iba a salir con una de las vendedoras, a visitar a posibles clientes. Vane le iba a enseñar a cerrar negocios corporativos, deseaba que todos mostraran sus habilidades y anhe
—¿¡Qué!? Vanessa se puso de pie, resopló, negó con la cabeza, la amenaza de Ryan perturbó su cerebro. —¿Serías capaz? —indagó. Lo miró a los ojos. —Lamentablemente, no me dejas otra alternativa, me he encariñado con Ava, y a ti no deseo perderte. —Bufó y se reflejó en los ojos de ella. Vanessa notó en la expresión de la mirada de Ryan que era incapaz de cumplir con esa amenaza, si la estaba protegiendo de Rose, él no le iba a hacer daño de esa forma. —Tus recursos son desesperados, en el fondo te pareces a tu abuela —expuso Vanessa, se perdió en la verdosa mirada de él. Ryan clavó su vista en Vanessa. Se quedó pensativo. «¿Igual a mi abuela?» repitió en la mente, entonces pensó que al enemigo había que derrotarlo con sus propias armas. —No quiero que te vayas de mi vida, no sería justo —habló con firmeza—. Quédate, encontraré la manera. No somos unos niños a los que un adulto puede intimidar con amenazas. Vanessa suspiró profundo. —Se te olvida que tengo una hija, si
Ryan llegó en horas de la tarde de nuevo al hospital. Ingresó sin tocar a la puerta a la alcoba de su abuela. —Muy bien tú ganas abuela —expuso, mintiendo. La miró con seriedad—, pero tengo condiciones. Rose esbozó una amplia sonrisa. —Viste que yo siempre gano. —Irguió la barbilla con orgullo. —¿Qué condiciones?Ryan se rascó la nuca y empezó a caminar por la alcoba. —Quiero saber ¿por qué odias tanto a Vanessa?—Es muy simple, me recuerda a la mustia de tu madre —resopló—, siempre haciéndose las dignas, pero son las peores, les gusta engatusar a los hombres casados, embarazarse para sacar su buena tajada. —Arrugó la nariz como si percibiera algún mal olor.Ryan apretó los puños fuertemente, sus uñas se clavaron en la piel, pero no le importó ese dolor físico, no soportaba que Rose insultara a su mamá, y menos a Vanessa. Inhaló profundo para contenerse. Volvió a contar hasta diez antes de discutir una vez más con la anciana.—¿Por qué quieres que me case con April Walton? Habien
Caroline se hallaba sentada en la banca metálica del parque. Ava y Hope jugaban en la resbaladera, y ella no les perdía de vista un solo instante. De pronto su móvil sonó dentro del bolso, agachó su cabeza para buscarlo, y las niñas corrieron de la resbaladera a los columpios. Cuando la abuela elevó su rostro, buscó a las niñas con la mirada, se puso de pie como un resorte al no encontrarlas, pero al verlas de nuevo, respiró profundo y respondió la llamada. Raúl aprovechó que la madre de Vanessa se encontraba lejos, como era un hombre muy astuto, se acercó y columpió a un niño pequeño que no podía hacerlo todo, camuflándose como si fuera el padre de aquella criatura, y así no despertar sospechas. Volteó a observar a la madre de Vanessa con discreción y aprovechó para acercarse a las niñas. —¿Las columpio a ustedes también?—Bueno —respondió Ava. Hope tan solo asintió con la cabeza, ella no acostumbraba a hablar con desconocidos, era tímida, reservada con los extraños. Raúl con