Theresa se nota avergonzada y arrepentida, así que limpiando las lágrimas de su rostro se separa de mí un par de pasos, preparándose para hablar.

—Cuando te fuiste, Leon y yo te buscamos por todos lados junto a los niños. Él fue la única persona que tenía a mi lado en un momento de vulnerabilidad, y él se aprovechó de mí para engañarme. Cuando me llamaste para despedirte, dejé que el rastreara la llamada, y así te encontramos en esa ciudad rara en medio del bosque —confiesa mi amiga.

—Espera… ¿Tú también viniste a la ciudad en el bosque? —pregunto sorprendida.

—Sí, Leon y su familia tienen un amigo, lo llaman Russel y tiene una motocicleta, él nos ayudó a entrar.

Una sonrisa de frustración se plasma en mi rostro, ¡Soy una imbécil! Era claro que un demente casi tan loco como Leon debía estar metido en esto, y pensar que “fingió” que lo hirieron y ahora esta haciendo un teatro en el hospital, Russel siempre trabajó junto a los cazadores humanos, ¡Esto es enfermizo!

—Lo siento mucho… —vu